CAOS ☆ Beny Jr

14

14 ☆ Joseando siempre de día...

¿Estoy haciendo lo correcto? La pregunta resuena en mi mente una y otra vez. He decidido estar a su lado en lugar de perseguir los billetes; he dejado de lado la música. Literalmente, ahora parecemos desconocidos. Y pensar que hace años la miraba con ojos de loco enamorado.

La miro, y ella está durmiendo plácidamente. Relamo mis labios. Es increíblemente preciosa, al igual que hace años.

De repente, el timbre de mi casa suena. ¿Quién puede ser a estas horas...?

Me levanto de la silla y camino a la entrada.

—¿Qué mierda haces aquí?—Me sorprendo al ver al padre de Nahara, de nuevo.

—Puedo hacer lo que se me dé la gana— Entra a la casa como si fuera su hogar, observando todo a su alrededor.

—Dime qué quieres y lárgate— Empieza a sacarme de quicio a estas alturas.

—Idaira ya me ha dicho lo que ocurrió en el sótano— Su mirada fija y penetrante, que parece como que estuviera lanzando dagas hacia mí— Me sorprende que hayas fallado, querido Beny. Con lo leal que eras a tu gente, y ahora nos has perdido por una simple mujer— Se acerca un paso más a mí.

—Supongo que hay gente que cambia. Los malos no son tan malos como creemos. Más bien, todos somos malos y nos hacemos llamar buenos— Retrocedo un paso, sintiendo nuestra tensión rodearnos— ¿Qué tanto te preocupa?

—Me preocupas tú. Has logrado sorprenderme. La droga no llegó a su destino por tu culpa, y perdí una buena cantidad de dinero que nos hubiera servido para ambos.

Empiezo a apretar mis puños con furia, sintiendo mis uñas clavadas en las palmas de mis manos.

—¿Crees que Nahara al verte hubiera sabido quién eres?—Ríe sarcásticamente, y eso me revienta.

—Yo sé que, si ella supiera quién soy en realidad, me seguiría apreciando— Mi voz ha sido firme, al igual que mis palabras. Mantengo mi cabeza en lo alto, sin bajarla en ningún momento.

—Por favor, no seas ridículo. Estamos hablando de la misma Nahara, ella es mi hija y tiene mi sangre— Se señala con desdén—. Tiene buenos genes, no podría quejarse— Su sonrisa maliciosa me pone en alerta. Le llega a tocar y le saco los malditos órganos con las manos.

—Vete antes de que esto termine mal— Mis palabras fueron más amenazantes que tener un cuchillo en mano, y sé que lo ha notado, ya que deja salir una leve risa.

—¿No puedes soportar que hable así de "tu bella amada"?— La verdad es que su risa me hiere más de lo que quisiera admitir, pero eso es lo que quiere, destruirme, derrotarme.

—La salida está ahí, ¿podrías hacerme el favor de irte? Suficiente hemos hablado por hoy, más bien, espero no volver a cruzarte.

Se me queda mirando por un par de minutos, intentando descifrar mi mente por mis ojos. Finalmente, al no lograrlo, se marcha sin decir nada más. Suelto todo el aire que he estado conteniendo y me dirijo a mi habitación, congelándome por completo al ver a Nahara despierta, con un rostro de angustia.

—¿Qué relación tienes tú con mi padre?— Pregunta con un tono serio, sacándome de mi pequeño trance.

—Nahara...— Nunca he llegado ha pensar que este momento llegaría, nunca.

—Sabía que no podía confiar en ti. Bueno, no es que lo hiciera, tan solo quería saber el motivo del porqué estoy con vosotros, pero creo que todo ya está relacionado— Muerde su labio inferior con nerviosismo, sus ojos brillan con dudas. Notó su decepción ante mí.