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Portugal nunca fue una persona de citas, de hecho, él prefería quedarse en su casa leyendo algún libro o viendo una película antes que salir

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Portugal nunca fue una persona de citas, de hecho, él prefería quedarse en su casa leyendo algún libro o viendo una película antes que salir. Detestaba los restaurantes, por eso sus reuniones familiares eran en su casa. Reino Unido y España lo habían logrado sacar de su cueva -como le decían a su hogar- en varias ocasiones, así como esta.

El portugués no odiaba a las personas, era ridículo pensar eso, lo que si odiaba era el ruido que se juntaba al estar en un sitió relativamente pequeño. Le hacía doler la cabeza y querer golpear a cualquiera que hablara demasiado alto. México y Chile ya estuvieran en un hospital si salieran continuamente con él. Eran demasiado ruidosos.

Sintió las miradas del británico y el español sobre él mientras ordenaba su cena.

Esa era su primera salida como ¿pareja? ... aún no entendía como debían llamarse. Técnicamente eran sus novios.

Sintió escalofríos. Eso sonaba raro.

Llevaban así un par de semanas y seguía sin acostumbrarse.

También había un tema algo vergonzoso que se negaba a tratar: ¿Cómo tendrían sexo? ...¿Qué? No lo juzgues, Portugal no era célibe, obvio pensaba en eso a veces.

Si llegaban a hacerlo ¿lo harían los tres? ¿se turnarían? ¿a España le gustaría ser pasivo? ¿a Reino Unido? No, eso sería raro.

Sabía por boca del propio Francia que Reino Unido era tan dominante como se veía y Reino Unido realmente lo parecía.

Bien, británico descartado.

España, bueno, a decir verdad, Portugal lo veía versátil. En el transcurso de la vida, su amigo le había dado las suficientes pistas para pensar en eso. Tuvo una corta relación con Marruecos, y durante el transcurso de esta, en una noche de copas, el español le confesó que al marroquí le gustaba que lo amarrara mientras España arremetía contra él.

Volviendo muchos siglos más atrás, el propio España salió con los respectivos padres de Perú, México y Colombia; Portugal pudo asegurar debido a eso que al español también le gustaba estar abajo.

Portugal no lo juzgaría, porque él también se hubiera dejado dominar por Azteca si él se lo pedía.

De repente un morboso pensamiento cruzó sus pensamientos, ¿cómo funcionaba la relación de México y Brasil?

Sacudió la cabeza. No quería pensar en su hijo teniendo sexo.

Aunque tuvo que admitir que fue gracioso imaginar a Azteca, Mexica y Maya retorciéndose en sus tumbas por la posibilidad de que a uno de sus descendientes le gustara morder la almohada.

Volvió a ver a los hombres delante de él y mordió su labio inferior dándose cuenta de algo: pese a que llevaba más de mil años vivo, nunca tuvo una relación sería u oficial, o por lo menos no como tal. Estuvo tan concentrado en España y Reino Unido que... Dios, era lamentable.

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