Estados Unidos de América tenía dos reglas importantes:
1.- No te metas en escándalos.
2.- No te acerques a Rusia.
Y había roto las dos en menos de una hora.
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México estaba muy enojado y Brasil no podía hacer nada para calmarlo. Llevaba horas así. Intentó abrazarlo y darle besos pero su pareja lo repelía cada que lo hacía. Y es que a México no le agradaba nada la idea de que Rusia saliera con su mejor amigo después de hacerlo sufrir durante un muy largo mes.
No es que el mexicano odiara al descendiente de URSS, sólo que no podía evitar verlo y recordar el estado del rubio después de que lo rechazara. Lo vio llorar y pasarse noches en vela lamentándose y preguntando que estaba mal con él.
México no era tonto, él entendía que Rusia no quisiera salir con USA, pero ¿ilusionarlo y luego dejarlo sin explicaciones? Eso no se hacía.
Incluso con la explicación que el eslavo les dio la tarde anterior de lo sucedido, México seguía medianamente reacio a ayudar a Rusia para organizar una cena con la cual le pediría a USA otra oportunidad.
Sí, era tierno que el mocoso se preocupara porque USA viviera, eso, sin embargo, no implicaba que estuviese menos resentido.
Aunque al parecer al brasileño no le importó y decidió ayudarlo.
―Finalmente podrán ser felices, Mex.
México no dijo nada más, sin embargo, Brasil podía decir que seguía enojado.
El resto de la tarde y la mitad de la mañana siguiente maldijo a todos y cada una de las personas con las que se topaba y accidentalmente golpeó a Rusia en varias ocasiones.
Para ser el segundo día que estaban en el hotel, parecía que el menor se acostumbró un poco a los climas. Ya no parecía necesitar estar cerca de un ventilador todo el tiempo y podía pasar más de dos horas lejos de la habitación con aire acondicionado. Eso fue de ayuda para el brasileño quien parecía ser el más entusiasmado con todo.
El lugar donde se llevaría a cabo era la terraza del hotel que Brasil se encargó de reservar para la tarde del día siguiente. Sería mucho más sencillo de lo que USA hizo por él, pero tampoco podías pedirle mucho, después de todo, era un lugar caliente a diferencia del que el estadounidense buscó.
Esa fue otra razón para que México lo odiara. "El gringo se esforzó, este enclenque sólo copió y pegó sus ideas pero en versión barata."
Brasil sólo pudo agradecer que su novio no le contara nada del plan a su mejor amigo,
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