xxiii. amuleto de la buena suerte

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( CAPÍTULO VEINTITRÉS: AMULETO DE LA BUENA SUERTE

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( CAPÍTULO VEINTITRÉS: AMULETO DE LA BUENA SUERTE. )


DAWN CAMINÓ POR EL muelle del Lago Negro. Vio a James Potter sentado en el borde, lanzando y atrapando una snitch.

Parecía triste; lo notó mientras caminaba hacia él. Esperaba a que él no la encontrara molesta ni nada, pero en su defensa cuando Sirius (que claramente estaba borracho) le dijo que buscara a James, lo hizo.

—No te ves muy feliz.

Debió haberse asustado porque saltó en su lugar y puso una mano en su pecho.—Oh, Dawn. Solo eres tú.

—Lo lamento.—ella rió y sin preguntarle, se sentó a su lado. El frío del muelle se extendió por su cuerpo, pero no le importó.—Harry tampoco parece estar pasándola bien.

En su mano todavía lanzaba y atrapaba la snitch. El ruido la distrajo.—Creo que sé por qué es eso.

—¿Por qué?

—Harry tiende a llamar la atención no deseada cuando el resto de su familia estamos cerca.—él le contó, mirando el lago.—Muchas personas sabían que estaríamos aquí esta noche. Nos pidieron fotografías y que contaramos la historia de nuevo. Lo entiendo, pero a Harry nunca le gustó la atención. Nunca pudo ser un niño normal.

Se sintió mal por Harry. Creció en una infancia en la que no podía salir de su casa sin que le tomaran fotografías. Dawn lo sabía porque recordaba haber visto lo que parecían miles de fotos de él durante su infancia.

Miró hacia el lago y luego hacia él.—Pero al menos no resultó malcriado ni nada... algunos niños resultan así cuando son famosos.

James no podía estar en desacuerdo. Él y Lily siempre hacían todo lo posible para que Harry no resultara malcriado.

—Eso es verdad.—James mencionó con una sonrisa y un asentimiento. Continuó sosteniendo la snitch en sus manos con fuerza.

—Qué snitch más genial.

James la levantó.—Es mi amuleto de la buena suerte. Lo obtuve cuando tenía diez años. Ha estado en mi familia durante siglos.

—Espera un segundo, ¿esa es una...?

—Una snitch original del primer partido de Quidditch realizado en 1789, si.

La snitch dorada revoloteó a sus manos y ella la miró como si fuera oro.

Las alas revolotearon en sus dedos. Se sentía bien, se sentía cómoda en sus manos. Había oído hablar de ellas y de su valor, eran como uno de los artículos más valiosos en el mundo del Quidditch. Según lo que había leído, solo quedaban tres en el mundo y sostenía una de ellas.

—Esto es genial. Quiero tener una de ellas algún día.

—¿En serio?—James preguntó, mirando la snitch en sus manos.—Estoy seguro de que podría encontrar a alguien que te la vendiera——

dusk till dawn ━ wizarding world.  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora