Una vez que termino de hablar con Renn, regreso a adentro para encontrarme a Cassian hablando con Izan, sentados en la mesa de la cocina. Al percatarse que estoy, ambos posan su mirada en mi.
- ¿Y bien? - preguntan a dúo.
- Tú padre ha accedido.
- ¡Si! - exclama el menor eufórico, parándose y levantando sus brazos hacía arriba.
- No te entusiasmes tanto que no te has ganado un viaje a Disney. - sentencio.
- Y tú tía no es Minnie Mouse. - agrega Cass divertido.
- ¿Estás seguro de que quieres esto? - le pregunto a Izan. - Necesito que me des una respuesta ahora, porque una vez que empecemos a entrenar no habrá marcha atrás. No permitiré que un muchacho me haga perder tiempo valioso. Si quieres volver a tú casa con tus padres y tus hermanos y seguir siendo un adolescente normal, este es el momento de decirlo.
- No soy un adolescente normal. - responde con voz firme y segura. - Y no quiero serlo tampoco. Quiero ser alguien fuerte, que cuando la gente me mire me respete y que no me sigan viendo como un niño enfermo e indefenso que necesita cuidados.
- Bien entonces. - hablo con satisfacción. - Ven, toma tus cosas que te enseñaré cuál será tú habitación.
- Si. - se gira hacía dónde está su bolso apoyado en el piso, se lo cuelga al hombro y se acerca a mi. -
Los dos salimos de la cocina y nos dirigimos hacía las escaleras, subimos y nos adentramos a la primera puerta. La habitación es una de las que da al frente de la casa. Tiene una cama grande, una mesa de noche a casa lado y un amplio armario.
- Hace un largo tiempo que la habitación lleva vacía. - comento abriendo la ventana para que se renueve el aire. - Es por eso que huele a encierro. - lo miro y veo que está abrazándose a si mismo mientras tirita por el viento gélido que entra. Río. - Ya te acostumbraras al frío.
- Hace mucho más frío que en Nueva York. - menciona.
- Ni te imaginas. - agrego divertida. - Luego iremos a la ciudad, para comparte ropa para entrenar y algunas prendas térmicas, serán tus mejores aliadas. Y ya que estarás aquí por un tiempo podrías decorar la habitación como tú quieras.
- ¿Enserio? - pregunta con una sonrisa.
- Si, no veo por qué no. - respondo.
- Gracias, tía Arwen.
- Dejare que te instales y que descansas un rato, luego vendré por ti y te presentaré al equipo. ¿Si?
- Si, gracias.
Le dedico una leve sonrisa y salgo de la habitación, cerrando la puerta tras de mi. Bajo y vuelvo hacía la cocina, dónde Cass aún está sentado allí, fumando. Me siento a su lado.
- ¿A que se refería con "niño enfermo"? - pregunta extrañado.
- No se si lo recuerdas, pero Izan nació esa noche, ya sabes cuál, y nació prematuro. Al parecer eso le trajo algunas complicaciones en su salud, es por eso que lleva esa anomalía en los ojos, creo que también tiene asma y no se que más, ya me parecía que era más pálido aún que un Marshall normal.
- ¿¡Has accedido a entrenar a un chico que es más propenso que los demás a que le de un ataque luego de dos días entrenando contigo!? - exclama exaltado.
- No exageres, ni que fuera una dictadora como Stalin, no soy tan dura. - me sigue mirando estupefacto. - ¡Nada le sucederá!
- No quiero en mi consciencia que permití que explotaras hasta la muerta a un pobre muchacho.
ESTÁS LEYENDO
Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)
Romance*SPOILERS "ATRAPADO CONTIGO"* Arwen Marshall es la hija del jefe del clan que domina la ciudad de Nueva York. Cuando cumple la mayoría de edad, lo ve como la oportunidad para conseguir lo que siempre ha querido... ser una de las mujeres más poderosa...