Autodestrucción

1.5K 67 5
                                    

Desperté al otro día sintiendo todo lo que no había podido sentir el día anterior. Al parecer las chicas de la noche ya se habían marchado.

Un dolor horrible llegó a mi pecho. Caí al suelo y comencé a llorar. No podía con el sufrimiento. Fui por más pastillas para dormir y las tomé con un whisky que estaba servido en una mesa. Al rato volví a caer dormida.

Así pasé semana tras semana. A penas comía, solo vivía en base a alcohol y pastillas, que cada vez debían ser más fuertes. Miyuki entraba a mi habitación cada 3 horas y me tomaba el pulso.

Señorita, los papeles del divorcio están aquí - escuché decir a Miyuki entre sueños un día. Solo le moví las manos en señal de que los dejara por ahí. Asumí que ya venían con mi firma.

Los días pasaban sin novedades, hasta que en uno de ellos sentí que golpeaban mi puerta frenéticamente. No me levanté.

¡Abre, soy Lisa! - dijo alguien intentando susurrar fuerte.

¿Lisa? pensé, que rayos iba a estar haciendo Lisa en mi puerta. Me levanté un poco dormida y fui a la puerta. Cuando la abrí, Lisa entró corriendo.

Por fin te encuentro - me dijo agitada. Estaba vestida con una gorra y lentes -  bro, estás hecha polvo.

Supongo que no se pueden esconder fácilmente semanas de sufrimiento, pensé.

Bueno eso no importa, tenía venir a decirte la verdad, te lo debía por nuestra amistad, me tomó semanas saber dónde estabas, Rosé no nos quiso decir nada, ha pasado... - me contaba Lisa.

No quiero saber de ella - la interrumpí agarrando mi cabeza.

Bro, no es su culpa, Jessi te encontró mientras andábamos en America, la amenazó con matarte si no le entregaba los papeles de su divorcio - me dijo sin pausas Lisa - con mucha suerte pudimos terminar la gira, Rosé estaba destrozada, bueno, sigue destrozada, no come, no ensaya, esta tirada en la cama todo el día.

Lisa, eso no cambia nada, lo hecho, hecho está, pudo habérmelo contado y llegar a un plan en conjunto - le respondí bebiendo un poco de whisky.

Tomó un montón de pastillas cuando vió que trajiste prostitutas, tuvieron que hacerle un lavado de estómago - me dijo seria.

Debes irte - le respondí tomando lo que me quedaba de whisky y parándome para irme a la cama.

Jessi fue arrestada y Rosie ya está aquí en Seoul - me dijo levantándose.

No quería saber de nada.

Sentí la puerta cerrarse. Volví a caer dormida.

Desperté, no sé qué día era o que hora, pero la angustia no me dejaba en paz. Lo mejor era terminar con eso. Fui a la cocina y tomé un cuchillo.

Caí de rodillas al piso y empuñé la punta del cuchillo a mi corazón. Mis manos temblaban.

Miyuki justo abrió la puerta y me miró con los ojos más que abiertos.

¡No lo haga! - me gritó.

No te muevas o lo haré - la amenacé - cierra la puerta.

La vida ya no tiene ningún sentido - le dije y me puse a llorar sin mirarla. No noté que ella había sacado su teléfono.

Claro que sí, hay mucho por qué vivir - respondió intentando acercarse de a poco y marcando la pantalla de su celular.

De verdad si te sigues acercando, voy a enterrar este cuchillo - volví a amenazarla y enterré un poco la punta, tiñendo mi camisa blanca con un poco de rojo.

Está bien, está bien, no me acercaré, pero no lo haga - me suplicó.

Debes irte - le dije - quiero hacer esto sola.

Los minutos avanzaban, ella no se iba y a mí ya me estaban dopando las pastillas que había tomado. En eso alguien golpeó la puerta.

No abras - le ordené.

Debo hacerlo - respondió Miyuki y lentamente abrió la puerta.

Rosé entró con el rostro lleno de lágrimas. No pude evitar volver a llorar.

Vete Miyuki - le ordenó Rosé. Ella tomó su celular y salió.

Vete tú, no quiero saber nada de ti - le dije llorando a Rosé.

Cariño... - me respondió.

No soy tu cariño, no vuelvas nunca más a decirme así - le reclamé - mataste todo.

Por favor, dame ese cuchillo - me suplicó arrodillándose en el suelo.

Vete, no quiero escucharte - le dije. Con mi mano libre tomé otro sorbo de whisky de la misma botella.

Sé que lo manejé de la peor forma, pero no quería ponerte en peligro, Jessi me envió fotos de ti caminando por la calle, te tenía vigilada... - intentaba explicarme Rosé.

Creo que eso hubiera sido mejor - le respondí sin mirarla.

Por favor, te amo - me dijo llorando.

¿Tú? ¿a una simple guardaespaldas? - le dije intentando reír.

Estaba mintiendo para alejarte y así protegerte - me respondió.

Sabes, ni siquiera pude acostarme con las prostitutas - le dije. Rosé seguía llorando a mares.

Creí que sí lo habías hecho - me dijo con una sonrisa triste. Me senté en el suelo apoyando mi espalda en un mueble, sin soltar el cuchillo.

Estás muy delgada, puedo ver tus costillas, no has estado comiendo - me reclamó.

Eso no importa - le respondí.

Sí importa y significa que tengo más fuerza que tú en este momento - dijo abalanzándose sobre mí para quitarme el cuchillo. Me lo quitó de las manos, lo tiró lejos y se sentó sobre mí tomando mis muñecas para inmovilizarme.

Déjame, no quiero nada contigo - le dije con dolor.

No me digas eso - sollozó fuerte - yo te amo.

Rosé tomó mis mejillas y me dio un largo beso. Me quité porque dolía demasiado.

Lo siento Rosé - le dije quitándola para pararme. Rosé se paró y ayudó a pararme, por más que yo no quería.

Debes irte - le dije. Caminé unos pasos y caí al suelo desmayada azotando mi cabeza.

Desperté en la habitación del hotel, junto con una enfermera y Rosé a los pies de la cama. Tenía conectado suero a mi vena.

Intenté levantarme, pero un gran dolor en mi nuca me detuvo.

Tuvieron que darte puntos, te rompiste la cabeza al caer - me dijo Rosé. Tenía los ojos rojos, pero ya no lloraba. La enfermera salió de la habitación.

Es lo que menos duele - le respondí tocando los parches de mi cabeza. Rosé miró al suelo.

Dime que no me amas y me iré por siempre, te dejaré en paz - me dijo ella. La miré con furia.

Yo... yo.. - balbuceé intentando decirlo. Rosé corrió a abrazarme.

Por favor no lo digas - me suplicó llorando. Yo también empecé a llorar.

Rosé comenzó a besarme. Le correspondí sus besos. Quitó mi suero y se monto en mi regazo sin dejar de besarme. Mi corazón moría de dolor. Ninguna de las dos paraba de llorar.

Rosé quitó sus bragas y mis pantalones y continuó besándome. Alineó su fruto con el mío y comenzó a frotarlos.

Dime que eres solo mía - jadeaba sin parar de llorar. Yo solo guardé silencio, no podía con tanto dolor.

Dímelo, dímelo, dímelo... - gemía llorando. Siguió besándome hasta que las dos nos corrimos.

Lágrimas caían por mis ojos.

Si no me amaras no sentirías tanto dolor - me susurró poniendo su mano en mi corazón. Solo la miré sin decirle nada.

Se acostó al lado mío y caímos dormidas al cabo de un rato.

Rosé y yo +18 (Blackpink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora