Si te vas...

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Por la tarde tenía una reunión con la empresa. Así que no almorcé con las chicas.

Rosé no paraba de enviarme fotos subidas de tono.

Vuelve pronto, ya te extraño

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Vuelve pronto, ya te extraño.

Volví cuatro horas después. Rosé me miro un poco enfadada.

¿Por qué te demoraste tanto, con quién estabas? - preguntó celosa.

Me senté en el sillón y quité mi corbata. Rosé me siguió, se sentó a mi lado y abrió el primer botón de mi camisa. Se suponía que era para refrescarme, pero ella lo hacía para buscar evidencias de algún engaño, cosa que jamás iba a pasar.

Me ofrecieron un trabajo - empecé - vieron mi desempeño con ustedes y me quieren para que cuide al embajador de Corea. La paga y los beneficios son mucho mejores. Podríamos incluso tener nuestra propia casa en un muy buen barrio.

Gano lo suficiente como para tener eso y más para ambas - me dijo parándose de golpe del sillón.

No quiero que me mantengas - le contesté. Rosé se enojó aún más.

¿Qué más no quieres conmigo que yo aún no sepa? - preguntó casi gritándome. La miré atónita. Lo quería todo con ella, pero también quería ser quien la cuidase.

Salió corriendo escaleras arriba. Me quedé sentada, sola, sin saber que había pasado realmente.

Tomé mi chaqueta y me fui camino a un bar. Ya ahí llamé a Moonbyul.

Estoy a unas cuadras de la Pink House, ven a beber conmigo - le dije por teléfono. Escuché una afirmación desde la otra parte.

Conversamos de mujeres y bebimos soju hasta que el local cerró. Ya era de noche. Estábamos muy ebrias y hambrientas. No nos dimos cuenta cuando irrumpimos en un supermercado para sacar comida. La alarma silenciosa se activó y llegó la policia. Nos pusieron esposas y nos llevaron a la comisaría. Desde ahí Moonbyul llamó a Jisoo. Grave error, llegó junto a Rosé. Tenía los ojos rojos. No me dijo nada.

Las chicas nos miraban con total seriedad. Pagaron los desmadres que hicimos y nos liberaron. Con Moonbyul seguíamos ebrias, así que Jisoo agarró a Byul y la subió a su auto y Rosé hizo lo mismo conmigo.

Rosé se desvió un poco del camino y entró en un estacionamiento vacío.

¿Estás enojada? - le pregunté.

Sí, pero no por esto, si no porque quieres dejarnos e irte... - no alcanzó a terminar. Yo estaba intentando besarla y metiendo mis manos por debajo de su falda

No... para.. - dijo intentando sacarme de encima. Yo seguía manoseándola por debajo de su ropa. Sus pechos estaban tibios y olían bien. Sin darme cuenta metí mis dedos en su fruto. Ella gritó de dolor, dándome una cachetada.

Me quedé quieta e impactada por lo que yo misma había hecho.

Perdóname - le dije volviendo a acomodarme en mi asiento.

Llorando Rosé encendió el auto. Me sentía como una abusadora.

Llegamos a la casa y yo no podía sentirme peor. Había intentado forzar a mi Rosé. Ella subió corriendo las escaleras. Las chicas estaban cenando. Quedaron mirando perplejas. Yo fui directo a mi cuarto.

Al rato dejé de escuchar bulla, las chicas debían de estar acostadas, así que bajé para comer algo.

Estaba todo apagado abajo. Saqué una caja de pizza del refrigerador. En eso bajó Rosé.

Yo te la preparo, sigues ebria - me dijo seria, pero amable. Solo asentí y me fui a sentar a la mesa, en diagonal a Rosé.

Ella quedó estática unos seguimos, como pensando.

¿¡Así que te gusta cuando yo no quiero coger!? - gritó lanzándome un trozo de pizza - ¿¡te excita obligarme!? - lanzó otro. Yo solo intentaba evitarlos o atraparlos con las manos. Me levanté hacia Rosé para evitar que continuara lanzándome comida en la cara.

Rosé basta - le dije angustiada agarrando sus manos.

¿¡Te gusta así!? ¡Pues hagámoslo así! - gritó levantando mi camisa e intentando bajar mis pantalones.

Rosé perdóname por favor - le decía mientras intentaba abrazarla para que parara.

Tropezamos y caímos al suelo, yo abajo de ella. Sentí el dolor en mi espalda. Comenzó a besarme, me abrió mi pantalón de forma agresiva y empezó a frotarme y excitarme.

Mmmhmm mhhmmm - le gemía mientras nos besábamos salvajemente. Después de un corto momento me corrí. Rosé se dio cuenta, pero continuó rozándome con sus dedos.

Le saqué la mano de mi pantalón y giré para dejarla abajo mío.

Ni siquiera me di el tiempo de sacarle sus bragas, solo se las hice a un lado por la parte de abajo y empiné mi intimidad para que quedara sobre la suya.

Comencé con las salvajes estocadas, no sabía si solo estaba gimiendo o también llorando. Rosé se movía de abajo a arriba con mis embestidas. Yo le gemía al oído.

Me corro - le jadeé con la cara sudada. Rosé aún no se venía, así que continué.

Aaaaah aaaaaah mmmhmmm - terminó de gemir. Había alcanzado el orgasmo. Comenzó a llorar. Agarré su cuello aún jadeando.

No llores por favor - le dije.

No quiero que te vayas - me dijo llorando.

No me voy a ir - le respondí.

¿Lo juras? - preguntó. Asentí.

¿Me perdonas? - le pregunté yo. Ella asintió.

No tenía fuerzas ni para levantarme, además de que seguía un poco ebria. Rosé se levantó y me agarró para ponerme en una silla. Calentó el resto de pizza que quedaba y me lo dio. Subimos al cuarto y caímos muertas sobre la cama.

Rosé y yo +18 (Blackpink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora