El amo de las bestias

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[Traducción de mi país. En otros lugares fue conocido como El señor de las bestias]

¡Oh, qué nostalgia!

Esto marcó el inicio de mi amor por las series a la tierna edad de seis años, y siempre prevalecerán en mi recuerdo ciertos pasajes, como aquella escena tan traumática en la que el protagonista debía quedarse inmóvil durante días (no recuerdo para qué), con las hormigas y otros bichos pasándole por encima. Por suerte, yo era de esas afortunadas niñas a las que se les explican que todo eso es “de mentirita”; pero nunca olvidaré esa escena. Tampoco es probable que olvide a Dar, mi primer crush y quien me hizo comenzar a apreciar la belleza masculina. Fue el primer hombre al que encontré atractivo, y desde entonces mi tipo son los rudos y con bastante pelo.

Fuera de bromas, gracias a esta serie me enamoré del género de fantasía y todos sus derivados. De no ser por su inexcusable final de mierda (perdonen la palabra, pero no existe otra para describir esa conclusión que me frustró y decepcionó tanto), sería una historia perfecta. Pero terminar así después de haber luchado tanto por lograr rescatar a Kyra... en fin, no es justo. Ni para los personajes, ni para el público fiel.

En una época en que la magia y la naturaleza dominaban al mundo..., que diga, en la que yo veía telenovelas brasileñas y otras cosas inapropiadas para mi edad, esta aventura, que entre otras cosas me ayudó a reavivar mi imaginación (la cual siempre fue muy despierta), era mi entretenimiento favorito. La serie como tal está basada en una película preciosa (al menos, la parte que yo vi), que también se llama El señor de las bestias. Es muy vieja, de la era en que daban ganas de ver las películas; no como ahora, que te meten cada bodrio que te quita el entusiasmo y hasta las ganas de vivir.

Esta nostálgica serie, una de las dos a la que se debe la realización de este mini libro, no está más adelante solamente por su pésimo final.

(Espero que se tomen este apartado con el humor requerido para la situación).

Las series que marcaron mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora