82

329 11 0
                                    

Ya rompí todos los espejos...

Temporada 2.

NAHARA;

Ya por fin es de día. Me levanté a causa de una pesadilla horrible. Me voy al armario, que está algo roto y desgastado, y me puse una camiseta dos tallas más grandes que la mía de Spliknot, negra, y unos pantalones vaqueros negros anchos. Me puse mis converse negras de siempre. Me peino un poco el pelo con mis dedos y abro la puerta de la habitación para buscar a Daimon. No está en la cocina, no está en el baño, no está en la habitación, no está en el salón. Qué raro.

Entro a la casa abandonada que está al lado de la nuestra. Lo primero que veo es el saco de boxeo agitándose levemente. Frunzo el ceño y giro a mi izquierda, encontrándome a Lukas en el mismo lugar en donde estaba John atado. Él tampoco se queda atrás, también está atado de las muñecas y las piernas. Daimon se encuentra frente a él, molesto. Sus músculos están muy tensos.

—¿Que cojones haces?—Llamo la atención de los dos.

Lukas me mira con un brillo de los ojos y una sonrisa pegada en su rostro. Vuelvo mi mirada a Daimon, quien me analiza de abajo a arriba.

—¿Que haces aquí?—No aparta su mirada de mi cuerpo.

—Mi cara está aquí arriba, Daimon—Señalo mi cara con el dedo—No me dijiste nada sobre que querías... secuestrar a Lukas.

Este último me mira desesperanzado.

—Nahara, estás viva—Sonríe, achinando sus ojos—Sácame de aquí, por favor.

—Daimon—Me acerco a él—No puedes no avisarme sobre esto, es serio y podría joderlo todo—Estamos cara a cara, de pie, frente a Lukas, que está sentado en el suelo, desorientado.

Es tan alto que tengo que subir la cabeza para mirarlo a los ojos, pero sin miedo.

—No tengo porqué avisarte, además que solo es por diversión—Relame sus labios, mirando fijamente a los míos.

Me estremezco por su acto.

Veo que saca una pistola de su cinturón.

—Toma—Me ofrece la misma pistola que me dio hace unos días atrás.

—No pienso matarlo—Niego rotundamente.

—No lo matarás, solo por si se pasa de listo—Susurra en mi oído, con sensualidad.

Lo agarro bruscamente de su mano. Daimon sonríe y saca otra pistola, pero para él.
Se acerca tanto a mí que su aliento a menta y cigarros choca contra mi rostro. Sus manos se posicionan en mi cintura, apretando su agarre.
Sus labios gruesos rozan los míos, haciendo que suspire. Sus dientes hacen contacto con mi labio inferior, tirando de él. Hace que suelte un quejido y lame lentamente la sangre que ha ocasionado.

Abro los ojos al notar el sabor metálico.
¿Que mierda acaba de pasar? Dios, no, no, no.

Lo aparto de mí y miro velozmente a Lukas, avergonzada.

—¿Estás con el gilipollas este?—El brillo de sus ojos desaparece poco a poco, y está más pálido que antes.

—No, no lo estamos—Le lanzo una mirada con furia a Daimon.

Este último me apunta con su pistola, con un dedo en el gatillo.

—Vamos, apuntale y dispárale en la pierna para que se calle—Su tono de voz me hizo estar alerta de que no lo dice de broma.

—¿Me estás jodiendo?—No pude decir nada más porque hizo una seña a la pistola que tiene entre sus manos, apuntándome a la cabeza.

Abro la boca pero me niego a reprochar. Mis manos tiemblan, la pistola siento que cada vez me pesa más y más. Apunto a Lukas, pero sin tener el dedo en el gatillo.

Daimon mira por encima de mi hombro, haciendo que frunza el ceño.

—¿Estáis juntos en esto, Nahara? ¿Vas a matarme?—Niega con la cabeza varias veces—Confié en ti, acabo de enterarme de que estás viva y vienes con esto...—Su voz quebrada me pone los pelos de punta.

—Lo siento, Lukas. De verdad, perdóname—Grito al escuchar el gatillo después de mis palabras.

La sangre vuelve a salpicarme por todo el cuerpo, pero esta vez es de Lukas. Gotas rojas y frías han salpicado todo mi rostro, y hizo que abra la boca por el susto. Mi pistola cae de mis manos.

Algo metálico cayéndose al suelo se escucha detrás de mí. Al girarme rápidamente, sus ojos se quedaron clavados sobre mí, su boca se entreabre. Me siento en el infierno mientras me mira tan fijamente y sorprendido. Siento en él el odio, la impotencia, la tristeza y el susto.

—Beny—Mis palabras se ahogan en mi garganta.

No dijo nada, más bien, ninguno dijo nada más. Daimon tampoco, y sé que está a unos cuantos pasos detrás de mí, pero no puedo ver sus expresiones.

—¿Nahara? Imposible, ¿Quien cojones eres?—Su voz es entrecortada, su tono de voz es elevada y se nota la frialdad tras esas palabras—Dime que no eres Nahara, por esta vez no quiero que lo seas—Se acerca a mí y me agarra de la camiseta, elevándome unos cortos centímetros del suelo.

Me agita levemente, con sus ojos humedecidos y con furia en ellos.

—¿Estás viva? ¿Mataste tú a Lukas?

Entiendo que sus sentimientos estén confusos, pero más confusa estoy yo. ¿Que hace él aquí? ¿Como me ha encontrado?
Una lágrima se escapa de mis ojos llorosos.

—Yo no lo he matado—Susurro, pero sé que lo ha escuchado.

Me tira al suelo con brusquedad. Mi espalda impacta contra el suelo, haciendo que me retuerza del dolor poco después de caer. Varios quejidos salen de mis labios, cerrando los ojos con fuerza.

—No sé si dices la verdad o te estás burlando de mí. Ya no sé qué creer de ti, Nahara. Estoy tan confuso...

CAOS ☆ Beny JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora