capítulo 50

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Isabel miro a Marco, por una parte, estaba contenta que esa humedad no significaba que no tenía control de su cuerpo, así que descanso, pero, por otro lado, le llamo mucha la atención las palabras de Marco –pero anteriormente tus besos no me causo eso, ¿Cuál es la diferencia? —Marco se le acerco como un cazador –hay lugares del cuerpo que son más sensibles que otro, dime ¿siente lo mismo cuando te doy un casto beso en los labios o cuando te lo doy en cuello? –pensó en su pregunta y los besos casto en su boca solo despierta ternura en ella, pero si el besaba  su cuello siempre le daba un escalofrió y podía sentir como sus senos se sentía más apretado—no, no siento lo mismo—el sonrió

--y si jugamos un rato—ella lo miro sin comprender

--- a que te refieres –le contesto

--si descubró cuales besos te afecta más que otro, yo estoy dispuesto a enseñarte—le escuchó decir –no te preocupes, se cómo tocar a una mujer—él le hablaba en el oído mientras subía sus manos por sus piernas en una suave caricia, pero aquella última frase la hizo arrugar su frente –¿tienes mucha experiencia con las mujeres? —le pregunto—por su puesto

Marco sintió el cambio en la actitud de Isabel luego recordó lo último que dijo ¡Maldición! Como se le ocurrió decir eso –con que el señor mujeriego –puso su mano en el pecho para apártalo—Isabel –la llamo, pero ella cambio totalmente su actitud ya no tenía la mirada dulce al contrario con la mirada que le estaba dando podía a ver muerto si se pudiera –no debes ponerte así, esas mujeres fueron ante que tu –la siguió mientras entraba a la casa—yo me pongo como me da la gana –voltio y le contesto. No podía evitar pensar que Isabel sentía celos de aquellas mujeres que pasaron efímera en su vida, y sonrió

--¿te ríes de mí? —rápidamente quito la sonrisa –no, nunca me reiría de ti, es solo que no veo porque te pones así, eso fue hace mucho rato –ella lo miro—porque no es justo, ante de ti yo no estuve con ningún hombre, ni si quiere deje que Daniel me besara de la formara que tú lo haces ¿por qué las mujeres deben permanecer puras y virginales hasta el matrimonio y el hombre no? Si ustedes piden pureza uno como mujer puede también pedirla—Marco escucho las palabras de Isabel—es una forma de saber que el hijo que esta esperado aquella mujer que se toma como esposa no sea de otro hombre, al ser virgen da la seguridad que si quedara embarazada es suyo—pensó que su palabra la iba a tranquilizar, pero estaba seguro que quiera matarlo--¡enserio Marco! Ahora yo te pregunto, ¿cuánto tiempo debo esperar a que una mujer toque mi puerta diciendo que tiene un hijo tuyo en su vientre? Porque a mí nadie me asegura nada

--¡Isabel no me faltes el respecto! –sabía que ella solo estaba seguida por los celoso—para tu información, yo no voy por la vida teniendo hijo, para que la sociedad lo llame bastardo, he tenido precauciones con las mujeres que he estado –ella lo corto --¿Cómo? —le era incomodo tener este tipo de conversación con Isabel. se rasco la cabeza ante de contestarle—mi semilla nunca a estado en las entrañas de ninguna mujer –no quería dar más detalles, vio como torció su boca y se sentó en la silla del comedor ---¿lo que haces conmigo se lo hiciste a Madison? —Marco guardo silencio mientras achicaba un poco los ojos mientras la miraba, sabía que esta pregunta era de doble filo – no pienso contestarte eso –vio como ella se levantaba—no es necesario ya lo hiciste, me cambiare mientras te bañas

Mientras se bañaba no podía dejar de maldecirse una vez otra vez, el y su bocata ¿porque coño dijo eso? También que estaba con Isabel, sabía que a ninguna mujer le gustaba que hablara sombre otras mujeres estando con ella, porque tenía que hacerlo con ella y luego estaba la pregunta de Madison, no podía arrepentirse de su pasado, pero tenía un presente que mejorar, si quería un tranquilo futuro. Salió del baño

Se enredó una toalla en la cintura y camino a paso largo a la habitación—¡Isabel! —grito entrando en la habitación para encontrar a una Isabel en media y enaguas colocándose un corcel –¡Marco, me asustaste! No abras así la puerta –lo regaño, pero él recogió su cuerpo, era una delicia a la vista—puedes ayudarme con el corcel—el tropezó con la cama para cruzar la habitación y estar a su lado. Tomo los laso que le ofreció mientras apretaba el corcel—me preguntaste si lo que hago contigo también lo hice con Madison –le susurro en el oído—a ninguna mujer puse de primero ante mi sueño de invertir en las líneas del tren para comprarle una casa, solo a ti, no quise cambiar por ninguna de ella mi forma de ser, solo por ti, ninguna mujer me importo, solo tú, a ninguna le regale flores para que admiraran su belleza, solo a ti, a ninguna le compre ropa o me importo su bienestar, solo tu Isabel Miller—quería decirle que a ninguna de esa mujeres llego a querer como la estaba queriendo a ella, pero callo –no puedo eliminar a esas mujeres de mi pasado , pero si te puedo prometer que después de ti no abra ninguna que ocupe tu lugar –Isabel se voltio para ver Marco—¿enserio a ninguna le regalaste flores?—él sonrió y la atrajo –ninguna me había pegado en las bolas, solo tu –ella le dio un pequeño golpe el pecho mientras recordaba su primer día junto

--no te mortifique por el pasado, porque tú eres mi presente Isabel, solo existe una señora Miller y eres tu –Isabel detallo la cara de Marco con su dedo índice – me estoy volviendo posesiva contigo –él la cargo haciendo que sus piernas se abrieran en su cintura—a mí me encanta que lo seas –quiso sincerarse con el –es solo que sentí que soy la segunda, como Madison no te quiso, por eso estas conmigo

-- si lo pensamos de esa forma yo soy tu segunda opción ya que no pudiste estar con Crowel –dijo Marco

--lo fuiste

--Aush mujer que cruel era—sonrió mientras entrelazaba sus brazos a su nunca, Marco se sentó en la cama con ella en su regazo y podía sentir su excitación ya que tenía una delgada toalla y ella solo tenía su enagua—puedes sentir como se siente nuestro cuerpo junto—el inclino su cuerpo hacia arriba para que ella sintiera esa deliciosa fricción que hacías ambas zonas rosándose, pero no quiera entregarse a Marco solo por la pasión quería algo profundo y sabía que podía tenerlo—se siente muy bien pero quiero ir a la salida contigo—dijo esto colocando una mono en la mejilla de Marco

Marco quería ser paciente con Isabel, pero esta mujer lo iba a matar –solo te diré que el día que te entregues a mí, duraras una semana en esta cama conmigo – ella sonrió—no espero menos de ti –la mirada de Marco se oscureció para luego sacudir su cabeza--¡vamos a cambiarnos! —se puso en pie con ella y se deslizo lentamente y sintió como las manos de él la recogieron sutilmente, lo miro, pero solo sonrió y le guiño un ojo –bueno coge tu ropa y sal—Marco la miro sin comprender sus palabras

--quiero que todo sea una sorpresa—añadió ante su mirada interrogatorio—pero Isabel –lo corto—vamos Marco sal, quiero verte con tu nueva ropa y yo quiero que me veas con mi vestido, sal así lo hacen en Londres, el esposo espera a su esposa al final de las escaleras—Marco tomo su ropa y salió a tropezones por una Isabel empujándolo, nunca le diría a no a esta mujer así que salió a cambiarse

Ya estaba cambiando, Isabel se había demorado ya, perdió la cuenta las veces que le grito si necesitaba su ayuda a lo que ella negó—¡Isabel! –volvió a gritar

--que hombre tan desesperado –el quedo quieto cuando la vio, se vía hermosa, en ese vestido Azul oscuro que tenía flores de fondo entre blancas y rosada el escote no era tan pronunciado y tenía un pequeño volante en la manga corta del vestido, esos gajos en su rostro solo enmarcaban de una forma tan exquisita su rostro –por lo que veo te gusto como me veo—ella miro a Marco se veía tan guapo con su nueva ropa, con su pantalón negro que hacia juego con su camisa la chaqueta de color marrón oscuro y su cinturón en donde tenía dos armas en su costado, dejo de ser un simple vaquero a aparecer un ranchero, pero algo le llamo la atención—¡te quitaste toda la barba! –había empezado amar esa pequeña barba que le hacia cosquilla cuando la besaba—ya me molestaba un poco—ella se acercó y paso su mano por su pecho ante de llegar a su hombro –mentiroso—él se apartó y dio una vuelta

--no me has dicho ¿me veo guapo? —le sonrió con gana—si estás muy guapo—él se le acercó y le dio la mano—le gustaría bailar conmigo –ella le siguió el juego—lo siento señor soy una mujer casada, solo bailo con mi esposo—él la jalo a lo que ella rio ---buena respuesta

--lástima que me veo muy pálida necesito color en mi mejilla—Marco miro a Isabel le era imposible apartar la mirada ella se veía deslumbrante, habían quedado en que caminarían al pueblo ya que acaballo sería más complicado—¿quieres color en tu mejilla? —le pregunto a lo que ella asintió, se acercó a su pecho, donde le dio un pequeño beso en esa pequeña porción de carne que, quedaba a la vista—¡listo! –Isabel podía sentir como su mejilla enrojecía por la acción de Marco –ya tienes color en tu mejilla 

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