57 👹 originibus

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Años atrás...

Rinka despertó, pero no fue por voluntad propia. Aquel hombre con su sonoro micrófono, la música propia de circo de fondo y el público expectante tuvieron algo que ver.

-¡Observen! - Exclamó el hombre. - ¡Un ángel de alas negras! ¡Un ángel caído del paraíso! ¡Un enviado de Lucifer!

Rinka se volvió a tumbar sobre la tarima del escenario y se envolvió con sus alas. 

Aquel circo era realmente caro y exclusivo, tenía piezas únicas y su atracción principal era Rinka. Todos los miembros del público tuvieron el mismo pensamiento al verla, que estaba muy bien logradas las alas y que aquella niña era muy buena actriz. Pero no era una farsa, Rinka era tan real como sus alas. Ni ella misma sabía de dónde venía. Llevaba 6 años en el mundo humano y, aunque tuviera cuerpo de niña pero mente de adulto, no sabía nada de sus orígenes.

Una de las familias que habían asistido a aquel circo era la familia Dash. Formada por George Dash, un magnate belga con varias empresas a su nombre, egoísta y sin escrúpulos; Elga Kaufmann, una joven bondadosa y amable proveniente de una familia rica que la había comprometido con aquel hombre; y su única hija, Riley Dash.

Riley abrió los ojos sorprendida al ver a Rinka. Era lo más enigmático y mágico que había visto nunca.

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-¡Demonio! - La llamó el propietario del circo, abriendo la puerta de la jaula. Rinka suspiró y se giró para mirarle. - Te vas.

La chica se sintió algo confundida ante aquellas palabras. ¿Cómo que se iba? ¿A dónde?

-Una niña rica se ha encaprichado contigo y su padre me ha ofrecido una gran cantidad por ti - dijo él.

La cogió de la muñeca y la arrastró hasta el despacho donde estaba la familia Dash. Al verla, Riley esbozó una gran sonrisa.

-¡Hola! - Exclamó entusiasmada. - Mi nombre es Riley, encantada de conocerte. ¿Cómo te llamas?

Rinka la miró unos segundos.

-Cariño, ¿tienes nombre? - Le preguntó Elga.

-Venga, niña, deja de fingir - gruñó el señor Dash.

-Ya te he dicho que no está fingiendo - rió el dueño. - Es completamente real. Desde que la compré yo hace dos años, creo que solo ha dicho tres palabras.

-¿Te gustaría tener un nombre? - Le preguntó Elga con una dulce sonrisa.

Rinka se encogió de hombros.

-¡Ya sé! ¡Te llamaré Adrianne! - Exclamó Riley, feliz. - ¡A partir de hoy serás mi hermana, así que tu nombre es Adrianne Dash! ¿Te gusta?

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"Adrianne" ya llevaba unos días en casa de los Dash. Riley la trataba como una muñeca, la señora Dash como si fuera una amiga de su hija y el señor Dash, cada vez que la veía, se quejaba.

-¡Adrianne! - Exclamó Riley, llegando a su habitación. Venía del colegio. Dejó la mochila tirada en el suelo y se acercó a su "hermana". - ¿Qué haces?

Se apoyó en la silla en la que estaba sentada Rinka y miró el impresionante dibujo que había hecho para una niña de su edad.

-Adrianne... - murmuró sorprendida. - ¿Desde cuándo pintas así?

Rinka se giró y la miró.

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HELL 👹 Light YagamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora