Capítulo 98

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Con Cass, una vez que terminamos, salimos de mi habitación y nos encaminamos para regresar a la reunión con los demás. 

- Me siento sucio. - me dice, mientras seguimos recorriendo los pasillos para bajar. - Es como si acabara de profanar el cuarto de una niña pequeña, para hacer cochinadas. 

Río. - No seas idiota. 

- Aún puedo sentir la mirada juzgona de todos tus muñecos. Juraría que el Ken me quería apuñalar. 

- Eres el primero con el que tengo sexo en mi habitación de casa de mis padres. Aún siento la adrenalina de lo prohibido. 

- Solo agradezco que tú padre no haya abierto la puerta en el momento en el que atravieso con mi pene la vagina de su hija favorita. 

Vuelvo a reír. - Hubiera sido muy divertido de ver, por más que mi padre este viejo se que puede sacar la fuerza de algún lado para estrangularte. 

- Hubieras quedado viuda con 22 años. 

- Siempre quise un sugar que me lleve a Dubái en su yate. - respondo divertida. - Ya sabes, para comprobar la experiencia.  

- Ja ja. - dice él con serio, con sarcasmo, mientras bajamos por las escaleras.

Río y dejo un beso en su mejilla. No se si ha sido el sexo o que me haya hecho reír, pero ahora me siento más tranquila y relajada desde que llegamos aquí. 

A medio camino nos cruzamos con mi madre. Nos detenemos, quedando frente a frente.  

- Hija, ¿crees que podamos hablar por un momento? - me pide ella. La observo en silencio, sin decir nada. - Por favor. - agrega con algo de suplica. Papá, que está detrás suyo, me dedica una mirada de esas de perrito mojado. 

- Está bien. - accedo. 

Me dedica una sonrisa dulce. - Genial. - posa su mirada en Cassian. - Solo te la robaré por unos minutos. 

- Claro. - responde él. 

- Ven Cassian, te daré a probar un vaso de mi whisky favorito. - dice papá, pasando su brazo por encima de los hombros de Cass y dándose la vuelta para regresar al jardín.  

Mamá comienza a avanzar para el otro lado y yo camino detrás suyo hasta llegar a la oficina de papá. 

Este día si que no me da tregua, ya quiero que se acabe. 

Nos sentamos en el sofá esquinero que se encuentra allí dónde siempre, otra cosa que se mantiene igual a pesar de los años es el aroma que hay aquí dentro. Una mezcla entre un aroma a whisky y a habano. Son dos olores fuertes, que la gente normalmente lo podría llegar a encontrar algo desagradable, pero no para mi porque la fragancia de esas dos cosas en conjunto es lo que simboliza mi padre y su clan. 

- Tú padre quería que esperara a que pasara el día de hoy para hablar contigo, y así no asfixiarte. - comienza a decir. - Pero la verdad es que necesito hacerlo ahora. Después de tres años sin verte, ni hablarte, no puedo seguir sin que hablemos de lo que sucedió... 

- Mamá... 

Apoya su mano sobre la mía. - Por favor, déjame hablar primero. - me pide. Asiento. Hace una pausa. - Estos tres años no han sido sencillos para mi, para ninguno de nosotros en realidad, cada día he sentido como si me hubieran arrancado una parte de mi. Se que ha sido culpa mía que hayas elegido alejarte de tú familia y... 

- Mamá, de una forma u otra, igual me hubiera ido. - la interrumpo. - Puede que esa situación allá sido el empuje inicial, pero tarde o temprano iba a suceder. Mi lugar no era allí, al menos ya no más. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora