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Suiza tiró de la palanca de la taza y se hizo bolita en una esquina del baño

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Suiza tiró de la palanca de la taza y se hizo bolita en una esquina del baño.

Ya era la cuarta vez en la semana y tenía idea de lo que pasaba. La última vez fue así.

No, no, no. Por favor, no.

Caminó hasta el espejo de su habitación y se colocó de lado, levantando su camisa, mostrándole lo que menos quería ver.

Pero... no era posible ¿o si?

Guatavo no podía embarazarse porque su cuerpo no estaba adaptado para eso, sin embargo, Suiza podía. ¿Lo estaba?... ¿Estaba esperando un bebé de Gustavo?

No quería que eso fuese en serio. Su novio estaba muerto y era un humano, lo que menos quería era... esto. No quería afrontar la muerte de su hijo también. Porque existía la posibilidad de que los genes humanos fuesen más fuertes e hicieran mortal a su hijo.

Ya había perdido a cuatro importantes personas para él, no quería una quinta.

¿Por qué pasaba esto? ¿Por qué a él? Ni siquiera era posible. O no debería serlo.

Miró el marco que guardaba una foto de Gustavo y tuvo ganas de llorar. Lo necesitaba. Lo extrañaba mucho.

Esto debía ser una clase de mala broma. Su novio muerto y él esperando a su hijo.

Necesitaba hablar con Stephen.

Deslizó la palma de su mano sobre la pequeña pancita. Miró de reojo el reloj en la pared. Rusia llegaría en cualquier momento.

Casi como si se tratara del destino, tocaron a la puerta de su casa en Estados Unidos. Se apresuró a enjuagarse la boca y acomodar rápidamente su ropa, tratando de lucir presentable.

Rusia le había pedido que le agendara una cita lo más pronto posible. Suiza no tenía mucho trabajo, por lo que accedió a verlo un par de horas antes de que la reunión con ONU se llevara a cabo.

Peinó su cabello con las manos y rápidamente llegó a la puerta de su casa para guiar al menor hasta la oficina, donde lo hizo sentarse.

—Sabes porque estoy aquí—dijo Rusia con obviedad después de unos segundos.

Suiza rio.

—¿Tienes fiebre?

—Suiza, —ignoró su broma—sé que no es ético que me digas que le sucede a América, pero-

—Está embarazado—interrumpió con una mirada desinteresada—. Eres su esposo, no tiene nada de malo.

«¿Qué?»

Los ojos de Rusia primero se abrieron de par en par y luego se humedecieron. Hizo sus manos en puños dentro del abrigo y luego las desdobló sin saber que más hacer. Su corazón se sintió muy cálido de repente y quiso llorar.

Iba a ser papá.

Su corazón se sacudió ante la noticia y le fue imposible no soltar una suave risa por lo feliz que se sentía. Eso fue hasta que recordó un pequeño detalle: Él no tenía ni idea de como cuidar niños.

Sí, tenía muchos hermanos menores, pero él casi nunca tuvo que cuidarlos, ese trabajo era relegado a Uzbekistán, quien era el cuarto hermano mayor. Kazajistán era muy poco paciente con los bebés y Bielorrusia muy complaciente, así que ellos fueron descartados cuando Rusia se negó a ayudar.

Pero ahora no podía estar muy enfocado en eso. Le ofreció al suizo llevarlo a la reunión y cuando este aceptó, Rusia decidió encaminarse hacía su camioneta.

Últimamente le había agarrado el gusto a conducir.

Subió al auto con sólo un pensamiento en mente: iba a ser padre.

Reino Unido y España se sentían como un par de fanáticos esperando conocer a su ídolo

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Reino Unido y España se sentían como un par de fanáticos esperando conocer a su ídolo. Portugal era esa persona, y Grecia y Turquía los molestos guardaespaldas que no lo dejaban ver ni por error.

Llevaban al otro lado de la cafetería de las instalaciones de ONU esperando que cualquiera de sus amigos se alejara para poder acercarse a su ex y hablar con él. Escocia hizo lo que pudo y todo lo que obtuvo fue un golpe en la mandíbula y un dedo roto.

Eso fue suficiente para desanimarlo y dejó a su hijo por su cuenta.

Llevaban ahí tanto tiempo que parecían que estaban pegados al asiento. De vez en cuando, España le daba miradas a los guardaespaldas del ibérico para ver si seguían así. Y las siguientes siete veces fue así. Hasta que por alguna razón ambos se pusieron de pie y se despidieron con algo de duda.

Entonces Portugal miró en su dirección y con sus ojos les pidió que se acercaran.

Y como si se tratara de un seductor canto de sirena, ambos no tardaron en ir hacía él. 

⊰Si notan algún error ortográfico, no duden en decirme y lo corregiré cuanto más pronto pueda

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⊰Si notan algún error ortográfico, no duden en decirme y lo corregiré cuanto más pronto pueda.⊱

∞ƸӜƷ ¡No olviden que los quiero mucho! ƸӜƷ∞ ☃

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