Capítulo 1

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~PARTE 1~

Arwen Marshall. 

Ese es mi nombre. Reténganlo y no lo olviden, porque ese nombra va a lograr muchas cosas.

****

- Buenos días, señorita Arwen. - me saluda el chofer, cuando me subo al auto. 

- Hola Glenn. 

Me observa extrañado por el retrovisor, mientras comienza a conducir. - ¿Por qué no lleva el uniforme de tenis?

- Que observador. - me hago hacía adelante. - Porque no me dejaras en el club, iremos al asilo. 

- ¿Su padre está al tanto de eso? 

- Claro, como lo está que la semana pasada te estuve esperando 10 minutos luego de que terminaran mis clases en la universidad. 

- Tenía poco combustible y la fila era larga. - se excusa. 

- No importa el motivo, sino el que hayas dejado a la hija de Kian Marshall sola, aguardando, siento un blanco fácil de secuestro. 

Suspira. - Será la muerte para mi, señorita Arwen. 

Si me pagaran cada vez que alguien me dice eso, sería billonaria. 

Palmeo su hombro. - Tranquilo Glenn, solo debes aguantar un poco más, ¿Qué acaso no estás cerca de jubilarte? 

- Si. - me responde. - Si es que llego... - se dice a si mismo. 

Regreso a mi asiento. - Tú tranquilo, no te meterás en problemas. Mi padre no se enterará. 

- Su padre se entera de todo. 

- No cuando tiene que ver con su hija favorita. 

- No será solo la muerte para mi, señorita Arwen, sino también para su padre. Y eso lo que lo consideran el hombre más invencible. 

- Si, bueno, de algo hay que morir. Todos tenemos una debilidad. 

- ¿Y cuál es la suya? - pregunta con curiosidad. 

- Yo soy la excepción a la regla. - respondo. - Ahora andando, que no quiero llegar tarde. 

- Si señorita Arwen. 

Glenn conduce el largo recorrido hacía la ciudad. He hecho este trayecto la mayor parte de mi vida, pero nunca me puedo contener de mirar por la ventanilla y no quitar mi vista de está. Nueva York. Nuestra ciudad. 

 El auto se detiene una vez que llegamos al frente de la pizzería, que es la fachada del "asilo". El asilo vendría a ser algo así como nuestro cuartel general, es como el corazón del clan. Todo funciona dentro de esas paredes subterráneas. Mi padre tenía tan solo 25 años cuando levanto su clan de la nada y tomo la ciudad como suya. 

Sin duda la persona que más admiro en el mundo es a mi padre. Es el hombre más poderoso, más temido y respetado. Sus hazañas son increíbles. Se abrió paso por la ciudad, no tardo en convertirse en una de las personas más influyentes de Nueva York, porque no solo es la cabeza del clan, sino que también es el dueño de muchos negocios que están más a la vista y que son legales... hoteles, casinos, restaurantes. Desde que soy niña que siempre lo he admirado y he querido ser como él. Toda mi vida me he pasado viéndolo y analizando cada movimiento y cada expresión de su rostro. Nunca me ha importado lo que las malas lenguas digan de él, yo se bien quien es y solo puedo decir que mi padre es alguien maravilloso.

Si, muchas personas no van a coincidir con mi definición de maravilloso, pero ¿Qué pretenden? Soy una Marshall. No nací para ser una suave brisa de viento, nací para ser tormenta y arrasar con todo a mi paso. Nací con un inasible apetito por la destrucción. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora