Vacaciones en solo

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Nos subimos al auto de Rosé y nos fuimos directo al aeropuerto. Nuestras maletas ya estaban ahí. Tomamos el avión y después de 5 horas de viaje nos pasó recogiendo una camioneta y llegamos a nuestro destino: Zao Onsen, un resort de esquí rodeado de nieve.

Entramos al hotel y el personal del mismo llevó nuestras maletas a nuestra habitación. Entramos y la vista era maravillosa. Una habitación gigante, con una chimenea ya encendida y ventanales que daban a todo el resort, se podían ver todas las montañas cubiertas de nieve.

Rosé... - comencé.

Shhh - me hizo mientras se acercaba para besarme. Profanó  mi lengua con la suya. La abracé y acerqué su cuerpo al mío.

Hace un poco frío - le dije.

Acerquémonos al fuego - me dijo llevándome a la chimenea. Había una gran alfombra en frente y nos habían dejado botellas de espumante y fruta.

Nos acomodamos en el suelo y abrí una de las botellas. Rosé tomó una frutilla y la puso en su boca. Sabía lo que quería, se la quité con la mía y la besé después de comérmela.

Nos tomamos toda la primera botella.

Esto está muy romántico - le dije bromeando.

Y se pondrá aún más cuando me hagas el amor - me respondió tirándose arriba mío. Comenzó a besarme apasionadamente. Quitó mi camisa y yo la suya y bajó mis pantalones junto con los suyos.

Házmelo - me dijo delicadamente. La noche ya estaba cayendo y la habitación solo se iluminaba con el fuego de la chimenea.

La tumbé con cuidado en el suelo, bajé mis manos desde sus pechos hasta su vientre bajo. Pasé mis dedos por su fruto húmedo, Rosé jadeó. Comencé a frotar su clítoris con un dedo, hasta que me rogó por más.

Mételos - me pidió con sus mejillas rojas. Le hice caso, metí mis dos dedos dentro de ella, moviéndolos de afuera hacia dentro. El fuego me permitía ver sus delicadas curvas moverse al ritmo de mi mano.

Te amo - le dije al oído. Pude sentir como su interior se expandió y se contrajo. Había llegado al orgasmo.

Nos quedamos un rato las dos acostadas en la alfombra, hasta que Rosé recuperó el aliento. Cuando ya noté que estaba bien, me puse entre sus piernas, juntando nuestros frutos. Comencé a embestirla, Rosé gemía de placer. Reposé mi cabeza en su cuello, agarré su cabeza por arriba con ambas manos y envolví su cuerpo envolví con el mío. No dejaba de jadearle en su nuca.

Ya voy a llegar - me dijo gimiendo. Lo mismo sentía yo.

Nos corrimos a la misma vez y Rosé comenzó a llorar.

¿Qué pasa amor? - le pregunté preocupada aún jadeando - ¿te hice daño?.

No - respondió secando sus lágrimas - estoy bien, solo... no quiero volver a perderte.

No me perdiste, ni me vas a perder - le respondí besando su frente - vamos a la cama.

La tomé por la cintura y la levanté, ella enrolló sus piernas en mis caderas. Puse sentirle todo nuevamente. Me fue besando en todo el camino al cuarto.

Al llegar, la acorralé en una muralla y comencé a subirla y bajarla con mis brazos, podía sentir como todo su fruto rozaba el mío.

Mmmhmm - le jadeé. Rosé me gemía en el oído. Tenía sus brazos rodeando mi cuello. Al cabo de un rato terminamos entre gritos que rodeaban la oscura habitación.

Estoy muerta - le dije tirándome en la cama. Ella rió. Nos acostamos bajo las sábanas y nos quedamos dormidas.

La mañana llegó y nos vestimos para recibir el desayuno. Más bien dicho, yo solo me puse mi pijama y Rosé salió a la puerta para recibir la comida.

Rosé y yo +18 (Blackpink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora