Capítulo 76

1.3K 146 46
                                    

- ¿Me vas a contar que fue lo que hablaron con Cassian? - le pregunto a mi padre, una vez que terminamos de comer. 

Los dos salimos a cenar a un restaurante para recibir juntos mi cumpleaños, es nuestra ultima noche juntos antes de que regrese a Nueva York. 

- No. - responde. - Pero si te voy a decir que tenías razón. 

- Se que siempre la tengo, así que ¿podrías ser más especifico? 

- Tiene un gran potencial. - responde. - Y ambos parecen querer lo mismos. Llegaran lejos. 

- Lo sé. - digo con una sonrisa. - ¿Qué sucede? - pregunto al notarlo serio. - Para ser que se calmaron tus sospechas no te noto más tranquilo. 

- No es nada, pequeña, es solo que.... - hace una pausa. - No puedo creer que alguien pueda merecerte... - sonríe. - Pero al parecer no puedo hacer nada.

- Yo creo que nos merecemos el uno al otro. 

- No es que no tuviera fe en ti, porque sabes que creo en tú capacidad de lograr todo más que nadie, pero me voy muy feliz hija al ver que estás tan bien, rodeada de un buen equipo y que van encaminados hacía la cima, conseguirán todo lo que se propongan. Estoy muy orgulloso de ti. Haz hecho un gran trabajo. 

- Gracias papá. Significa mucho para mi que tú lo digas, siempre has sido mi mayor inspiración. 

Sonríe. - Mi hija lograra grandes cosas. 

- De eso no tengas dudas. - respondo con una sonrisa. - ¿Te veré entonces en cuatro meses para la boda?

- Aquí estaré, para caminar juntos por el altar. - sus ojos están húmedos. - Para entregarte... como si fueras un paquete. 

Apoyo mi mano sobre la suya. - Siempre seré tú pequeña, sin importar nada. 

- Sabes... Cuando te tuve por primera vez en mi brazos y con tú pequeña manito te aferraste a mi dedo, ahí conocí lo que era el amor más grande que podría llegar a sentir por una persona. Eres mi verdadero amor, hija. 

- Ay papá. - exclamo conmovida. 

Pasa la yema de sus dedos por sus ojos. - Lo siento, es la edad y que me he juntado mucho con Hardy últimamente. Está en un club de poesía. 

Río. - Espera a ver mi vestido de boda, ahí si que vas a llorar. 

- Entonces, ¿quieres hacer la boda aquí? - pregunta. - Porque podríamos trasladarla a Nueva York, que es tú ciudad. O a dónde tú quieras. Tú hermano nos salió barato con su boda furtiva, así que contigo no vamos a escatimar en gastos. 

- Gracias por la oferta, papá, pero no. Ahora aquí es mi lugar, y Moscú mi ciudad. 

Hace una mueca de desagrado. - Jamás creí que saldrían esas palabras de la boca de alguno de mis hijos. 

- Rusia ya no son los Vólkkov. - digo firme. - Voy a borrar ese apellido. Por mamá, por ti, por el hermano de Rocco, por Finn, por Demian, Natalie e Izan, y toda nuestra gente. Quedará nada de ese clan, y todo por lo que trabajaron por décadas. Se perderá ese legado para dar paso a uno nuevo... Los Markov. Y liderados por la hija del hombre que los destruyo.  

Sonríe con satisfacción. - Eso me gusta más. - dice. Me observa pensativo. - Me pregunto si tus tíos habrán sentido conmigo el mismo terror que yo siento ahora mismo al oírte. Porque si que tienes talento para la parla. ¿Habrás sido una bolchevique en otra vida, o una política? 

Río con sarcasmo. - Que divertido eres. 

- Te dije que el sentido del humor se me había aflorado. - dice con una sonrisa divertida en su rostro. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora