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17 La extraño, pero no sé, dinero en su closet...

—¿Estás lista?— me cuestiona Morad, su voz cargada de preocupación. Siendo sincera, siento un revoltijo de emociones en mi estomago. Asiento varias veces con la cabeza, consciente de que lo que se avecina es inminente. Debo ser consciente de lo que se está por venir en breves. He creado una historia en mi mente con todas las salidas que podrían ocurrir con el plan; aunque hay algunas donde salgo victoriosa, la idea de que tal vez me peguen un tiro en la sien no me agrada en absoluto.

—¿De verdad hay necesidad de hacer esto?— vuelve a preguntar Beny por tercera vez contada, con un tono de voz gélido y la mirada fija en mí.

—Esto es lo que hay. ¿Acaso tienes tú otro plan el cual sea fácil de seguir?— respondo, hablando entre dientes. Ya se muestra algo cansado con esta charla de: lo hacemos o no lo hacemos.

—Pues sí, deberíamos dejarlo en paz y así no nos atacará más al pasar por completo de él. Se cansará de que no le regresemos la mirada. Este debería ser el Plan A, en vez del Plan B— con aires de saber de lo que habla, mete las manos en los bolsillos de su pantalón chandal gris.

—¿Es en serio? Creía que conocías perfectamente como es mi padre— contesto riéndome, con una voz incrédula. Parece mentira—. Mi padre no pararía jamás hasta que le devolvamos la mirada, así como dices.

—Yo más que nadie sé cómo es, pero, por favor, con El Patrón no. Ese chico me viene tocando los cojones— pasa la mano por su cara, un gesto de frustración que me resulta familiar.

—Iré al baño antes de salir— bufo mientras lo sigo con la mirada y poniendo una mala cara. ¿Por qué no lo acepta y ya? ¿Tan difícil es para él?

Cierro la puerta con pestillo y, al instante, mi móvil me notifica de un nuevo mensaje. Se trata de un desconocido.

Tu madre no deberá estar muy orgullosa de tener una hija como tú.

Pobrecita, está sufriendo por tu culpa.

*Imagen.*

Al ver la foto de mi madre en mal estado me alarmo. Abro la puerta con una rapidez increíble, no me ha dado tiempo de hacer nada.

—¡Mi madre!— grito frustrada. Quiero salir de aquí y huir, irme junto a ella, lejos de todo.

Los dos se miran entre sí, sin entender qué sucede. Les muestro el chat con los mensajes del desconocido. El móvil tiembla en mi mano.

Me he tenido que sentar en el sofá, mareada por la angustia. Odio que otras personas tengan que pagar por mis errores.

—Mierda, estoy seguro que es tu padre— su voz se vuelve severa—. Hay que ir en dónde sea que esté ahora mismo y pararlo, no tiene porqué meterse con ella.

—Me encuentro muy mal— sollozo, sintiendo que el mundo se desmorona a mi alrededor.

En cualquier momento, puedo terminar desmayada en el suelo.

—Tranquila, no creo que le haga daño— Morad da dos pasos atrás, tan tranquilo como siempre, y sabiendo de lo que habla.

—¿Tan convencido estás?— me quiebro a mitad de la frase, con la desesperación apoderándose de mí—. Par de idiotas, ya me voy sin vosotros. No os necesito.

—¡Nahara!— el grito del Beny fue lo último que he podido escuchar después de cerrar la puerta con un fuerte portazo.

Salgo de su casa antes de que puedan decirme algo más. Al llegar al parque, veo a John sentado en un banco, acompañado de otros tres chicos más, que no reconozco exactamente de quienes se tratan.

—¡John!— llamo su atención, sintiendo que el corazón me late con fuerza.

Los otros tres chicos me miran con morbo, y eso me hizo irritan, aunque es lo que menos me importa ahora mismo. La ansiedad me está consumiendo ahora como para darle importancia a estos idiotas.

—¿Qué pasa, reina?— pregunta John, con una voz seductora.

—Deja de hacer el maldito gilipollas y dime en dónde cojones está escondido mi padre— él se sorprende ante mi mala contestación.

Se levanta de aquel banco y acerca más a mí, queriendo alejarnos de sus amigos. ¿Acaso ellos no saben de la mierda en la que está metido su amiguito?

—¿Cómo lo sabes?— susurra, agarrándome del brazo, algo brusco—. ¿Te lo han contado este par de idiotas?

—Dímelo, ahora mismo— aprieto la mandíbula. Estoy empezando a desesperarme—. Tengo prisa, John.

—Deberíamos hablar esto en privado— gira su cabeza para mirar a sus amigos de reojo, como si temiera de que escucharan.

—No tengo tiempo, joder— me he podido zafar de su agarre, y salgo corriendo de allí.

—¡Nahara, detente y escúchame!— Beny viene corriendo también hacia mí, ligeramente sudando y jadeando.

—Dime donde está— me detengo, tan solo para sacarle la información que ahora mismo estoy buscando.

—Vamos juntos, ¿vale? Es peligroso, por favor—intenta calmarme, pero es en vano. Se nota que está lleno de preocupación.

Asiento sin pensarlo. Él empieza a caminar, y yo voy detrás de él, siguiendo sus pasos. Nuestras manos están entrelazadas mientras avanzamos a toda prisa.

—Aquí es— paramos frente a... ¿una maldita bodega abandonada? La incertidumbre me invade, pero yo he decidido esto, y no hay vuelta atrás.

CAOS ☆ Beny JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora