Por ahí me comentaron que el arte debe abordar todos los temas, incluso los más grotescos. Y eso es muy cierto; es necesario mostrar el lado más oscuro de la sociedad y del ser humano. Sin embargo, todo tiene un límite que algunos creadores no parecen vislumbrar. Para argumentar mi punto de vista, expondré diferentes ejemplos en los cuales la violencia cruda está bien utilizada porque cuenta una buena historia, y otros en los que da la impresión que está ahí solo por el morbo.
Comenzaré con una película que me disgustó mucho: El cadáver de Ana Fritz. Su argumento es puro morbo que no va hacia ninguna parte y apenas sí cuenta algo a medias. Y no, no es porque se trate el tema de la necrofilia, sino por la forma en que se hace. La misma temática es la base principal de Los amados muertos, un cuento de Lovecraft en el que se narra la decadencia mental de una persona que siente una insana obsesión por los muertos. Al ser contada en primera persona, la historia cobra vida propia y se entienden todas las implicaciones sin recurrir al morbo innecesario; en cambio, en el filme antes mencionado, solo se dedican a mostrarnos imágenes morbosas carentes de trasfondo real que no dicen absolutamente nada, salvo que los personajes son unos enfermos mentales. Claro ejemplo de que lo malo no es el tema, sino la forma en que se plantea.
Asimismo, es inexplicable que las “obras” (entre infinitas comillas) del Marqués de Sade sean consideradas clásicos de la literatura. ¿Es que nadie se percata de que son las parafilias de un tipo trastornado plasmadas en el papel? Pero bueno, estamos en el mismo mundo que alaba una ridiculez como Cincuenta sombras de Gray (que no es lo depravada que supuestamente es –que en realidad no llega a tanto–, sino lo estúpido de su argumento) y que apoya su trilogía de películas, junto a otras cosas igual de tontas como After, así que ya nada me extraña. De igual manera, este tipo de historias se la pasan machacando todo el tiempo sobre el mismo punto, sin mostrar los matices que podrían enriquecerlas y hacerlas más llevaderas. Según lo que he oído decir, en la película Calígula parece que se gastaron todo el presupuesto mostrando las orgías de este y, aunque ese emperador romano fue conocido por sus excesos más que por otra cosa, supongo que no ocupaba todo su tiempo únicamente en eso. Tal vez el problema es mío y es que aún soy demasiado ingenua como para entender este tipo de “arte”.
Soy consciente de que todas estas cosas buscan y están dirigidas a un público específico. Pero me cuesta imaginar qué tipo de público podría disfrutar realmente con dos horas, cinco mil páginas o diez temporadas de violencia sin sentido. Y digo sin sentido cuando de verdad lo es, porque hay casos como los de las películas de Tarantino que, aunque todo parezca gratuito, al final te dice algo. A mí en lo personal no me gustan, pero les encuentro sentido. El cine de explotación no es lo mío.
Ahora vamos con otro ejemplo de violencia morbosa. Ah, no quería hablar más de esto; pero es el ejemplo más factible que tengo a mano. Además, la mejor manera de deshacerse de los traumas es hablando sobre ellos. Midori, la niña de las camelias es una película que presenta otro aspecto que me molesta muchísimo de las historias de este tipo: la completa deshumanización de los personajes. Esto no es algo que suceda solamente en obras muy violentas; pero es en estas donde es más notable, porque aquí realmente es necesario concederles aunque sea el más mínimo rasgo de humanidad a los personajes. En el anime antes mencionado esto no ocurre. Nunca se explica por qué los fenómenos del circo son tan crueles con Midori; es que ni siquiera se da una pista. Ok, yo puedo entender que eran personas con cuerpos diferentes y ciertas limitaciones, y que por eso mismo no les quedó más remedio que trabajar en el circo, convirtiéndose en la burla de otros que se divertían riéndose de su infortunio; pero eso no excusa por qué son tan depravados, ni por qué descargan su rabia contra una niña inocente que no tiene la culpa de eso, y que de hecho también es una desafortunada más. Aunque el espectador puede sentir lástima por el sinfín de desgracias que le ocurren a la protagonista, lo más que puede llegar a provocarle este filme es asco; asco por la crueldad, por las imágenes, por los personajes y por todo en general. Y es que la animación poco fluida, el dibujo estilo ukiyo-e, los fotogramas, las acciones en la trama y hasta la música parecen hechas para traumatizar, aunque lo que más contribuye a ello es, como ya mencioné, la actitud deshumanizada de los personajes. El más cruel de todos ellos es un travesti, así que seguramente la comunidad LGBTI y las asociaciones de discapacitados se sentirían muy ofendidas si exhibieran esta película hoy en día. Creo que el mensaje que intenta trasmitir es que cualquier persona puede ser cruel, sin importar su condición física o sexual; pero esto es muy cuestionable y retorcido por cómo se muestra. Aunque la película es bastante popular y, si pones Midori en Google o YouTube, lo primero que te saldrá será este filme bizarro, así que tiene mucha más aceptación de la que cualquiera podría imaginarse y de ls que merece. Dicha obra de ficción se rió de la censura; pero se rió de verdad, porque puso en pantalla todo lo que estaba prohibido mostrar por las regulaciones japonesas. No como en el caso de Toshio Omaeda con Urotsukidoji, que tuvo que recurrir al tentacle rape para burlar la censura que no permitía mostrar explícitamente los genitales masculinos. Sigo sin entender por qué a los japoneses les parece más aceptable ver tentáculos de monstruos horripilantes penetrando a gente antes que penes normales, pero ese es otro tema. La historia de Midori, como dije en un apartado anterior, está basada en un cuento oral, como los de los hermanos Grimm, que también eran bastante siniestros. También tiene una reminiscencia a los cuentos de Hans Christian Andersen (pienso en La niña de los fósforos); pero en lugar de apelar a las moralejas (como en el primer caso) o a los toques tristes que conmueven (como en el segundo), Midori, la niña de las camelias solo está sumergida en una completa amoralidad. Parece que lo único que esta infame película te dice es: “Mira lo feo que es el mundo”. Y no, no es así como funciona. En lo que a mí respecta, este filme siempre será un gancho directo al estómago y digno de estar en un top de películas hechas bajo los efectos del LSD, porque contiene escenas sin sentido que no sería lógico concebir de otra forma que no fuese como planos drogados. Demasiado difícil de ver porque apenas puedes mantener el contacto visual. Hay un abismo de diferencia entre esto y la obra de Kōta Hirano, un mangaka que crea hentais... y a Hellsing. No les mentiré; Hellsing es una obra bastante violenta, llena de sangre, guerra, desmembramientos y toques depravados. Una historia de vampiros bien oscura, cuyo protagonista Drácula... que diga, Alucard (¿Cómo habré podido confundirme?) es un vampiro todopoderoso, cruel y macabro. Empero, no está ahí solo para ser una figura siniestra completamente carente de moralidad. Tiene un pasado muy trágico y lleno de sufrimiento que respalda su forma de ser, así como un sentimiento de envidia hacia los humanos porque pueden morir y él sabe que la vida solo se valora si tiene un final, lo que le da cierta profundidad al personaje. La violencia está justificada por el ambiente bélico de la historia y el vampirismo que sirve de base a la trama. Los personajes tienen matices que los humanizan y, aunque este manga está obviamente inspirado en la novela de Bram Stoker, Kōta Hirano se las arregla para contar su propia historia. Historia que plasma la oscuridad del mundo, sin perder de vista la humanidad.
Mysterius Skin es una buena película de cine independiente que retrata el abuso sexual infantil y sus consecuencias, pero que no requiere de ser explícita para tratar el tema; al contrario de alguien que yo conozca (sí, Midori, te hablo a ti). Su temática se basa en dos jóvenes que fueron abusados cuando eran niños por la misma persona. Uno de ellos se convirtió en un prostituto gay, mientras que el otro suprimió sus recuerdos creyendo que había sido víctima de una abducción alienígena. A excepción de una escena de violación bastante fuerte, el filme deja mucho a la imaginación y, aún así, consigue ser perturbador a través de los diálogos y el impacto psicológico que ha tenido sobre las vidas de los dos muchachos el hecho de haber sufrido esta clase de abuso. La película es cruda y no tiene un final feliz, pues no hay justicia para los chicos ni castigo para el agresor. De hecho, ellos nunca llegan a contarle a nadie lo que les ha sucedido, algo que es extremadamente realista, porque son más las víctimas de abuso sexual que pasan por algo similar a esto, que las que realmente denuncian y obtienen justicia. Es lamentable, pero cierto, y la película lo refleja muy bien. El punto no es que el final sea satisfactorio o no, sino que se haya construido un camino que desemboque en ese fin, utilizando los elementos narrativos de forma adecuada para no recaer en el morbo gratuito.
Otro caso es el de Berserk, que aunque no sea una historia que me agrade particularmente, sí que reconozco que sabe crear una atmósfera oscura utilizando la violencia como herramienta, mientras narra cómo el protagonista es perseguido por la desgracia. A pesar de toda la sangre y torturas medievales, tiene a su favor el hecho de contar con elementos fantásticos que ayuden a atenuar la crudeza de la trama. No ocurre lo mismo con La pasión de Cristo, la cual se supone que debía retratar el sufrimiento del hijo de Dios en un sentido espiritual; pero, en lugar de eso, nos avientan cuarenta litros de sangre en la cara, hay muy pocos diálogos, invierten la mitad del filme en una interminable escena de flagelación y convierten todo el concepto de la película en un pseudo gore muy difícil de digerir. Creo que lo último que se les vendrá a la cabeza a las personas que piensen ver una película cristiana es una temática gore, pero no hay otra manera de describir esto.
Hablando de engaños, otro filme que te vende humo es Anticristo, principalmente porque no cumple con lo que promete en su título. A mí me encantan las películas de terror sobre exorcismos y las que hablen acerca del Anticristo, así que menos mal que ya conocía de antemano la premisa de este filme, porque tal vez le habría dado una oportunidad y me hubiera llevado una muy desagradable sorpresa. En términos de violencia, absurdos y escenas sexuales grotescas, esta controvertida película es equiparable a ya saben quién, a pesar de ser de acción real. Ya me había referido a ella como algo surrealista y difícil de entender, así que ya están advertidos sobre esto.
Otra premisa engañosa es la de Elfen Lied, la cual intenta hacerse la poética y profunda, pero fracasa miserablemente y no llega a nada. Y es que resulta complicado adentrarse en la filosofía de una historia, si se empeñan en arrojar sangre y partes de cuerpos desmembrados a la pantalla en cada capítulo. No obstante, el verdadero obstáculo es, una vez más, la deshumanización de los personajes y las situaciones. Una historia que sí logra este objetivo es Kisejuu Sei no Kakuritsu, a la que ya he mencionado en otras ocasiones como el único gore que me gusta. Y es que sus personajes son muy humanos; incluso aquellos cuya naturaleza no es humana, se van humanizando a medida que transcurre la historia. Su filosofía de trasfondo está asentada sobre bases sólidas, un aspecto que falla en muchas obras.
Por último, existen historias que no necesitan violencia real ni una pizca de sangre para mostrar crueldad. Por ejemplo, nadie dudará de que el Rey de Fuego, de Ice Fantasy, es un hombre muy cruel; pero no le hace falta desmembrar a nadie para demostrarlo. Sus acciones hablan por sí mismas.
Así que ya lo saben. Soy partidaria de que todos los temas pueden ser abordados, pero hay que encontrar la forma adecuada para hacerlo. Tampoco tengo nada en contra de lo bizarro y lo vanguardista; pero existe una diferencia abismal entre los cuadros de Clark Ashton Smith y Francisco de Goya, o la película Tenshi no Tamago, y la trama de Cat Soup. Pero, ¿ustedes qué opinan? Quiero saber qué piensan acerca de todo esto. ¿Creen que simplemente soy demasiado susceptible, o tengo razón en algún punto?
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Las series que marcaron mi infancia
RandomPorque de repente me han asaltado los recuerdos, me he propuesto atormentarlos un poco con mis nostalgias. Aunque tampoco crean que voy a aburrirlos mucho, pues estos apartados se proponen ser breves y concisos. A pesar del título, no solo pienso ha...