Secuestro sexpress

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No puedo... - le respondí y salí del cuarto.

Me fui de la Pink House con rumbo a una bar de mala muerte. Solo quería beber un poco para anestesiarme. Estuve unos minutos bebiendo completamente sola hasta que me aburrí y  me fui a caminar.

Rosé no paraba de llamarme y mandarme mensajes.

Vuelve a la casa - escribió - no hagas ninguna tontera.

Guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y continué caminando sin rumbo.

Después de un par de horas, una camioneta negra se acercó para interceptarme. Pensé lo peor.. Jessy, Karina o la misma Adele.

Dos tipos se bajaron, uno me agarró del cuello por la espalda para subirme, intenté forcejear, pero estaba ebria. Golpeé su estómago con mi codo, pero no hizo mucho, el tipo era grande. El otro me vendó los ojos con un pañuelo, amarró mis manos a mi espalda y entre los dos me subieron a los asientos traseros de la camioneta.

Avanzamos unos metros y sentí que alguien se sentó en mis piernas y comenzó a frotarse.

Suéltame - exigí - tengo esposa.

Yo soy tu esposa - dijo una voz familiar. Quitó la venda de mis ojos y pude ver.

Rosé... - dije un poco sorprendida - ¿qué...?.

Me calló con un beso. Miré alrededor, los vidrios eran polarizados y había otro más que dividía los asientos delanteros de los traseros.

No pueden ver ni oír - me dijo Rosé separándose de mis labios. Metió su mano en mi fruto, por dentro de mi ropa interior.

Espera, Rosé, estás helada - le susurré. Yo seguía amarrada por la espalda. Ella volvió a besarme para callarme y comenzó a frotarme con sus dedos.

Mmmmhmmm - jadeé.

Hoy serás mi rehén - me dijo jugando.

Rosie... - le dije, pero no pude continuar, comenzó a frotarme cada vez más rápido.

Eres mía, no puedes escapar - me susurró abrazándome con la otra mano.

No quiero... escapar... - le jadeé cerrando los ojos - te... amo...

Me besó con mucho amor, tanto, que me hizo acabar. Me quedé jadeando con ella encima.

La camioneta se detuvo, Rosé arregló mi ropa y los tipos me bajaron para llevarme al penthouse. Yo seguía amarrada. Nos dejaron en la puerta y cerraron por fuera. Rosé me llevó a la pieza y me sentó en la cama.

¿No me vas a soltar? - le pregunté.

Te dije que hoy eres mi rehén - me respondió. Me acostó apoyada al respaldo de la cama y quitó mis pantalones para ponerme un strapon.

Rosé - le dije excitadísima - espera...

¿Qué?, ¿por qué estás tan roja? - rió. La miré y me sonrojé aún más.

Tu olor... hueles demasiado bien - le respondí.

Me puse el perfume que te gusta - me dijo - y que te excita - agregó susurrando en mi oído. Esto hizo que se me pararan todos los pelos de mi cuerpo. Se subió a mi regazo y comenzó a frotarme con sus dedos. Después de mojar bien su mano con mi fruto, usó esos mismos fluidos para lubricar el strap.

Hey ¿qué haces? - le alegué con pudor.

No quiero usar lubricantes - dijo pervertidamente - quiero que sea natural - agregó volviendo a tocarme para lubricar de nuevo el strap. La miré con vergüenza.

No sé por qué me sentía tan tímida, creo que esa posición de desventaja no me era familiar, lo mío era la dominación.

Rosé se sentó arriba del strap, introduciéndolo en su interior, le di un jadeo ronco. Me excitaba verla a ella también excitada.

Aaaah - gimió con un poco de dolor - mmmhmm hace tiempo que no lo hacemos así.

Desátame - le jadeé. Me negó con la cabeza mientras bajaba y subía en mi regazo - Rosé, quiero tocarte...

Las rehenes no deben hablar - dijo poniendo su mano en mi boca. Rosé continuó saltando arriba del strap hasta que ya no lo soportó más y lo quitó. Me recostó completamente sobre la cama, aún con las manos amarradas a mi espalda, y se montó en mi fruto.

Rosé, duele, quítame esto - le pedí, pero no me hizo caso. Mis manos quedaban justo en mi trasero, lo que hacía que levantara más mi pelvis, y con eso, más roce y más placer.

Siguió frotando nuestros frutos hasta que nos corrimos. Caímos profundamente dormidas.

Después de un rato desperté, Rosé seguía durmiendo, así que aproveché de pasar las amarras por mis pies, dejándolas adelante. Me puse mis pantalones y fui a la cocina por un cuchillo. Corté las cuerdas y volví a la cama.

Sin hacer ruido, y con las mismas cuerdas, amarré las muñecas de Rosé al respaldo de la cama. Estaba completamente desnuda. La tomé y la giré en un movimiento para dejarla boca abajo.

¿Qué? ¿Qué pasa? - dijo un poco asustada. Comencé a frotar su fruto con mis dedos hasta que lo sentí mojado.

Mmmmmmhmm - jadeó - ¿qué haces cariño?.

Complacerte amor - le respondí. Solo quería dejarla cansada de tanto sexo.

Metí uno de mis dedos en su intimidad. Comencé a meterlo y a sacarlo lentamente.

Sabes que me vengo muy rápido si haces eso aaaaahh - me jadeó. No le respondí nada, solo comencé a acelerar el movimiento hasta que se corrió. Sentí como aumentaba la cantidad de sus fluidos y como se comprimía todo su interior. Saqué mi dedo y la volví a girar para dejarla boca arriba. Tenía una mirada de foxy eyes exquisita. Sus manos aún estaban amarradas arriba de su cabeza, podía ver todas sus delicadas curvas.

Intentaba cubrirse juntando sus piernas y me parecía adorable.

Sentí como mi intimidad se endurecía. Abrí sus piernas, bajé un poco mis pantalones y puse mi fruto arriba del de ella.

Acabo de venirme - se quejó.

¿Recuerdas ese día que yo te decía lo mismo, pero tú seguías y seguías masturbándome? - le respondí. Solo me miró con la boca abierta - ahora tú eres mi rehén - le dije acercándome a su boca para profanarla con mi lengua.

Comencé a frotarme con su fruto. Rosé empezó a gemir, eso me excitaba más.

Estás... muy... dura - me gimió. Seguramente quería que me viniera rápido - métemela mmmhmmm más fuerte - volvió a gemir. Solo quería provocarme y estaba funcionando. No podía resistirme a mi Rosie.

Acerqué mi boca a sus pechos.

Aaaah, no muerdas - me dijo jadeando. Reí.

Pasé la punta de mi lengua por uno de sus pezones y volvió a gemir. Continué lamiéndolos y empezó a gemir cada vez más fuerte.

No... pares... AAAAAAAHH - gritó acabando. En ese mismo momento me vine con un jadeo ronco. Sentí como su fruto apretó un poco el mío, todo mi clítoris estaba en su entrada.

Eso... eso fue fantástico - me dijo aún jadeando. Sin quitarme, puse mi cabeza en su pecho. Podía sentir lo agitado que estaba su corazón. Quité sus amarras y ella me abrazó.

¿No te vas a salir? - me preguntó.

No - respondí - quiero quedarme así por siempre.

Necesito cerrar mis piernas un momento - me dijo avergonzada. Asentí y me quité para acostarme a su lado - gracias cariño.

Ya había anochecido, así que nos acostamos a dormir tal cual estábamos.

Rosé y yo +18 (Blackpink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora