Capítulo 22

1.3K 157 16
                                    

A la mañana siguiente, decidí regresar por mi auto al departamento de Demian. Cuando llego a la entrada del viejo edificio, lo veo allí estacionado, con algunas multas en el parabrisas. 

Tengo suerte que no me lo hayan llevado, sino mi padre se hubiera enfadado bastante, dado que está a su nombre y tendría él que venir a buscarlo. Y desde que le pego fuerte la jubilación no sale para nada de la casa. Y yo que creía que nada podría frenarlo, supongo que la edad nos llega a todos.  

Me dirijo hacía la puerta del conductor para regresar al pent-house de Peter, cuando levanto mi vista y le hecho una mirada. Distingo la que es su ventana, esa que da al costado de la cama, dónde todas las mañanas entraba el sol y nos quedamos viendo uno al lado del otro, la gente pasar, dándole a cada persona una historia que inventábamos en el momento. 

Doy un leve brinco hacía atrás al ver dentro una figura pasar dentro. Llegue a ver una melena rubia. 

- Demian. - se me escapa inconscientemente de la boca y me encamino rapidamente hacía el interior del edificio. 

Subo los escalones de dos en dos a una gran velocidad, me freno al llegar a la puerta y la abro de un tirón, la cuál se encontraba abierta. Unos ojos azules me miran con sorpresa y temor. Siento una gran decepción cuando veo que es una mujer. Aunque fue muy idiota e iluso de mi parte creer que era él, o su fantasma. 

- ¿Arwen? - pregunta la desconocida. 

- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunto molesta. - ¿Qué haces aquí en mi casa? - sigo preguntando. Debí haber traído mi arma, caí en la trampa, ahora está mujer me matara o llevara con quién sea que planeo todo esto. Ella me sigue mirando en silencio. - ¿Cómo has entrado? ¿Qué quieres? - continuo con las preguntas, mientras camino hacía la cocina. Tengo que tomar un cuchillo. Ya lo hice una vez, podré una segunda. - ¡Responde! 

- Lo siento. - se disculpa apenada, sus ojos están algo húmedos. - Soy Vanessa, la hermana mayor de Demian. 

Mis hombros se relajan al oír eso, pero aún así no salgo de mi asombro. La observo con más atención y evidentemente no tiene pinta de ser una asesina a sueldo. Lleva un jean, unas zapatillas, encima sweater y su cabello rubio dorado cae encima de sus hombros. Es igual a él, hasta juraría que son mellizos por lo similares que son. 

- Hola... - es lo unico que logro decir, casi en un susurro. Tengo que admitir que quede paralizada, en modo idiota. 

En verdad soy una idiota si pensaba que era más probable ver su fantasma, a encontrarme con su hermana. Las dos me parecerían improbables, pero la segunda sobre todo, por más descerebrada que parezca al pensarlo. 

- ¿Él te hablo de mi? - pregunta, trayéndome de vuelta. 

- Eh... Me dijo que tenia cinco hermanas. - Nos quedamos observando en silencio. - No quiero que suene brusco, pero ¿Qué haces aquí? 

- Oh... lo siento tanto. - se disculpa apenada. - Es que vine a la ciudad y... no sé... quería... tenía la esperanza de que... - puedo notar como le cuesta encontrar las palabras. - Y todo está como... - no sigue hablando. 

- Si, todo está como Demian lo dejo. - continuo por ella. - No me anime a tocar nada... por muy desordenado que él fuera. 

Ríe levemente. - Si, siempre lo fue. - me mira fijo. - El casero me dijo que seguiste pagando la renta, pero que hacía un tiempo que no te veía. Le rogué para que me dejara entrar, por favor no tomes represalias con él. 

- Está bien. Y es verdad, no vengo mucho por aquí, es que... me mude con un amigo... no podía...

- Lo entiendo. Te agradezco que lo hayas mantenido así. Al menos fui capaz de alguna forma verle de nuevo, entre todas sus cosas. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora