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El día del viejo Xiao Yu inicaba a las cinco y media; le tomaba al menos 15 minutos vestirse y asearse. Abandonaba su habitación en la primera planta y se dirigía a la cocina, preparaba la tetera y la cafetera, sacaba alimentos del refrigerador, preparaba algo y lo dejaba todo sobre la barra de granito.

Salía al final de la calle a comprar el periódico del día y avanzaba un poco mas a comprar cosas que a Yibo le gustaban como aquel pan integral que él odiaba.

Regresaba y tomaba un poco de té y comía un poco de sopa que guardaba del día anterior; cuando el sol empezaba a levantarse él ya estaba alistando sus tijeras o alguna otra herramienta de jardín que utilizaba para embellecer el espacio verde de la vivienda.

Nunca fue bueno cuidando plantas, a pesar de esto Yibo le había encomendando cuidar el jardín y él se había tomado enserio su tarea. Al terminar de cortar las hojas secas le dio de comer a los peces, el novio de Yibo le había obsequiado estos en San Valentín; eran buenos peces, al menos tenía compañía cuando Yibo salía a la universidad.

Instalaron un bebedor en medio del jardín y algunos nidos artificiales en los árboles para que a parte de los peces tuviera también algunos pájaros como invitados. Envejeció mucho en estos años, su cabello antes negro ahora era blanco totalmente.

Por las tardes asisitía a la plaza del barrio a jugar cartas con otros ancianos, estos hombres, al igual que él usaban algún apoyo para caminar y esto le hacía menos miserable al momento de tomar sus muletas.

-Te he dicho que no es necesario que laves los platos, yo puedo hacerlo cuando vuelvo de la escuela -Yibo parecía indignado cuando se encontró con la cocina impecable.

-¡Tonterías! Estas a un paso de graduarte y no quiero que un plato sucio se interponga en tus estudios.

-Esta bien, recuerda que mañana vendrá Yang Yang, insiste en que debo cambiar algunas cosas de la casa, voy a dejar que haga lo que quiera, después de todo no es como si me importara de que color es el lavabo de manos.

-Muy bien, aprovecharé e iré a la casa de té toda la tarde.

Yibo no dija nada, él tampoco habló mas.

No le gustaba estar presente cuando Yang Yang o Liying visitaban la casa. La hermana de Yibo era demasiado amable cuando su hermano andaba por ahí, pero cuando sabía que no estaba sacaba a relucir sus garras de lobo y no se detenía en cuanto a insultos y malos tratos al anciano.

A pesar de todo, prefería mil veces mas lidiar con Liying que con Yang Yang, al menos esta mujer era transparente y directa, decía lo que pensaba sin detenerse y dejaba muy clara su posición. Sin embargo, Yang Yang era diferente, siempre se mostró con una sonrisa tranquila y dulce, le hablaba con amabilidad y le explicaba las cosas cuando él no entendia algo, pero el señor Xiao Yu era un viejo con una larga vida y sabía perfectamente que detras de esa imagen de persona modelo se escondía un ser humano frío que lo despreciaba. Ya fuera por ser el padre del hombre que le arruinó el matrimonio o por ser el estorbo que le impedía gritar escandalosamente durante el sexo. La primera vez que los escuchó llegó a creer que era el gato de los vecinos siendo deborado por un perro. Había pasado mas de una decada sin intimidad marital, sin embargo, no se había olvidado como se escuchaba el acto carnal.

A partir de ese día prefería salir a cualquier sitio y perder el tiempo, también optaba por pastillas para dormir para evitar escuchar aquellos sonidos cargados de lujuria. ¿Que no estaba enfermó? ¿No era malo para su corazón este tipo de actividad?

Caminaba lento y pausado debido a las muletas. Las calles tenían algunos desperfectos en los que ocasionalmente se atoraba.

Le debía a Wang Yibo mas que a nadie en el mundo. En ocasiones, su corazón se apretaba cuando lo observaba al atardecer luego de terminar de comer, el joven giraba la cabeza en dirección al jardín con la mirada perdida, él sabía en quien pensaba en esos momentos.

When You CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora