He aquí un recopilatorio de las fallas que a menudo se presentan en películas y series de terror. Claro, existen ciertas excepciones; pero la generalidad caen en estos errores.
1-. Las nefastas secuelas
A menos que sea de origen japonés, las secuelas de las películas de terror suelen estar de más. Para muestra, un botón: ¿quién recuerda siquiera que El exorcista tuvo otras dos películas, aparte de la original? Apuesto lo que sea a que la mayoría de los que me leen no sabían este dato, porque esas supuestas continuaciones fueron completamente olvidables. El mayor problema radica en que las secuelas ignoran u omiten todo lo que hizo bueno al filme original. Este fue el caso de El silencio de los corderos, que en sus secuelas y precuelas cambió gradualmente al reparto de la película original, cuyas actuaciones fueron la clave para que esta cinta se llevara el merecido Òscar a mejor película. Otra cosa que está mal con las franquicias de terror es que las siguientes películas que sirven como continuación de primera no aportan nada nuevo ni extienden la historia. Por ejemplo, todas las películas de Camino equivocado son un calco de la anterior; es la misma trama, pero con diferentes personajes. Hace poco que vi la tercera película de El conjuro, la cual fue muy decepcionante; pero al menos me sirvió para ratificar mi punto, porque aquí botaron a la basura todo por lo que la primera película era buenísima, como los sustos creativos y la atención a los personajes, y lo sustituyen por sangre, ritos satánicos y el cliché usado hasta el cansancio de “la carrera contra el tiempo antes de que la maldición te mate”. Lo peor del caso es que son muy pocas las películas de terror que realmente necesitan una secuela para explicar algo. El género tiende a tener finales muy abiertos o con suspenso, sin que ello influya en la calidad de las historias. Si es que los directores y productores sienten la necesidad de crear secuelas porque no tienen de qué vivir, que al menos busquen los filmes correctos para esto. Uno de ellos podría ser Constantine. Siento que esa película aún tenía mucho que decir. ¿Volverá Constantine a meter la pata? ¿Seguirá siendo exorcista? ¿Qué pasó con su amigo después de que se convirtiera en ángel? ¿Cuál fue el destino final de Gabriel? ¿Constantine y Satanás se enfrentarán alguna vez? ¿Quién no querría ver a Keanu Reeves en otra película? Bueno, eso último solo me lo pregunto yo; pero no lo puedo evitar, hablamos de la persona que dice: “Haré todas las películas que los fans quieran”.
2-. Lo vacío de sus personajes
Ok, yo soy consciente de que, en lo que a terror se refiere, la trama y la historia como tal son mucho más importantes que los personajes; básicamente cualquier tipo de personaje viene bien en una película de terror, sin necesidad de tener una gran construcción o un desarrollo magnífico. Pero miércoles, ¿no podrían hacerlo un poco mejor? ¡Al menos, denles algo de trasfondo o personalidad a sus personajes! Aunque está claro que el tiempo de duración de una película o una serie (aún más si es episódica) le juega en contra a la inclusión de estos dos elementos, tengo ejemplos que demuestran que esto sí es posible. En El silencio de los corderos, Hanníbal Lecter solo aparece en pantalla durante veinte minutos en total; pero eso nos basta para percatarnos de que es un completo psicópata trastornado, a la vez que un tipo carismático, frío, analítico y un psiquiatra brillante. No es tan difícil, ¿verdad? Otro caso: en El sexto sentido, Cole es víctima de bullying, pero finge llevarse bien con otros niños con tal de que su madre no lo considere un “raro”, además de que su don para ver fantasmas lo tiene aterrado; al final, irónicamente gracias a uno de esos fantasmas, se da cuenta de que debe usar ese poder para ayudar a los difuntos que se acercan a él y termina entablando una relación mucho más abierta y de mayor confianza con su madre. De igual forma, en Pet shop of horrors, el Conde D comienza sintiendo desprecio por los humanos y sus acciones; pero debido a sus interacciones con dos de ellos, cambia gradualmente su actitud y opinión acerca de eso. En los dos últimos ejemplos, hay evolución y el primero destaca la presencia de personalidad. Matizar a los personajes nunca está de más, sea en el género que sea. Es un detalle que la literatura de terror tiene muy en cuenta; cuando Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft escribían en primera persona, lograban la necesaria conexión entre lector y personaje. Del mismo modo, en la novela de Stephen Kong El resplandor, los detalles son esenciales para comprender el trasfondo de los personajes y cómo les afecta todo lo que están viviendo.
3-. El gore
Lo dije en el apartado “Mi problema con el gore”, pero lo reitero: este subgénero me parece inútil y una sobrecarga de elementos innecesarios que afectan el desarrollo de una historia que podría tener potencial. Para empezar, no hay variedad aquí, pues las tramas son lo mismo; si muestran sangre y tripas, no importa cómo lo hagan. Los personajes son más vacíos que nunca, porque solo están allí para morir y regar la pantalla con su sangre. Las conveniencias del guion son irrespetuosas hacia el espectador, porque una cosa es que salga un guionazo repentino para resolver algo, y otra muy diferente es que se ponga a un personaje a hacer una absoluta estupidez y pretender que el espectador se coma el cuento. Todos los clichés del terror deben de haber surgido de aquí, porque el gore es una máquina de fabricar clichés. Si en verdad te interesa este subgénero, ve Kiseijuu Sei no Kakuritsu, un anime que tiene algo más que decir aparte de la sangre y que sí tiene buenos personajes. Otra opción recomendable sería Hellsing.
4-. Pretender asustarnos con asquerosidades
Con esto no me refiero a la sangre, tripas o mutilaciones del gore, sino a las parafilias; lo que en el mundo del cine se conoce como torture porn y en Japón como ero-guro. Ya he mencionado que son temas que se pueden tratar, siempre y cuando sea de la manera adecuada; pero pretender usarlo como un elemento generador de terror, es simplemente patético. Ver una escena de sadomasoquismo extremo no me va a dar miedo; me va a revolver el estómago. Es un recurso súper innecesario que indica que no saben aprovechar los detalles que podrían crear una atmósfera de tensión muy intensa e interesante. A eso se le llama causar incomodidad por las razones equivocadas. Y no me vengan con algo como: “Pero el arte verdadero debe incomodar”. [Sí, eso lo dijo Stephen King sobre el torture porn. Te respeto mucho, maestro, pero no podría estar más en desacuerdo]. El arte verdadero debe hacerte pensar, reflexionar, replantearte tus puntos de vista y empatizar con distintas situaciones que podría afrontar cualquier ser humano; no provocarte deseos de vomitar.
¿En qué errores creen que incurren las películas y series de terror? ¿Qué opinan acerca de los puntos que he planteado? ¡Háganmelo saber!
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Las series que marcaron mi infancia
DiversosPorque de repente me han asaltado los recuerdos, me he propuesto atormentarlos un poco con mis nostalgias. Aunque tampoco crean que voy a aburrirlos mucho, pues estos apartados se proponen ser breves y concisos. A pesar del título, no solo pienso ha...