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El camino en tren no fue tan placentero como imaginó, su viejo cuerpo estaba agotado. Llegó con mucha dificultad hasta el lugar donde ya lo esperaba el auto que lo llevaría de vuelta a casa. Al llegar, todas las luces estaban apagadas, miró la hora y pensó que lo mas probable fuera que Yibo estuviera fuera; entró con esto en mente por lo se sorprendió de percibir aquel olor a alcohol que provenía del minibar instalado entre el comedor y la sala de estar; lucía patético con el cabello despeinado mientras se sambutia la botella entera, al parecer trataba de que la última gota fuera ordeñada sin dejar evidencia de que en aquel recipiente hubo alguna sustancia.

-Mirate, pensé que estabas con algún amigo o en casa con tu hijo ¿qué haces dañando tu higado de esta manera?

Previamente, el viejo había dejado sus maletas a entrada del pasillo que iba a su habitación, ahora que sus manos estaban vacias comenzó a levantar el desastre del suelo, cosas que debieron ser derribadas por el ebrio que continuaba bebiendo de la botella sorbito a sorbito.

-Es mi casa... puedo hacer lo que yo quiera.

A pesar del alcohol que debía estar en su cuerpo las palabras se escuchaban ordenadas y correctas.

-Claro que puedes, pero has sido un niño tan bien portado que es imposible que no me sorprenda cuando haces este tipo de cosas.

-¡Ese siempre ha sido el problema! ¡¿por qué todos esperan lo mejor de mi? ¿es qué no puedo actuar impulsivamente o tomar decisiones malas sin que alguien me lo reproche?!

-De acuerdo -el viejo le quitó la botella de un jalón -Ve a dormir, no se cuanto lleves aquí en el suelo, pero solo atraparas un resfriado.

Con la poca fuerza que poseía levantó al enorme hombre del suelo, ayudandolo a sostenerse.

-Todo es mi culpa.

-¿De qué hablas? Si te refieres a estar ebrio, así es, es tu culpa, nadie te obligó a beber.

-No... es mi culpa que me odie.

-¿Quién te odia? -el pobre señor Xiao no podia hacer mucho con una pierna que cojeaba.

-No debí ocultarte nada, pensé que te molestarias si sabias que estaba saliendo con tu hijo... ¿pero a quién le importa lo que tú pienses?

En ese moemento lo soltó, dejó que aquel hombre se sentara sobre el desnivel que dividía dos áreas de la casa.

-La verdad, incluso antes de conocerte, mi único objetivo era estar con él, no entiendo por que eso te molesta tanto, ¿qué tiene de malo Xiao Zhan que no soportas verlo cerca de mi... o es que soy yo el problema? ¿piensas que no soy suficiente para tu hijo?

Los ojos del viejo se nublaron y no debido a su vejéz.

-Ni tú ni él son el problema, es mas bien -torpemente tomó asiento junto a Yibo -es que lo amo demasiado, es sangre de mi sangre, pero... sigue siendo aquel niño que hace sin tomar en cuenta las consecuencias, y cuando estas llegan simplemente huye, tan solo busco que como el adulto que es empiece a actuar sin pensar, que enfrente las situaciones a las que sus decisiones lo guiaron, Yibo... si yo muero nadie va a velar por él, estará solo y entonces su manera de ser lo va a arrastrar hacia el fondo y su padre no estará ahí para ayudarlo... debe aprender, debo ayudarlo a aprender a sobrellevar la vida, de lo contrario siempre sera el hombre que lanza la piedra y esconde la mano.

-...

-Ya eres padre, ¿no quieres educar bien a tu hijo?

-¿No es un poco tarde para educarlo? Cuando era pequeño como A-Shang hubo suficiente tiempo y no hiciste nada al respecto.

When You CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora