35

803 104 39
                                    

―No es que me moleste, pero ¿qué hace una niña aferrada a mi diciendo tu nombre, Rusia?―USA dijo mientras miraba agobiado a su pareja―

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―No es que me moleste, pero ¿qué hace una niña aferrada a mi diciendo tu nombre, Rusia?―USA dijo mientras miraba agobiado a su pareja―. No tengo nada en tu contra, pero si así cuidas a las personas como ella, no quiero imaginar a nuestros hijos.

Rusia levantó una ceja.

―¿Nuestros hijos?―miró a Alexa que se aferraba anonadada a la pierna del mayor―. Y ella se escapó―se acercó a la noruega e intentó tomarla de la mano para separarla del rubio.

Alexa negó y se acurrucó más contra de USA.

―¿Cómo pierdes un ser humano?

―Es muy escurridiza―dijo.

―Pues no lo creo―habló comenzando a caminar con la pequeña aún sobre él―. Ella me vio y se aferró a mi como garrapata, no me ha soltado desde que la encontré hace una hora.

―¿No?―rio y vio a Alexa―. Vamos, Ale, tu papá vendrá por ti mañana temprano para volver su su territorio.

―¿Es la hija de quien?―cuestionó mientras seguía arrastrando su pierna derecha.

Rusia caminaba a su lado a paso lento.

―Acke. ―Respondió―. El abogado de Noruega.

―Acke Nilsen―susurró a la nada―. He oído de él. Stephen lo tiene en buena estima. Dice que es muy bueno en su trabajo.

―Lo es. ―Dijo Rusia.

―Mi papi es muy bueno. ―Alexa dijo con un tono chillón a la vez que miraba a los dos hombres―. Siempre está trabajando para el Señor Noruega. Un día yo también voy a ayudarlo.

―¿También vas a ser abogada y asistente de Noruega, Ale?―Rusia sonrió.

Alexa asintió efusiva.

―Como mi papi, mi abuelita y mi tatarabuelo y mi tataratarataratarabuelo y los tara que siguen.

USA paró un momento fijando a vista en ningún lugar en específico. Sintió su corazón doler al recordar al abuelo de Stephen. Fue uno de los mejores amigo que nunca más podría volver a tener.

―¿Ame?―Rusia apoyó su mano derecha en su hombro―. ¿Estás bien?

El estadounidense enfocó sus cristalinos ojos en el pelinegro y asintió. Rusia todavía no había visto envejecer y morir a sus asistentes. Por lo menos cuando pasara, USA estaría ahí para él.

―Sí, vamos.

―No estés triste―Alexa se puso de pie y agarró una de sus paletas para estirarla hacia él―. Ten, las paletas te pondrán feliz.

USA sonrió muy enternecido.

―Gracias.

Mientras subían a la camioneta de USA para llegar a casa de Noruega, la menor se quedó dormida en brazos de Rusia quien no tuvo más opción que subir en la parte trasera con la niña puesto que esta no cedía el agarre.

|| On The Ground ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora