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Mientras la tumultuosa y húmeda mañana comenzaba a aparecer junto al trinar de los pájaros, Gustavo abría los ojos con confusión

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Mientras la tumultuosa y húmeda mañana comenzaba a aparecer junto al trinar de los pájaros, Gustavo abría los ojos con confusión. La espalda le dolía, supuso que por dormir en el duro piso.

Miró por la ventana, admirando los pocos rayos de sol que lograban filtrarse a través de las grises nubes. El clima estaba fresco, pues quedaban rezagos de la lluvia de la noche anterior.

Vio a la persona durmiendo a su lado y sonrió levemente al notar lo hermoso que se veía Suiza en ese estado. Sus rubios cabellos permanecían regados alrededor del brazo que servía de soporte a su cabeza. Sus labios estaban ligeramente abiertos y había una pequeña mordida en uno de ellos.

Gustavo hizo una mueca al recordar que fue él quien lo hirió. Pasó el pulgar por la pequeña cortada, haciendo a la representación sisear entre sueños.

Admiró las piernas de Suiza, soltando un bufido al notar que habían marcas moradas manchando sus muslos.

Se puso de pie entre quejidos y se acomodó los pantalones antes de volver al suelo para tomar al otro hombre entre sus brazos. Caminó al largo sofá a un lado de la puerta de salida y lo dejó ahí para que descansara más cómodo.

Ya que Suiza se había puesto la ropa interior anoche, Gustavo simplemente le intentó acomodar su pantalón y la camisa.

Corrió hasta la camilla y agarró la pequeña almohada para que el mayor no se lastimara. Recogió la bata de médico tirada en el suelo y dudó un momento sobre que hacer con ella. Suiza no podía volver a usarla, o por lo menos no por el momento, pues la habían usado la noche anterior para acostarse en ella y tener sexo.

―Buenos días―Suiza dijo con una voz ronca por recién despertar.

Gustavo dejó la bata a un lado y de inmediato le prestó atención.

―Buenos días.

Suiza se sentó sobre el sofá y talló uno de sus ojos mientras bostezaba. Pasó una mano por su cuello, soltando un quejido al rozar una mordida en el área. Miró acusadoramente al menor y este tuvo la decencia de sonrojarse.

―Buena noche ¿verdad?―la representación se burló.

―No lo sé―se armó de valor y dijo―no fui yo quien se la pasó gimiendo de placer toda la noche y casi llorando.

Esta vez fue el turno del suizo para avergonzarse.

―Yo no soy ruidoso―alegó.

―Lo eres―rio―y mucho.

―Oh, cállate―comenzó a abrochar su camisa.

El humano volvió a reír y se encaminó hasta el escritorio donde se recargó y miró fijamente al rubio. De pronto se detuvo cuando el mayor lo observó con esos hermosos ojos suyos y le sonrió.

Pasó saliva.

―Suiza―llamó impulsivamente―danos una oportunidad. Sé que podremos ser una buena pareja el tiempo que tengamos. Te amo y sé que me amas.

En un inicio no pensó en decirle eso, pero viendo lo hermoso que el otro hombre era, Gustavo no pudo evitar ser egoísta y quererlo sólo para él.

―Gustavo, tú sabes lo que he vivido y no quiero pasar eso de nuevo―farfulló. Mordió su labio inferior, maldiciendo al notar que lastimó más la herida que el humano le hizo― pero tampoco quiero dejarte.

Eso logró levantar un poco las esperanzas del hermano de Stephen, quien dio un nervioso paso hacia el mayor antes de volver a retroceder. No quería asustarlo y apresurar las cosas. Se sentía haciendo pasitos de bebé.

―¿Qué significa eso?―preguntó.

―Supongo que es tonto querer alejarte de mí cuando te necesito tanto―sonrió tristemente― podemos intentarlo.

Bueno, si bien a Portugal no le gustaba salir a restaurantes y prefería evitarlos, adoraba salir a bailar, ya sea a bailes elegantes o de cualquier otro tipo

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Bueno, si bien a Portugal no le gustaba salir a restaurantes y prefería evitarlos, adoraba salir a bailar, ya sea a bailes elegantes o de cualquier otro tipo. Incluso Sudáfrica tenía un video de él tratando de bailar Payaso de Rodeo. ¿Qué? Portugal realmente disfrutaba de moverse al ritmo de la música.

Pero eso era muy diferente a salir con Reino Unido y España a hacerlo. Todos sabían que el español era un bailarín por excelencia y que el británico a duras penas podía mover su cadera al ritmo de La Macarena.

Él creía que sería raro que ellos tres estuvieran bailando juntos, así que dejó que el otro para que fuese a la pista y compartieran unas cuantas canciones.

No quería admitirlo frente a ellos, pero Portugal aún se sentía extraño en esa relación. No creía que realmente congeniara con los otros. Reino Unido y España eran tan diferentes que se complementaban a la perfección, agregando al ibérico a la mezcla... no estaba tan seguro. ¿Qué agregaba Portugal a la relación?

Viéndolos desde la distancia divertirse con enormes sonrisas en sus rostros, no pudo evitar sentir un dolor asentare en su corazón.

Probablemente sus parejas no se habrían dado cuenta, pero en ocasiones tendían a dejar fuera al portugués. Posiblemente esto se debía a lo bien que se complementaban. El mayor sabía que podía sobrar en ocasiones.

Mordió sus labios.

¿En ocasiones o siempre?

Ahora que lo pensaba, ¿por qué salían con él? ¿era lástima?

Desde el inicio, para el padre de Brasil estuvo claro que esos dos simplemente tenían una tensión sexual sin resolver. ¿En qué momento les empezó a interesar?

¿Estarían con él por alguna clase de juego?

Sacudió la cabeza cuando España le regaló una sonrisa a la distancia.

Estaba sobrepensando las cosas... ¿verdad?

 ¿verdad?

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⊰Si notan algún error ortográfico, no duden en decirme y lo corregiré cuanto más pronto pueda.⊱

∞ƸӜƷ ¡No olviden que los quiero mucho! ƸӜƷ∞

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