dusk till dawn ━ wizarding world. ✓

xxi. el baile de navidad

( CAPÍTULO VEINTIUNO: EL BAILE DE NAVIDAD. )

FALTABAN POCO DÍAS PARA EL BAILE DE NAVIDAD y todos estaban tan emocionados que Dawn no podía soportarlos, así que solo pasaba su tiempo en compañía de Drew y Colleen.

—Este baile es tan estúpido.—resopló Colleen con los brazos cruzados.—Me alegro de que Adam me haya pedido ir o, de lo contrario estaría tan estresada como esas chicas.

Drew rodó los ojos.—¿No tienes suerte?

Dawn miraba hacia el lago negro con una mirada sentimental.—Saben, este año que viene todo podría ser muy diferente. Podría morir al final de este torneo y tal vez el próximo año estén de luto por mí en este lugar.

—Dawn, solo porque tienes que bailar no significa que de repente tengas que actuar como Merlín. Estarás bien. Además de que vas con uno de los chicos más atractivos de la escuela.

Ethan le pidió ir, ella había dicho que si porque aparentemente era un buen bailarín, lo que significaba que no haría el ridículo.

—Aún así no quiero ir.

—¡Pero, pero tienes que ir!—Drew exclamó con burla.—¡Tienes que bailar! Estoy emocionado por verlo.

Dawn se puso de pie y ambos se miraron confundidos mientras tomaba su mochila y un trozo de pergamino.—Solo sé que tengo que enviarle una carta a mi madre para preguntar cómo puedo evitarlo. Los veré más tarde.

Mientras Dawn se dirigía a la lechucería para enviar una carta a su madre y Dave, vio a Hermione ahí, al parecer, también enviando una carta.

Subió los escalones manchados de nieve y se detuvo, sin saber si decir hola o no.

Hermione se giró.—Hola, Dawn.

—Oh, hola.—respondió Dawn casualmente mientras su lechuza volaba y se posaba en su mano. Ella la saludó acariciando suavemente las plumas blancas de su cabeza.

—¿Cómo estás?

—Estoy bien. Bien.—dijo con torpeza.—¿Vas a ir al baile?

Hermione asintió.—¡Si, si! ¿Tú?

—Si, tengo que ir, es requisito——

—¡Oh cierto, lo olvidé!—Hermione la interrumpió.—¡Espero que tengas una buena noche!

—Oh, gracias.—Dawn terminó de amarrar sus cartas a la lechuza y observó cómo esta se iba volnado.

Ella miró hacia Hermione y vio el nombre James Potter estampadas en un sobre. Se preguntó por qué le enviaría una carta, pero pensó que tal vez era opor Harry.—Nos vemos.

—¡Oh, si seguro!—Hermione respondió con entusiasmo.

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Dawn pasó los siguientes días envolviendo regalos, reuniéndose con Ethan (quien tenía un terrible resfriado), jugando Quidditch a pesar de las dos detenciones que recibió por jugar con ese clima horrible y, por último, aprendiendo a caminar con tacones altos.

Su vestido era de color azul sin tirantes y se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Llevaba pequeños aretes del mismo color de su vestido y la mitad de su cabello estaba recogido mientras que la otra mitad caía por su espalda.

Sin embargo, los zapatos eran incómodos.

Aunque la hacían lucir más alta, lo que ella disfrutó.

Estuvo lista bastante rápido y se alegró de no tardar tanto como otras chicas. Colleen llevaba un vestido de color amarillo dorado que combinaba maravillosamente con su cabello negro como la noche.

Se parecía a Bella.

—¡Dawn!—Ethan la saludó con entusiasmo desde el pie de la escalera.—Te ves... ¡absolutamente hermosa!

—Lo sé, ¿verdad?—murmuró mientras tropezaba en su camino hacia él. Estaba claro que no podía caminar con esos zapatos pero, lamentablemente, usar zapatillas deportivas no era aceptable según la profesora McGonagall.

—Cuidado Dawn. Vas a perder algunos dedos del pie si sigues caminando así.

Ella miró a Drew con bastante extrañeza. Llevaba un traje blanco con el cabello luciendo, por una vez, no tan desordenado.

—Wow Drew, te ves...—Dawn no sabía exactamente qué palabras qué decir.—Quiero decir que te ves——

—... Caliente.—Colleen terminó por ella con los ojos muy abiertos.

Drew pareció desconcertado.—Oh, gracias por notarlo. Ahora vamos y terminemos con esta noche.

Bajaron los escalones y sus ojos se dirigieron a Ethan, que parecía extrañamente más enfermo. Ahora, no la malinterpreten, se veía encantador: vestía un traje azul abotonado y su cabello estaba peinado hacia atrás.

Pero se veía pálido y estaba tosiendo.

Inmediatamente la saludó con un fuerte abrazo y le dio un beso en la mejilla.—¡Te ves impresionante, Dawn!

Ella sotuvo sus manos por un momento mientras acariciaba suavemente sus nudillos.—Gracias. No me malinterpretes, tu también te ves guapo, pero, ¿todavía estás enfermo?

—No... solo me siento un poco mareado, es todo.—dijo mientras estornudaba.—Solos son los nervios, es todo. Nervios.

Ella lo miró con recelo. Se veía peor que hace unos minutos.

De repente, Ethan se encorvó, listo para vomitar y afortunadamente, Dawn se alejó a tiempo y el chico vomitó en una planta.

Dawn negó con la cabeza ante su rostro pálido y fantasmal.—Ethan, ve a la enfermería. Le diré a McGonagall que no voy a bailar.

Ethan le envió una última mirada de disculpa y arrepentimiento, pero ella estaba más preocupada por él que por tener que bailar. Ella forzó una sonrisa en su dirección.

—Lo lamento...

—Está bien.—ella dijo.—Solo ve a la enfemería. Te veré en la mañana.

Se dirigió hacia la profesora McGonagall, que estaba en la entrada del Gran Comedor. Dawn no sabía qué pensar, no podía decir nada sobre Ethan, estaba enfermo. No había nada que ella pudiera hacer al respecto.

—Mi pareja está enferma.—ella le informó a la mujer, con un encogimiento de hombros.—No bailaré sola. Lo siento.

—¡Señorita Kale! Me informaste con muy poco tiempo. Vas a tener que encontrar otra pareja. ¡Hay un montón de chicos que se sentirían honrados de ir contigo!

—¿Profesora? ¿Me está tomando el pelo?

Las dos continuaron discutiendo por minutos después de eso.

—Pero profesora——

—Yo lo haré.

Antes de que pudiera reaccionar, sus ojos se encontraron con los de Fletcher.

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