Recuperación en la habitación de hotel

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Desperté sudando por la madrugada. Intenté levantarme de la cama pero no pude. Rosé se despertó con mis quejidos.

¿Qué pasa cariño? - me preguntó. Hank también se despertó y nos miró con cara de sueño. Estaba en la casa y tenía su cama en la habitación de Rosé.

Estoy sudada entera - le dije. Me ayudó a levantarme y fue por un pantalón y polera limpia. Me cambió de ropa y nos volvimos a acostar.

Hueles muy bien - le suspiré al oído.

No juegues conmigo - me respondió acomodando su trasero en mi regazo. Comencé a frotarme contra él. Ella lo empezó a mover con mi ritmo. No aguantó más y se montó sobre mí.

Como quisiera poder estar yo sobre ti - le reclamé.

No hasta que mejoren tus huesos - me dijo. Bajó mis pantalones y sacó los suyos. No había ropa interior de por medio. Empezó a moverse.

Mmmhhhmm - jadeé. Comencé a sentir un intenso pitido en mi oído.

Roséhh - jadeé - Rosé espera.

¿Qué pasa? - preguntó sin dejar de moverse.

Mi corazón - seguía jadeando, pero no de excitación.

Yo también te amo cariño - me dijo.

Duele - apenas podía hablar - duele... - me quejé. Rosé se detuvo y prendió la luz del velador desde mi regazo. Su cara se sorprendió al verme pálida y agarrando mi corazón.

¡Jennie! - gritó mientras subía nuestros pantalones. Jennie llegó corriendo.

¿Qué pasa? - preguntó asustada, pero al verme lo entendió - ¿dónde está  la caja de las nuevas pastillas que está tomando? - preguntó. Rosé se la entregó y Jennie leyó la etiqueta que traía.

Ok, puede ser un efecto secundario, taquicardias... - dijo leyendo - iré por un vaso de leche tibia.

Después de un rato Jennie subió con lo prometido. Lo bebí más que rápido.

Calma amor - me dijo Rosé. Me acostó y me sentí un poco mejor.

Jennie y Rosé se quedaron conversando afuera del cuarto, no pude escuchar nada. Diez minutos después Rosé entró.

Que frío - me quejé.

Es tu presión, se esta acomodando, ven aquí - me dijo acurrucándome.

Tu cuerpo - le dije tocándola - amo tu calor, tu olor, todo.

Rosé se sonrojó.

Yo también amo todo de ti - me respondió abrazándome. Después de esa frase caí profundamente dormida.

A la semana siguiente.

Ya habían pasado varios días y era mi última cita con la doctora. Byul me llevó en su auto. Me sacaron la bota, el cabestrillo y mis costillas ya estaban mejor. Solo me dejaron un analgésico en caso de emergencia. Volvimos a la Pink House.

Con Rosé solo habíamos tenido encuentros casuales, mi poca movilidad no nos permitía tener ciertas libertades en la cama. Eso le había permitido poder compartir con su familia y a mí también.

Entramos a la casa y el primero en saludarme fue Hank.

Hola Hanky, ¿cómo está ese cachorro, cómo te trata tu madre? - le pregunté como bebé mientras lo acariciaba y él me movía su cola.

Rosé se paró para saludarme con un beso en la mejilla.

Hank está falto de cariño - dijo coquetamente y viendo que ya me habían sacado todo en la clínica - al igual que yo.

Rosé y yo +18 (Blackpink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora