Estados Unidos de América tenía dos reglas importantes:
1.- No te metas en escándalos.
2.- No te acerques a Rusia.
Y había roto las dos en menos de una hora.
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Reino Unido no sabía cómo terminó bebiendo en un bar con Austria a mitad de territorio suizo. ¡Ellos ni siquiera eran amigos! El británico sólo estuvo buscando un buen bar para tomar mientras visitaba a Suiza, que estaba inconsolable.
Eran medianamente cercanos y Reino Unido no dudaba en ayudar al tipo si se encontraba mal, y Dios si realmente no lo estaba. Pese al tiempo que llevaba lejos de Gustavo, parecía que no podía superarlo y seguir adelante.
La representación suiza no preguntó cómo Reino Unido sabía de su relación con el hermano de Stephen, supuso que a alguien se le debió haber escapado, USA o su propio abogado al ser tan cercanos.
Austria y Hungría llegaron a mitad del lamento diecisiete del día y el británico aprovechó esa oportunidad para huir. Necesitaba un descanso de lloriqueos.
Y entonces el austriaco llegó también.
Ambos bebieron y bebieron, pero cuando apenas iban por su décima copa, el británico descubrió que su acompañante era muy malo con el alcohol.
―Tuve un trío con Italia y Francia―rio completamente ido―. Son realmente buenos en la cama, me dan envidia. Luego se hicieron pareja y todo se acabó.
La mandíbula del rubio cayó. ¡¿Qué Francia hizo qué?! Nunca imaginó que su ex marido era capaz de eso.
―Si―dio otro sorbo a su bebida―. ¿Sabías que Suiza estaba embarazado del bebé de D?
El rubio asintió. Había oído algo de eso. Era más como un secreto a voces.
―Fue triste―admitió el austriaco―. ¿Será que la familia de Second tiene una fijación con Suiza?
―¿Por qué lo dices?―fingió no estar interesado, pero tenía mucha curiosidad.
―Bueno―tosió al atragantarse con el agua―. D se enamoró de él, Prusia igual, Third y yo también.
―Creí que a Third le gustaba Italia.
―Nah―miró el techo―. Italia estaba muy ocupado chupándole la polla a Imperio Japonés antes de que saliera con USA.
Reino Unido suspiró.
―¿Sabías que a Portugal le gusta Reino Unido?―empezó a reír tímidamente y lo abrazó por los hombros―. Y creo que también España... ¿Francia? ¡Ay, no sé! El rarito con cuarenta hijos
El rubio se quedó frío mirando la mesa. ¿Portugal correspondía sus sentimientos?
―Sí que debió pasarlo bien―rio más fuerte―. ¿O cuántos hijos tuvo?
―¿A Portugal le gusta España y... Reino Unido?―se nombró en tercera persona para que el otro no se diera cuenta y siguiera contándole valiosa información.
―Sip―asintió y tomó su rostro entre ambas manos―. Tú te pareces mucho a Inglaterra―empezó a reír.
Los hombros del rubio cayeron. ¿Por qué nombraban al inglés?
