CAOS ☆ Beny Jr

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19 ☆ Quiere que le cante, pero si es de noche...

El coche frena en la estación de policía, y un oficial me ayuda a bajar del vehículo. Entramos al edificio, y un policía me condujo hacia una sala, donde me deja sola.

Lo que me faltaba: voy a ser interrogada. Me acomodo lo mejor que he podido y me dispongo a esperar.

—Soy Zen Vega, ya deberías de conocerme... Bueno, sabes que tienes derecho a un abogado, y como no tienes más familiares cerca, he sido asignado para tu caso, señorita— Bromea al final.

Pongo los ojos en blanco. Este es el chico que había conocido en la fiesta, y no he imaginado que terminaría aquí. Las casualidades existen.

Poco después, otro hombre entra a la sala y se sienta frente a mí.

—Comencemos— Suspira—. Soy Axel González. Empezaremos con el cuestionario; te pido que respondas lo más sincera que puedas.

Zen se ríe descaradamente mientras que Axel empieza a hacerme preguntas sobre mi vida, mi relación con mis padres, cómo sucedieron las cosas... Funalmente, el chico sale de la sala, dejándome a solas con mi querido abogado, noten el sarcasmo.

—Cuando tenga la fecha de tu juicio, te avisaré.
Por ahora, irás a un reclusiorio— me informa para mantenerme al tanto de la situación.

—Supongo que gracias— agradezco con desdén.

Zen se acerca poco a poco a mí, quedando cara a cara conmigo.

—Haré todo lo posible por sacarte de aquí, te lo juro.

Lo miro fijamente a los ojos, intentando evaluar la sinceridad en su mirada, y luego se va, dejándome, ahora sí, sola en el cuarto.

—Vamos— me dijo un oficial, sacándome de mi trance.

Tuve que subirme de nuevo a un coche, La situación me marea.

Necesito saber qué ha pasado con Beny. Necesito abrazarlo, saber si está bien, si ha podido huir, lo necesito desesperadamente.

Después de un largo rato, al parecer llegamos a nuestro destino. El oficial me ayuda de nuevo a bajar y entramos al reclusorio.

—Estamos en el reclusorio. Te quedarás aquí hasta el día de tu juicio— me vuelve a informar el oficial, con un tono de voz que no deja lugar a dudas.

Hago una mueca. Caminamos por un pasillo donde hay más policías. 

—Es la nueva chica— escucho murmurar a alguno de ellos—. Llevársela.

Asintieron y me condujeron con otro oficial por un lugar distinto, hasta que llegamos a una puerta de metal enorme. Lo inspecciono rápidamente mientras continuamos caminando, dando vueltas por varias celdas. Casi están vacías, pero logro ver a algunas personas, y todos parecen atrapados en sus propios pensamientos.

—Aquí te vas a quedar. Te pido que te comportes correctamente, y él será tu compañero ahí dentro— me dijo el oficial, señalando a un chico que está sentado en una de las camas de la celda.

El policía me desata las manos y entro con paso lento, aunque finalmente me empuja para el me moviera más rápido y entrara. Me senté en una de las camas y dirijo mi vista hacia el chico misterioso que tengo enfrente.

—Qué capullos— lo oigo murmurar al oficial al irse.

Perfecto, ahora sólo queda esperar.

Vuelvo mi atención hacia el chico. El cual, ahora que me fijo, tiene heterocromia; un ojo es verde y el otro es color miel. Su cabello negro despeinado, que parece un mullet, le da un aire atractivo a su rostro perfecto, bien definido, con su mandíbula marcada que hizo que relamiera los labios involuntariamente. Parece ser bastante alto, seguro que me saca al menos cinco cabezas.

Escucho cómo se ríe descaradamente.

Joder, su risa casi me deja sin aliento.

—Ya sé que estoy demasiado bueno, pero por favor, me estás comiendo con la mirada. Debes ser más disimulada al menos— dijo con una voz ronca y varonil, sin fingirla. Eso definitivamente lo hace aún más atractivo.

—¿Eh? No, para nada— niego, sin saber que decir exactamente. Trato de ocultar mi incomodidad ante sus palabras.

Tengo que admitir que me parece que es un tanto egocéntrico.

—Tienes cara de niña buena. ¿Por qué estás aquí?— me pregunta, sonriendo de forma ladeada.

¿Cara de niña buena? Ja.

—Creo que he matado a mi padre— respondo a su pregunta, tragando en seco, sintiendo el peso de la confesión.

—Vaya, eso no es nada. Han habido cosas peores que han hecho mucha gente de aquí— dijo, como si la violencia fuera un tema cotidiano.

Eso me ha hecho pensar que tal vez tiene un transfondo oscuro. Pero, ¿y si de verdad es un psicópata? Tiene toda la pinta.

—¿Y tú? ¿Que has hecho para estar aquí?— le pregunto, con la intriga encomiendo mi mente.

—No querrás saberlo— me sonríe de lado—.
Dime mejor cómo te llamas.

—Nahara, tú también deberías decirme cómo te llamas— respondo, aunque me ha dejado con la duda. Trato de reírme un poco, para relajar el ambiente.

—Estamos hablando de ti— mantiene la mirada con la mía. Eso hace que no pudiera separar mi vista de él, porque me ha hechizado por completo.

Este chico es raro, definitivamente, pero hay algo en él que me atrae. Tal vez es su forma de desdramatizar la situación o la forma en que se toma las cosas tan a la ligera. Pero en el fondo, sé que no debo dejarme llevar. La vida en el reclusorio es muy dura, y no puedo perder de vista mi objetivo: salir de aquí y encontrar respuestas sobre Beny.