Me considero una persona que siempre trata de mantener la mente abierta ante las nuevas tendencias que surgen en el mundo. No obstante, tampoco quiero tener la mente tan abierta que se me caigan los sesos. Desde que era pequeña, el reggaeton siempre ha estado presente en mi vida. Cuando tenía unos seis años, había unas cuantas canciones del género repartidas entre los cassettes que se escuchaban en mi casa, y a las que yo nunca presté demasiada atención por parecerme carentes de sentido. Yo era chiquita, pero no imbécil. Ya por aquellos tiempos (hace más de diez años), las letras de reggaeton dejaban mucho que desear. Recuerdo que había una que decía “machete afila'o” como treinta veces, que vete tú a saber qué pueda significar eso, y luego una jerga extraña que nunca logré descifrar y que siempre me pareció que eran palabrotas, porque cuando soy incapaz de entender lo que dice una canción en español, suelo pensar lo peor. Lo que sí tenían en común todas las canciones eran las voces no muy agraciadas (por no decir otra cosa), que las interpretaban. Ya cuando crecí y el trap se puso de moda, decidí darle una oportunidad en un momento de locura. Pensé que va y a lo mejor todo eran prejuicios míos y que no debía juzgar antes de escuchar, ni discriminar a ningún género musical. Vale aclarar que quien siempre ha escuchado este tipo de cosas ha sido mi mamá, que tiene una mentalidad mucho más inmadura que la mía. Lo cierto es que escuché trap y vi vídeos de este estilo durante un tiempo. Qué período más oscuro de mi vida. Juro que traté de encontrarle el lado positivo a esta pseudo-música, reírme de los vídeos aunque sea, hallarle sentido a las canciones... Pero no hubo modo. Las que no son sobre tener sexo duro contra el muro, hacen apología a la violencia de género (tanto hacia las mujeres como hacia los hombres) o son simples cancioncillas empalagosas que no aportan nada ni comprenden lo que es el amor (como las de Camilo). Musicalmente, tampoco tienen sustancia. Son los mismos cuatro acordes repetidos hasta el cansancio, con algún arreglito extra para la ocasión. Y no, no son cuatro acordes como los que usaba Nirvana para crear nuevas melodías en base a ellos, porque los reggaetoneros y traperos desconocen el significado de la palabra “creación”. Supongo que a los que les gusta esta supuesta música son adolescentes inmaduros que la siguen por moda y para sentirse integrados a un colectivo, sin detenerse a analizar la calidad de estas canciones y, además, porque esto es lo que hay; es lo que los medios de comunicación difunden por doquier. Y no, no odio al reggaeton ni al trap, porque no me importan lo suficiente como para odiarlos. Simplemente ya estoy hastiada de escucharlos y de la gente que dice lo siguiente:
Personas X: El rock ya está muerto, The Beatles está sobrevalorado, Freddie Mercury no era para tanto, Nirvana solo se vistieron de mujer por diversión.
Ah, pero esas mismas personas cuando criticas al reggaeton y al trap: No me gusta el reggaeton ni el trap, me gusta el rock, pero no podemos juzgar, no se sientan superiores por escuchar rock, Bad Bunny sí rompe estereotipos dentro de su género.
Sí, sí, qué gran aporte el de Bad Bunny. Mira, como diría un sabio youtuber: acuéstate un rato. No me siento superior por escuchar rock, es un gusto personal. No juzgo a las personas que escuchan trap; si digo que este género es una basura, es porque lo es. No hay nada que discutir. Es más: al próximo que me salga con que “el reggaeton no es tan malo, respeta los gustos de lo demás”, le contestaré que eso es una excusa de mierda para justificar gustos de mierda. Respeten en primer lugar mi disgusto hacia este engendro y no me lo pongan por todos lados.
Asimismo, hay cosas en géneros que sí son de mi agrado que no me gustan. Por ejemplo, detesto las canciones empalagosas en la balada y la música grupera. Hay canciones como El amor de mi vida, Necesito una compañera, Almohada y Estabas tan linda que he intentado que me gusten, porque son realmente muy bonitas; pero no puedo. Me aburren, no me hacen feliz. Yo necesito canciones que me muevan las fibras del cuerpo. La música disco se vuelve tormentosa si está a un volumen muy elevado y, aunque la de los 80's me gusta más, la actual no es mala; pero para un rato, porque tiene un tempo que me satura demasiado. Incluso en mi género favorito, el rock, hay detalles que no me gustan, como los guturales. Existen pocas canciones a las que les quede realmente bien esa técnica. Además, ya saben que lo he intentado con dos clásicos: Led Zeppelin y Pink Floyd, pero no hubo manera de que me enamoraran, aunque eran mi estilo de rock.
¿Qué opinan? ¿Han intentado que algo les guste, pero no ha funcionado? ¡Háganmelo saber!
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Las series que marcaron mi infancia
РазноеPorque de repente me han asaltado los recuerdos, me he propuesto atormentarlos un poco con mis nostalgias. Aunque tampoco crean que voy a aburrirlos mucho, pues estos apartados se proponen ser breves y concisos. A pesar del título, no solo pienso ha...