Capítulo 81

1.2K 143 19
                                    

Todas las opciones que me dejo Elena eran de color blanco. Así que opte por uno de los vestidos cortos, de mangas largas abullonada, todo brilloso, con unas botas altas. Al salir de la oficina de Cassian, luego de terminar de alistarme, me cruzo con Rocco, quién me observa con esa mirada de "Quiero que hablemos a solas". 

Me encamino hacía él y luego de ponerme un tapado sobre los hombros, pasa su brazo por estos y comenzamos a caminar juntos, dirigiéndonos hacía afuera. 

- ¿Ya lo conociste? - pregunto al estar ya solos los dos en el frío.

- Estuve hablando con él toda está semana mientras organizábamos la sorpresa.

- ¿Y que opinas?

- ¿Desde cuando a ti te importa lo que los demás piensen? - pregunta divertido.

- Lo sé, pero igual quiero oírte...

Queda pensativo unos segundos. - No lo conozco de tanto, pero por la impresión que me dio, diría que podría ser un Marshall tranquilamente. - hace una pausa. - Es serio e introvertido, pero tiene el mismo aura explosiva que ustedes. Aniquilaría una ciudad con la facilidad con la que respira. Claro que no es tan malhumorado como tú padre, ni tan elocuente como tú. Está en un punto medio...

- Vaya, lo has descripto a la perfección. Que escalofriante.

- Y algo me dice que es arrogante...

- Lo es, y eso me encanta.

- Me lo supuse por eso.

- De igual forma, por más que lo sea, siempre me deja ganar y salirme con la mía.

- No podrías aceptar menos.

- Por supuesto que no. Mi padre me ha tratado como una reina, y como el centro de su vida, por 20 años, no voy a esperar menos que eso. - Se detiene y queda observándome en silencio, mientras estamos fuera, parados sobre el suelo cubierto de nieve. - Anda, puedes empezar con tus regaños.

- No voy a regañarte como si tuvieras 15 años. Ya deje ese hobbie atrás. Quiero algo de paz mental.

- Es irónico que mis padres nunca me hayan regañado, pero tú si. Eres algo así como mi padre postizo.

- Tuyo y de tú hermano. Las canas que tengo me las han sacado ustedes dos.

- Anda, se que no puedes resistirte a darme uno de tus discursos. Puedes empezar. Ya aguante el de mi padre, yo creo que podré con el tuyo también.

- ¿Qué estás haciendo? - pregunta con preocupación.

- Tendrás que ser más especifico.

- ¿Casarte con 20 años, enserio?

- ¿Por qué a todos los altera tanto el hecho que vaya a casarme? Creo que es lo que más les perturba de todo lo que ha sucedido.

- Es que... creo que hablo por todos los que te conocemos que... - queda pensativo, mientras busca las palabras para hablar. - Que era más probable que adoptes 20 gatos y te vayas a vivir a una isla solitaria, a que... a que te cases.

- Soy alérgica a los gatos.

- Precisamente. - sigue diciendo. - Es que tú... - vuelve a quedar en silencio, pensativo.

Suspiro con fastidio. - Di lo que estás pensando y que tienes atorado en la garganta. Atrévete, cobarde.

- Eres un bloque de hielo. - anuncia.

- Vaya...

- Y...

- Oh, ¿hay más?

- Ehm... Y siempre fuiste la más dura y reacia a todo. Y ahora sales con que te vas a casar. Con honestidad, estoy preocupado. Ya se que tú padre dio su sagrada aprobación, pero... - pongo mis ojos en blanco. - ¡No me hagas esa miradita Arwen Marshall! - sentencia apuntándome con el dedo.

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora