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Gustavo salió a la azotea del edificio para tomar aire

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Gustavo salió a la azotea del edificio para tomar aire. Lo necesitaba. El olor a hospital lo estaba agobiando.

Suiza avanzó detrás de él y metió una fresa en su boca. No había comido en todo el día.

Se colocaron lado a lado viendo la hermosa vista que la isla les ofrecía. Estaba atardeciendo y comenzaba a oscurecer. Las grises nubes cubrían el cielo amenazando con llover.

―¿Estás bien? ―le preguntó después de un largo silencio.

―Si ―respondió en un suspiro―. Sólo algo cansado.

―¿Has dormido bien? Tu madre me dijo que le comentaste que querías volver a estudiar.

―Si ―dijo― tal vez el próximo ciclo entre a estudiar enfermería o psicología.

―¿Y eso?

―Bueno, quiero ayudar a la gente que también sufre y la de medicina es muy larga y tiempo es lo que menos tengo. ―Rio.

―No digas eso, te pondrás bien.

―Por favor, Suiza. Soy capaz de ver la realidad. ―Lo miró.

―Si estás tan necio con esto, tu cuerpo lo resentirá. ―Dijo el mayor.

―Suiza...

―Gustavo.

Ambos suspiraron.

Las estrellas de asomaron y entonces el humano avanzó dos pasos hasta el rubio. Deslizó la mano sobre su brazo, causándole un escalofrío. Apoyó la palma contra la mejilla del mayor y entonces se inclinó hacia él, robándole un casto beso.

Suiza se quedó pasmado en el mismo lugar. Su respiración se cortó y no supo como reaccionar.

Fue sólo un toque momentáneo, apenas un roce de labios.

Gustavo se alejó de él con una sonrisa antes de que la representación lo tomara por el cuello y los hiciera besarse de vuelta.

Esta vez fue más apasionado, más demandante. Suiza comenzó a mover sus labios hasta que el menor pidió permiso para meter su lengua en la cavidad del rubio. Tímidamente le dio el permiso y entonces Gustavo lo sostuvo por la cintura, juntando su lengua y entrelazándola con Suiza.

Suiza dejó que el pelirrojo apoyara su cuerpo en él y lo abrazó por el cuello. Quedó contra la pared con la pierna del pelirrojo entre las de él.

Se alejaron una vez más y Suiza sintió su cuerpo temblar. ¿Qué acababa de hacer?

El pelirrojo le dio una sonrisa y suspiraron.

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