Capítulo 53

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Para cuando llegamos a la casa, Cassian y sus hermanos no tardaron en llegar. O mejor dicho Cassian, sus hermanos y sus seis perros. Si, seis. Supongo que tengo que agradecer que no sea alérgica. Sino tendría que haberlo sacrificado... y me refiero a Cassian. 

- ¿Una carrera para ver quien consigue las mejores habitaciones? - pregunta Viktor divertido, apenas entramos. Luego de que los seis perros se nos adelantaran y empezaran a correr. 

- Yo sigo teniendo mis dudas sobre esto. - dice Nikolai, observando a su alrededor. 

- Ya somos dos. - susurra Mason. 

- ¿Qué? ¿Acaso extrañas nuestro viejo departamento? - le pregunta Cassian serio a su mellizo. 

- Había peste y humedad, pero al menos no fantasmas, o presencias siniestras, como prefieras llamarle. - sigue diciendo. 

Viktor comienza a reír. - ¿Esto es una conversación real? ¿O la estoy imaginando? Porque no sería la primera vez... 

- No seas idiota. - lo regaña Alanna con fastidio al mayor. 

- ¿¡Yo!? ¿¡Has oído lo que dijo Nikolai!? 

- Si, pero lo que tú digas siempre va a sonar más idiota. 

- ¿Tengo que recordarles que soy el mayor? - exclama. Los tres hermanos lo miran escépticos. Y es ahí cuando es bien notorio el parecido entre ellos. 

- Ustedes pueden seguir peleando, yo iré a acomodarme en mi habitación. - digo encaminándome hacía las escaleras. - Ven conmigo. - agrego al pasar junto a Cassian. 

- Uh, alguien está en problemas. - dice Viktor pícaro. - Estoy seguro que con unos buenos latigazos en el trasero aprenderá, ya está acostumbrado a ellos...

No puedo evitar llevarme una gran sorpresa cuando Cassian se acerca a Viktor como un león atacando a una presa y lo tomo con mucha brusquedad de la ropa, atrayéndolo hacía él. Lo observa con esa mirada oscura penetrante 

- ¿¡Todo es un chiste para ti!? - exclama furioso, pero sin levantar la voz. Tan solo hablando con esa firmeza gélida que te paraliza. 

La mirada vivaracha de Viktor desaparece para tomar lugar la mirada inquisidora de los Markov. - Si no me tomara las cosas de esa forma, o si no viera como veo todo, lo más probable es que hubiera agarrado una bonita soga, la hubiera pasado como un collar alrededor de mi cuello, como el perrito vagabundo que soy, y para finalizar colgándome de un ventilador de techo. - dice. Hace una pausa. - De hecho, una vez lo intente, pero como todo en mi casa funciona mal, se estrello contra el piso, encima mío. Ni para morirme sirvo, Cassian. 

Suelto mi maleta y me dirijo hacía donde están ambos. 

- Suéltalo, Cassian. - ordeno molesta. Este lo sigue sujetándolo, sin quitarle la mirada de encima. - ¡Que lo sueltes he dicho! - agrego alzando un poco más la voz. Ahora si parece hacerle efecto lo que digo, y lo hace. Miro también a los demás. - Es hora de que empezamos a comportarnos, que dejemos de actuar como unos niños. Acá la primera regla es que el clan es lo primero, es la prioridad. Mientras estemos en el trabajo no me den importar las bromas, las peleas, los traumas de la infancia, ni nada de eso. Luego, si quieren matarse entre ustedes, háganlo, siempre y cuando lleguen al otro día, no importa si les falta un dedo, lo que si es que puedan hacer su trabajo como corresponde. - clavo mi mirada en Cassian. - Te lo he dicho en repetidas ocasiones... no me sirves, te disparo. Y me busco al que sigue. - me encamino de nuevo hacía las escaleras y tomo mi maleta. - Te espero arriba cuando dejes de actuar como un salvaje. 

Termino de subir y me adentro en la habitación que ya había designado como mía, la cuál es la principal de la casa, ya que está a la mitad y es la unica con un pequeño balcón, un baño privado y un enorme vestidor. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora