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36 Fotos conmigo no quiere colgar...

Las calles están oscuras y yo camino sola, mirando mis manos que no paran de sangrar. Las lágrimas han vuelto a brotar, inundando mis mejillas.

Damn, lo que daría por morir en este instante. Esto solo me pasa a mí. Y ahora, para colmo, comienza a llover. Genial.

Me siento en un banco mientras las gotas caen, chocando contra mi piel y salpicando. Tiene toda la pinta de que me voy a resfriar, pero no tengo a dónde ir. Beny me había dicho que a esta hora íbamos a buscar a mi madre, ¿y ahora qué?

Deseo poder volver al pasado, convencer a mi madre de no venir aquí. Ha sido lo peor que me ha podido pasar.

Me senté en un banco de la zona para poder despejarme aunque sea un poco. Levanto la vista hacia el cielo y cierro los ojos.

—Hola, guapa— escucho una voz masculina.

Abro un ojo y miro a quién me habla. Un tipo con pelo rubio, ojos marrones y labios gorditos y rojizos. Parece el típico chico que busca aprobación femenina, el que busca conquistar a todas y traerlas locas.

—¿Qué cojones quieres?— mi pregunta suena más molesta de lo que he pretendido.

—Yo nada, te he visto muy sola y he querido acercarme. ¿Acaso eso te molesta?— gira la cabeza hacia un lado, como si buscara aprobación.

Me doy cuenta de que hay varios chicos sentados en un banco de enfrente, aunque están algo lejos. Ellos le sonríen y asienten con la cabeza, alentándolo.

Vuelvo a fijarme en él, desafiándolo con la mirada.

—Vete a la mierda— murmuro. Ya conozco la mierda de sus intenciones.

—¿Eh? Tranquila, chavala, que no te he hecho nada, todavía no. ¿Tienes frío?— se sienta a mi lado, y yo me levanto al sentirlo demasiado cerca. ¿Quién se cree? Su forma de ser me ahuyenta.

—¿Eres sordo o simplemente gilipollas? Lárgate, te digo— me abrazo los hombros con mis manos, intentando protegerme, tanto del frío como de las malas vibras que me da.

Él, con agresividad, me agarra del brazo, cosa que no me esperaba.

—No te creas la gran cosa solo por ser la novia de Beny. ¿Qué? ¿Te ha dejado tirada, sola?— me balancea de un lado a otro, reclamando.

—Suéltame— intento zafarme de su agarre—. Hijo de puta— le escupo, pero no ha servido de nada, tan solo le ha hecho enfurecer aún más.

Siento el impacto de su mano en mi rostro, más específicamente en mi mejilla izquierda, que se vuelve ardiente. Me ha pegado.

—No te creas la gran cosa por meterte en la vida de los demás. Deberías ocuparte de tu propia vida, porque dudo que con tu actitud y tu cara de tonto logres algo— le digo con rabia, retorciendo el brazo que me sujeta.

Saco la navaja de mi bolsillo derecho y se la clavo en el mismo lugar, en su brazo. No tarda en reaccionar ante el dolor, soltando un grito algo desgarrador.

—Púdrete. Más te vale que no te vuelva a ver— le escupo.

Escucho su gemido de dolor. Cuando se aparta un poco, doy unos largos pasos hacia atrás, dispuesta a irme.

—Estás jodidamente loca.

Sus amigos se acercan rápidamente al ver que le he hecho daño, de que está sangrando. Me doy cuenta de que uno de ellos saca una pistola de su pantalón, me apunta y aprieta el gatillo con rapidez. No sé cómo lo hice, pero logré esquivarlo; la bala solo me ha rozado el hombro.

Salgo corriendo del lugar, apretando con fuerza mi hombro herido.

¿Qué acaba de pasar? Proceso lo ocurrido. ¿En serio creen que soy la novia de Beny? Joder.

Me doy la vuelta al escuchar pasos cerca detrás de mí. Un amigo suyo me está persiguiendo.

—Ven aquí, no te haré nada. Detente— me ordena, pero qué idiota, no le voy a hacer caso ni loca.

Mis piernas ya no aguantan más. Mis rodillas se aflojan y me caigo, raspándome los pantalones, con ello las rodillas también me han ardido. Me siento derrotada, sin fuerzas.

—Mierda— susurro, sintiéndome cada vez más debilitada.

El chico me agarra de la cintura, como si fuese una pluma, levantándome del suelo y me lleva con facilidad hacia un callejón. Saco la navaja con lentitud, preparándome para clavársela en el cuello, pero él me agarra la mano y la aparta. La navaja cae lejos, inalcanzable.

Gruñe, y acto seguido me besa en los labios. Qué puto asco.

Quiero alejarlo de mí, pero cada vez que lo empujo parece que ni lo rozo. No puedo hacer absolutamente nada. Quiero llorar, quiero patear, quiero morir.

CAOS ☆ Beny JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora