Capítulo 88

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Alanna

La fiesta de la boda sigue celebrándose, incluso luego de que mi hermano y Arwen se marcharan para prepararse que en unas horas salía de vuelo. 

Elena y Nikolai ya se marcharon, y Mason con Benedikt salieron detrás de ellos a los pocos minutos. Yo quede sentada en la mesa dónde nos toco sentarnos, observando a los lejos a Pavel que no para de bailar animadamente en la pista de baile junto con otras chicas. Quede que me volvía con él y Viktor, pero todo parece indicar que tendré que seguir aguardando unas horas más aquí. Nikolai no bromeaba con eso de que el chico genio le gusta mucho parrandear. 

Viktor se sienta en una de las sillas vacía a mi lado. 

- Mira. - ríe, enseñándome su celular. - Mason acaba de enviarme una foto de Nik con la nariz sangrando, al parecer Elena lo golpeo. - vuelve a lanzar otra carcajada. - Creo que ya sabemos cuál va a ser el logo del clan. La imprimiré en camisetas, pines y gorras, hasta en una bandera.  

- Seguro Nikolai se lo merecía. 

- No tengo dudas de eso. Ha hecho lo que todos llevamos un rato queriendo hacer. Arwen debería darle a Elena una insignia dorada, una condecoración, o algo como eso. - vuelve a mirar la foto y lanza otra risa divertida. 

Sonrío. Dios sigue siendo un niño. Los tres en realidad lo son. Sin importar que los otros dos se hagan los machitos duros. 

- ¿Viste a Maksim? - pregunto, cambiando de tema. 

Viktor me mira, con una expresión neutra. 

- Si. - responde en un hilo de voz. - Hable con él por un rato. 

- ¿Sabías que Cassian lo había invitado? - sigo preguntando. 

- Si, pero no creímos que vendría. Realmente nos sorprendió. - responde. Se queda observándome en silencio por unos segundos. - Se dónde se está hospedando. - agrega. - Se queda allí hasta mañana que sale su vuelo de vuelta a Seattle. 

- ¿Por qué lo mencionas? - pregunto extrañada. 

- Se que siempre fue tú idea irte con él a Estados Unidos, pero no tenías para el boleta. Ahora tienes el dinero para hacerlo si así lo quisieras. - dice. - Por eso me sorprendió que lo evitaras toda la noche. Creí que querías irte a otro lugar bien lejos y empezar de cero. 

- Ya no estoy tan segura de eso... 

- Nadie te juzgara si quieres marcharte. Todos en algún momento lo pensamos.

- Me gusta el lugar dónde estoy ahora... 

Sonríe de lado. - Si, a mi también. - hace una pausa. - Quién lo diría, ¿no? 

- Si...

- Y eso que estuviste a punto de dispararle la primera vez que la conociste. - agrega divertido.  

- Era demasiado bueno para ser verdad. Pensé que solo era una mujer más queriendo aprovecharse de Cassian. 

- Cassian solía ser anti mujeres, se mantenía lejos de ellas, a menos que se tratara de sexo ocasional. Supongo que lo de nuestra madre lo afecto mucho.

Los dos quedamos callados por unos minutos. 

- Una vez la vi... - agrego. - Iba tan ebria que no me reconoció. 

Viktor suspira. - Hay mujeres que no entiendo como pueden ser madres. 

- Todo hubiera sido peor si Cassian no hubiera... - no logro terminar la oración. 

Él apoya su mano sobre la mía. - Lo sé, yo también pienso así. 

- Sabes, pase muchos años sintiéndome culpable. 

- ¿Culpable? - pregunta extrañado serio. - No fue tú culpa que ese hijo de puta abusara de ti. 

- No, no me refiero a eso. Sino que Cassian haya tenido que pagar por algo que no le correspondía. 

- ¿Es por eso que le rehúyes tanto? ¿Porqué temes que te eche la culpa? 

- Si. - respondo. 

- Oh vaya... creí que era porque lo odiabas, de hecho todos lo creímos, como si de alguna forma lo culparas. 

- ¿Culparlo? ¿Después de lo que hizo por mi? Claro que no. Solo sentía mucho remordimiento, se le arruino la vida luego de eso. Ese día que se aprecio en tú casa, creí que venía para echarme la bronca. 

- No puedo creer que hayas pensado eso, Alanna. Mira, se que Cassian tendrá un millón de traumas y demonios en su cabeza, pero estoy muy seguro de que si hay algo de lo que no se arrepiente fue de lo que hizo con Vladimir. - hace una pausa. - Tú no viste su cara ese día. Era la locura en su máximo esplendor, y una vez que termino quedo satisfecho, estaba feliz de alguna manera. Fue escalofriante. Mak estaba asustado, pero yo maravillado. Ver a Cassian levantarse e imponerse me dio mucha satisfacción. Claro, hasta que lo esposaron y se lo llevaron. Desde entonces no puedo evitar pensar que Cass solo muestra una parte de toda esa oscuridad que lleva en su interior. El día que se desate, en potencia con Arwen... carajo. 

Volvemos a quedar en silencio, con la fuerte música de fondo, mientras los invitados siguen bailando en la pista de baile. 

- ¿Qué diablos con nuestra familia? - sigo diciendo. - Si que nos vino a tocar una bien jodida y complicada.

- Lo sé, pero todas lo son, solo que algunas más que otras. 

- Llegué a pensar que podría tener una vida tranquila y normal como Maksim, pero ahora no creo poder encajar en esa quietud. 

- No estamos hechos para eso. Maksim es la excepción, no la regla. - queda pensativo. - Eso decía papá... que debíamos ser la excepción, no la regla. 

- No me acuerdo nada de él... - menciono con tristeza. - ¿Cómo era? 

- Yo lo veo muy reflejado en Cassian. - hace una pausa. - Muchas veces cuando pienso en él y lo extraño, tan solo me basta observarlo a Cass e imaginármelo como si fuera él. Pero papá era más encantador con todo el mundo, nuestro hermano es más selectivo. 

- ¿Era así como tú? 

Menea la cabeza. - Si, podría ser. - sonríe con esa sonrisa dulce y tan reconfortante que tiene. - Era muy bromista, le divertía hacer encabronar al dúo dinámico. 

- Como si eso no fuera sencillo. - digo con una sonrisa. Viktor ríe. 

- Se que ahora estaría orgulloso de nosotros, viéndonos trabajar los cuatro juntos para que nuestro apellido logre alcanzar eso que siempre quiso. 

- ¿Crees que tendremos un mejor resultado? 

- Estoy convencido de eso. - responde con seguridad. - Tenemos una Marshall de nuestro lado, y no cualquiera, sino la mejor de ellos. 

- En ese caso me alegra no haberme ido con Maksim. - sonrío levemente. - Mi lugar esta aquí. 

- Claro que si, aquí con tú equipo. - pasa su brazo por encima de mis hombros y me atrae hacía él, abrazándome. - Tenemos que dejar toda esa vida atrás. - me susurra. - Y enfocarnos en lo que somos ahora. No sigas cargando con ese remordimiento. Ya todo está bien. 

- Gracias, hermano. 

- Ya no estás sola, ninguno de nosotros lo está. 

- Si que estamos ebrios... 

Lanza una fuerte y sonara carcajada. - Si, es verdad, lo estamos. Típica charla de ebrios sentimentales. - me observa. - Estás guapísima, por cierto. 

- Aún así nadie me invito a bailar. 

- Eso es porque llevas esa cara de "odio a todo el mundo", la gente se intimida. - se para y me extiende su mano. - ¿Bailarías conmigo, mi hermanita bebé? 

- Solo si no vuelves a llamarme así. 

- Trato. 

Tomo su mano y me paro. Nos encaminamos hacía la pista que está en medio del salón y comenzamos a bailar la música disco que suena, mientras río al ver los movimientos y las expresiones de mi adorado hermano mayor. 

Ya todo está bien. - oigo su voz en mi cabeza. Y realmente lo siento así. 

Ya todo está bien...

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora