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Alec se movía nervioso de un lado a otro, mordiendo sus uñas e intercalando miradas con Aleksey que no dejaba de ver a Rusia

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Alec se movía nervioso de un lado a otro, mordiendo sus uñas e intercalando miradas con Aleksey que no dejaba de ver a Rusia. La junta con su gobierno que decidiría el futuro de la representación iniciaría en quince minutos y no podía evitar estar nervioso. ¿Cómo un maldito vídeo de un par de segundos lo metieron en ese aprieto?

Al menos veinte hombres en traje ya habían entrado a la sala de juntas y Rusia seguía ahí, a su lado, bebiendo un jugo de uvas en completa tranquilidad. No lo comprendía, Alec estaba a nada de arrancarse las cejas.

Nunca entendía las bromas de los demás, pero en ese momento realmente sentía el "quiero tirarme de un edificio".

Vio a Oakai –que finalmente regresó de sus vacaciones- y tuvo ganas de golpearlo. ¿Por qué todos lucían tan tranquilos? ¡El futuro de Rusia estaba a menos de dos metros de ellos! Se sentía una gallina tratando de proteger a su pollito.

Mientras permanecía viendo por la ventana, notó a Nicolay entrar a la oficina. No pudo evitar preguntarse si el hombre fue el que filtró el video. Ya era conocimiento público que el otro abogado del ruso era muy homofóbico, así que esa idea no era muy descabellada, pero ¿arriesgaría su carrera por eso?

Los últimos días estuvieron plagados de noticias sobre la posible relación de Rusia y USA. Le había quitado sus redes sociales a la representación para que no tuviese que ver los comentarios tan horrendos que algunas personas podían llegar a decirle.

Al final del día, Nicolay tenía razón, muchos odiarían a la nación por el simple hecho de ser gay.

Los comentarios de odio hacia el descendiente de URSS no eran todos los que le enviaban, pero si una parte que saltaba a relucir. Quizá a tres de diez le daba asco, a otros cuatro completamente igual y el resto eran los que lo apoyaban.

Había visto vídeos de gente saliendo a entrevistar a la calle y preguntar sobre lo que opinaban. Toda esta situación lo estresaba.

Pronto dio el medio día y tuvieron que entrar.

Rusia palmeó su hombro y se hizo paso entre su representante y guardaespaldas.

Tomaron asiento en uno de los tantos asientos y rápidamente un hombre de unos cuarenta años se puso de pie y comenzó a hablar.

Tomaron asiento en uno de los tantos asientos y rápidamente un hombre de unos cuarenta años se puso de pie y comenzó a hablar

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