Capítulo 63

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Marco la llevo hasta la cama donde la deposito lentamente en ella, luego se puso de pie. No comprendía que pretendía hacer, lo vio caminar hasta la puerta--¿Qué haces? --le pregunto confundida—no quiero que nadie nos interrumpa –observo como aseguraba la puerta--¡el mundo se puede acabar! Pero mi mundo está aquí –se volvió y la detallo por completo, de repente su actitud un poco atrevida salió y fue dando paso al pudor, llevo sus manos hasta sus pechos para cubrirlo—no, no. No te escodas de mí—lo escucho decir en un susurro ronco mientras camina lentamente hacia ella y se quitaba los pantalones

--pienso devorarte toda—inclino su cuerpo y comenzó a besar y mordicar sus pies. Haciendo un camino lento hasta sus piernas. Un suspiro de satisfacción salió de sus labios por las caricias dadas

Marco besaba con devoción cada parte del cuerpo de Isabel, su piel era lo más deliciosa que había probado en toda su vida, no podía dejar de apretarla mientras besaba sus piernas, abrió pausadamente sus muslos, donde los lamio–¡Marco!—escucho la sorpresa de Isabel cuando enterró su cabeza en aquella zona tan íntima de ella, tomo una respiración profunda—esquicito—dijo roncamente cuando sus labios apretó aquella pelusa de vellos rojizos que encontró estando ahí, puso sus dos manos en su cintura, mientras seguía su exploración en el cuerpo de Isabel, metió su lengua en el ombligo, podía escuchar su respiración acalorada

Siguió subiendo hasta sus pechos donde los chupo y apretó—eres mía –dijo estando a la altura de su rostro donde la beso con desenfreno, quería trasmitirle con aquel beso lo que su cuerpo le hacía al suyo, lo que su corazón le gritaba, pero su boca le daba miedo decir

Isabel podía sentir como su cuerpo racionaba a cada caricia, beso, la mida, mordisco de Marco en él, pero ella no quería ser la que recibiera toda su atención, sus manos le picaban por tocarlo. Apretó sus fuertes hombros, bajando hasta su pecho y alzo su cabeza una vez que termino de besarla para besar su cuello y mordicarlo, pero el tomo sus manos y la coloco arriba de su cabeza –¡aquí mando yo! –se mordió el labio por aquel regaño. Le encantaba lo dominante que podía ser Marco – yo también quiero probarte—vio como el sonría y cambio la posición de sus manos, apretando las dos de ella con una sola mano mientras la otra baja cada vez más—hoy solo quiero que disfrutes Isabel—se le cortó la respiración cuando sintió como la mano de Marco tocaba aquella zona tan privada y sensible—¿estás húmeda para mi Isabel? –ese comentario hizo que se avergonzara

--para quien más seria—supo que le gusto su respuesta, ya que sonrió y se acercó para besarla, sus leguas se encontraron en una danza salvaje de dominio, él tenía una forma de besar tan exquisita que calentaba fuertemente su cuerpo, jadió por lo que su mano estaba haciendo en aquella zona—Mmm te gusto –ahí estaba de nuevo esa mirada pecaminosa que hacia Marco

Marco beso la barbilla de Isabel, sabía que la primera vez de una mujer no era muy placentera, por eso quería prepararla de la mejor forma, introdujo un dedo en su coño y se dio cuenta lo estrecho que estaba. Se Saboreó sus labios ya era hora que lo probara

 --¡Marco que haces! –sabía que Isabel podía espantarse un poco teniendo en cuenta la educación que tuvo—solo te probaré, acuéstate y relájate –ella lo miro con temor y sus mejillas enrojecidas así que él puso una mano en su pecho haciéndola acostar –meda vergüenza –vio como voltio su rostro hacia otro lado

--¿Por qué? Si para mí eres exquisita, me embriaga tu aroma – a pesar de su inconformidad no le pidió que parara, así que lo vio como buena señal para continuar

 Separo sus labios y le dio una lenta lamida. Sintió el respingo de Isabel, demostrado lo receptiva que era y le encantaba. Empezó con lamidas perezosa quería alargar cada segundo de esta entrega, sentía como Isabel se retorcía debajo del, podía sentir su olor en la habitación, sus piernas apretaban sus oídos cuando encontró aquel pedacito de carne que causaba tanto placer. Escuchar sus gemidos hacía que su excitación aumentara, movió su miembro apretándolo contra la cama, mientras succionaba aquel pedacito de carne con avives

Amor En La LlanuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora