Capítulo 85

1.3K 142 7
                                    

Hola! Los siguientes capítulos serán como unos capítulos breves que van a estar narrados por los demás personajes y sobre lo que hicieron luego de la boda. Va a haber uno de Arwen con Cassian, de Mason con Benedikt, Nikolai con Elena, otro de Alanna y otro de Viktor. Como para descomprimir un poco. 

Espero los disfruten! 

***

- Me gusto haber conocido a Maksim. - digo.

Estamos en nuestra habitación, terminando de empacar para irnos al aeropuerto y así empezar nuestra luna de miel. Nuestros invitados quedaron aún en la fiesta, al igual que los demás del equipo. El vuelo sale esta misma noche. 

- Me alegro haberlo visto, también que lo conocieras. - dice mientras está parado frente a su maleta, acomodando su ropa. 

- ¿Hacía cuanto que no se veían? - pregunto. 

- Eh... unos 10 años. 

- Vaya... - exclamo con sorpresa. - Si que ha sido hace un tiempo...

Cassian levanta la mirada y fija en mi. Hay algo de pena en esos ojos oscuros. - La ultima vez que lo vi fue antes de que me arrestaran, cuando... mate y queme a nuestro padrastro. Aún no olvido como me miro, con tanto miedo... 

- No creo que haya sido miedo de ti. 

- Créeme, era por mi. Puede que tú no te hayas asustado de estar en esa situación porque en parte estás acostumbrada a ello, pero ver a tú hermano menor en ese ataque de locura puede asustar a cualquier otro. Además, Mak siempre fue... - hace una pausa pensativo. - Distinto...

- ¿A que te refieres? 

- A que siempre fue el hermano bueno. - responde sentándose en el borde de la cama. - Ya sabes... el inteligente, responsable, era quien nos cuidaba y mantenía fuera de los problemas, quien nos ayudaba con la tarea y nos obligaba a bañarnos. Mak es de los que creen que todas las personas pueden ser buenas, sin importar que actúen como unos hijos de puta. Jamás lo oí quejarse por algo, o maldecir a alguien. Nikolai y yo siempre fuimos los mellizos diabólicos, Viktor por más que era el chico más encantador que podías conocer, tenía su lado malo y le gustaba dejar llevar por él. Maksim, en cambio, no tenía nada de eso. 

- Vi como lo mirabas mientras hablaba, realmente era importante para ti, ¿no? 

- Era como nuestro modelo. Lo veíamos y era el mejor hermano, ningún otro hermano mayor se podía comparar al nuestro. Ese era nuestro pensamiento de pequeños. - sigue diciendo. - Luego, de más grande, no pude evitar preguntarme a mi mismo si él hacía todo ese esfuerzo y se enfocaba tanto en dar lo mejor de si, solo para que nosotros lo viéramos como un rol de padre y que seamos mejores... - queda pensativo. - Algo así como que nos dejáramos llevar por ese lado de luz que irradiaba, y no toda esa oscuridad y maldad que tenía nuestro padrastro y madre. 

Me paro frente a él, quedando entre sus piernas. Apoyo mis brazos sobre sus hombros y acaricio su cabello. 

- Si es así sin duda es el más fuerte de ustedes. - digo. - No cualquier persona pone a los demás por encima de si mismo. Es algo muy altruista y noble. 

- Mak es así... - dice con una sonrisa dulce en su rostro. 

- Ahora pueden tenerlo de vuelta en sus vidas. - sigo diciendo. - Podemos viajar a visitarlo. 

Niega. - No. 

- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunto sorprendida. 

- No quiero meterlo en nuestro mundo, él no pertenece aquí. - responde firme. - Es mejor que siga con su vida como si nada. Solo conseguiríamos alterar todo eso por que tanto lucho... tener paz. Va a estar más seguro sin nosotros. 

Al oír eso enseguida pienso en la historia de papá y Renn. Dos hermanos totalmente diferentes y con distintos objetivos, que cuando uno de ellos quiso acercarse al mundo del otro termino muerto, junto con su familia, de quién solo quedo Jude. 

La vida fue injusta con el hermano bueno, que quería hacer de su vida algo mejor. Es como si su familia hubiera quedado maldita. Primero fueron asesinados él y su esposa, luego su hijo mayor a manos del menor, y que a pesar de que Jude es una de las personas más buenas y dulces que conozco, se que en el fondo todo esto le pesa. Aún más luego de lo sucedido con Aiden. 

Comienzo a creer que en verdad es como una maldición. Las personas que no quieren formar parte de nuestro ámbito, pero que luego terminan involucrándose de alguna manera, luego tienen finales trágicos. 

Entiendo la decisión de Cassian de alejar a su hermano de esto. Es bastante sensato. 

Asiento. - Está bien. 

- Me quedo con lo feliz que me hizo haberlo visto una ultima vez, y comprobar que sigue siendo el mismo. 

- ¿Nunca has arrepentido de lo que has hecho? - pregunto. 

Queda pensativo. - No. - responde luego de unos pocos segundos. - No me arrepiento de haber matado a ese hijo de puta. Se que lo volvería a hacer, sin dudarlo, aún sabiendo todo le infierno que se me viene después, pero nunca sentí tanta paz como luego de haber hecho eso. En ese momento me conocí a mi mismo, al verdadero yo. Luego de eso no hubo marcha atrás. Así que no, no me arrepiento de eso que hice. Puede que haya traumatizado a mis hermanos, pero ahí se dieron cuenta del hermano que tenían. Así que no actuaría de forma diferente. - hace una pausa. - Ahora que sabes esto, ¿te arrepientes de casarte con asesino? 

- No soy Heidi, Cassian. 

- ¿Y eso que? Eso no fue lo que pregunte. Porque puedes ser la persona más mala del mundo, y sin embargo querer estar con alguien que sea lo opuesto a ti. 

- No busco a alguien que sea lo opuesto a mi, sino que me complemente porque ambos somos iguales y vamos para lo mismo. - acaricio su rostro. - Yo se que puedo tener al hombre que quiera. Y lo tengo. Ese eres tú. - Dejo un beso corto en sus labios. - Ahora, ¿Me vas a decir a dónde vamos? 

Niega con una sonrisa divertida. - No. 

- Pues supongo que es un lugar con playa, ya que me has hecho empacar ropa ligera. 

- Así es, supuse que tendrías ganas de alejarte del frío extremo de aquí. 

- Comienzo a acostumbrarme, pero aún así me muero por estar en bikini, tirada bajo el sol, con un trago en mi mano. 

- Acabo de imaginarme eso y me encanta. - agrega pícaro. 

Lo empujo hacía atrás, por lo que queda acostado y yo me siento encima suyo. Llevo mis manos a su cuello y me acerco para unir nuestros labios. Cassian apoya sus manos en mi trasero. Nos besamos con intensidad y cierto desenfreno. En estos momentos lo deseo más que nunca. Sus gruesos labios atrapan los míos, mientras los muerde y tira de estos. Nuestras lenguas húmedas chocan en nuestras bocas, en un jugueteo brusco que siempre consigue excitarnos. 

Ambos peleamos por el control y es ahí dónde nos complementamos, ya que los dos en parte cedemos y creamos esa unión. 

Interrumpo en beso, apartando mi labios de los suyos. Cassian me mira con decepción. Me enderezo, quedando sentada encima suyo.

- Ahora que estamos casados, nuestros matrimonió se va a basar en una regla. 

- ¿Cuál? - pregunta con su respiración agitada. 

- La regla de las cuatro "c". 

- Tendrás que ser más especifica, su real emperatriz. 

- Confianza, comunicación, comprensión y... coger como animales salvajes en peligro de extinción. 

Se le forma esa sonrisa arrogante que tanto me vuelve loca. 

- Me parece excelente su nuevo decreto. - dice. - ¿Podemos poner el marcha la ultima c? 

- ¿La de comprensión? 

Ríe. Aprisiona mi rostro entre sus fuertes y grandes manos, y me atrae hacía él, volviendo a unir nuestros labios. 

Cassian, Cassian, Cassian.... que loca de amor y deseo que me traes. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora