Capítulo 1

10.1K 552 19
                                    

Madison estaba feliz en su cama, el día de hoy llegaba su querida y perfecta prima de su año en Inglaterra. No pudo evitar que un chillido saliera de su boca. Solo con pensar en la cara que esta colocaría al enterarse de que su amado Daniel Crowel ya no la amaba y, sobre todo, que no se iba a casar con ella, solo por esta acción, valió la pena aguantar a ese meloso de Daniel, parece ser que la señorita perfecta no va a tener una vida perfecta después de todo.

Aunque fue un poco tedioso conquistar a Daniel, más por lo sonso que era, pero los hombres con una mujer de cara bonita y grande pecho se rendían muy fácilmente y Daniel no fue la excepción, sus rizos rubios y ojos azules no era competencia para una pelirroja de cuatro ojos, todos los hombres quieren una mujer hermosa a su lado y más sí este se convertiría en dueño del único banco existente en Montana.

Levantándose de su cama para ir caminando directamente al lavado, donde se lavó la cara. Cuando se la estaba secando, no pudo evitar pensar en Marco Miller, le gustaba ese hombre con su porte tan varonil y sus grandes músculos, su piel bronceada por el sol y demostrando su ardo trabajo en la tierra con sus profundos ojos grises que le recordaba un día tormentoso y su cabello salvaje negro, extrañaría sus caricias y sus besos apasionados, pero ella siempre fue una mujer muy cuerda y una dama al lado de un vaquero solo en pesadilla, sabía que este romance prohibido había durado un poco más de lo debido teniendo en cuenta que ella nunca quiso nada serio con él, mientras él se proyectaba un futuro con ella, el comparado con Daniel un hombre de cabello castaño y con pecas en la cara y ojos color miel, no hacia competencia, pero el dinero que poseía la familia Crowel era más que suficiente para que lo encontrara atractivo. No pudo evitar soltar una carcajada tras  ese pensamiento, camino hasta la cuerda que había en su habitación que anunciaba que necesitaba servicio y a los poco segundos llego una joven sirvienta que la ayudaría en colocarse el vestido, no recordaba el nombre de la chica, no era una persona importante así que ¿Por qué le debe importar? así que mientras esta la ayudaba a colocar su vestido siguió pensado en su situación actual

Es cierto que estaba emocionada por la llegada de su prima, pero también estaba un poco inquieta cuando Marco se entere de su matrimonio, que hasta ahora lo ha podido llevar en secreto y solo la familia de ambos sabían de este, ya que primero deberían comentarles a Isabel lo sucedido, ella hizo que Daniel le prometiera que cuando este le dijera aquella verdad a Isabel estaría ahí presente y después de eso le diría que su boda se efectuará al día siguiente, no quería ningún contra tiempo

-Señorita ¿necesita algo más? —la tonta empleada la sacó de sus pensamientos. Se miró al espejo para ver lo que esta había hecho y le gusto así que con su mano la despacho despectivamente –Si, ya lárgate—esta salió rápido de su habitación para dejarla sola, se miró en su espejo y vio que todo estaba perfecto tenía un hermoso vestido y un encantador peinado, así que practicó un poco el gesto de niña inocente que venía haciendo con Daniel para salir de la habitación

Una vez fuera de su habitación, camino directamente al comedor para tomar el desayuno, notando que sus padres se encontraban ahí

-Buenos días, padres—dijo al llegar

-Buenos días, mi dulce niña—escucho a su madre responder mientras tomaba una taza de té-

-Hoy estás espléndida –dijo su padre mientras le echo una rápida mirada, para seguir leyendo el diario.

-Hoy hace un día espléndido, mi prima no tendrá ningún problema en llegar si el clima sigue así —comento mientras se servía un poco de huevo revuelto en plato.

-Si querida, cuando terminemos de desayunar iremos por ella como está previsto –aunque trató de no verse complacida, una pequeña sonrisa se extendió por su rostro.

—Estoy emocionada, ya quiero verla —cuando dijo esto escucho un pequeño resoplo que sabía de donde precedía y era Ava la nana de Isabel, esa era a la única persona que no podía engañar con su actitud de niña buena, ahí estaba con su vestimenta blanca y su cabello entre blanco y negro debido a sus canas y su piel blanca con sus brazos manchados, por algunas manchas de vejez y sus ojos negros que estaban severamente mirándola– Nana, ¿Es que no te da alegría de que Isabel llegue? —le preguntó.

-Mi corazón se llena de alegría de que mi niña, Isabel, por fin este en casa —le contestó.

-Si es así no entiendo el ¿Por qué de tu cara? —quiso acorralar la un poco con sus preguntas.

-Mi niña ha sufrido mucho tras la muerte de sus padres y no quería que volviera a su sufrir, ella es una niña muy noble y de buen sentimiento -cuando Ava termino de decir esto, noto como el humor de sus padres cambio a estar feliz con ella a sentir empatía por Isabel aún no había llegado y ya toda la atención era para ella. La odiaba.

Unos toques en la puerta principal dieron aviso que tenía visita, luego de unos minutos el visitante entro en la sala del desayuno.

-Buenos días –sabía de quién era esa voz, trató de que su cara se viera la más feliz al ver de quien era- ¡Daniel! —exclamó. Él podría ser un sonso, pero sabía cómo vestirse, hoy su atuendo era todo de negro desde, su pantalón, camisa, seguida por una chaqueta y un sombrero, mostrando su clase y estatus - ¿llegué un poco temprano, querida? —dijo cuándo se acercó para darle un casto beso en su mejilla en señal de saludo.

-No, ya acabé –dijo poniéndose de pie, no quería estar en el mismo lugar que Ava, ya que no sabía que tanto podría durar su farsa con ella cerca– además ya quiero ver a prima –le sonrió tiernamente Daniel– lo sé, sé que la quieres mucho –esto le dijo mientras le correspondía una sonrisa, ¿Quererla? ¡Ja!, tuvo que contener las náuseas que sintió en su estómago cuando escucho estas palabras.

-Bueno, vamos – dijo su padre al levantarse de la mesa, y así todos partieron.

Isabel estaba feliz no podría creer entre poco vería a su familia, solo por eso había valido la pena tantas horas de viaje, aunque se sentía cansada, sudada y llena de tierra debido al transporte en carreta como ahora, sabía que pronto estaría en los cuidados de Ava, su hermosa nana, ya podía ver por la ventana de la carreta las grandes montañas de su amada Montana, miro a su alrededor su tío había pagado para que se transportara sola en esta carreta, pero la realidad es que le daba un poco de miedo ser transportada por un periodo muy largo con dos hombres, además su chaperona de Londres no quiso acompañarla de regreso América, no quería que Daniel pensara mal, así que prefirió tener un bebé llorando todo el camino con su madre, y otras 5 personas más. Y le daba gracias a Dios que esta carreta no ha sufrido ningún ataque ya sea por cuatreros o indios, como había escuchado que otras no contaron con la misma suerte.

Sintió que los caballos bajan la velocidad, eso solo quería decir que estaban llegando a la entrada del pueblo. Cuando se detuvieron por completo escucho al conductor decir - ¡Hemos llegado! —su corazón palpitó más rápido cuando escuchó ese grito ¡por fin! Había llegado después de pasar, por barco, carruajes y carreta, llego a su destino.

Una vez que se bajó de la carreta, al principio no diviso a sus tíos, pero luego los vio junto a su prima y Daniel. No recordaba que Madison y Daniel se la llevaran muy bien como para estar uno al lado de otro, pero eso no importaba en este momento. Se apresuró para saludar.

- ¡Mi niña! —la primera en saludar fue su tía que le dio un abrazo corto, ella notó que no había cambiado mucho, aunque su cabello rubio ya tenía algunas hebras blancas y sus ojos cafés mostraban cierto cansancio. Luego paso por su tío donde le regalo un asentamiento –Me alegro, que hayas llegado sana y salva —ella le sonrió, tenías algunas arrugas alrededor de sus ojos y las canas de al lado de su cabeza aumentaron más en su cabello negro, haciendo dar un porte de madurez y clase, y aún tenía la inteligencia reflejada en sus ojos azules —Gracias tío, yo me alegro de verte.

Cuando fue a saludar Daniel este le tendió la mano al cambio, simplemente no entendía este raro actuar de él— ¡Me alegro de que estés aquí primita! —Madison se le lanzó en un abrazo, eso no lo esperaba, ya que su relación no era la mejor. Pero de igual forma le regalo una sonrisa, puede que este año la hizo cambiar– Me alegra de verte, Daniel –dijo para ver si el cambia su actuar con ella, ya que no era capaz de mirarla y eso la intrigaba más —luego hablamos —fue todo lo que dijo, ni siquiera un te extrañé o un abrazo.

gracias por su apoyo 😊 no olviden comentar y darle like 🥰
Instagram @jenharly123

Amor En La LlanuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora