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Portugal pensaba en todo y nada mientras esperaba que Reino Unido o España dijeran algo

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Portugal pensaba en todo y nada mientras esperaba que Reino Unido o España dijeran algo.

Trató de centrar su atención en las mesas del enorme y lujoso restaurante, en los manteles, incluso en la botella de vino que permanecía a unos centímetros de él. 

No le gustaba beber, pero en ese momento, la etiqueta que decoraba el envase resultaba lo más interesante del mundo. Leyó las pequeñas letras en francés tantas veces que pensó que podría recitarlas de memoria en un futuro.

Cuando finalmente se hartó de hacer eso, sus ojos comenzaron a moverse alrededor del resto de los comensales, evaluando y etiquetando niños, adultos y ancianos, creándoles una posible historia del por qué estaban ahí. Se sentía como Lituania escribiendo fanfics.

Nunca en su vida volvería a visitarlo, y mucho menos ver su computadora. El tipo tenía talento, pero... ¿fanfics de ellos?

Fingió que no veía los ojos de sus acompañantes y estuvo tentado a levantarse para ir al baño y escapar.

No, debía ser valiente.

―Oye, ah, Portugal―Reino Unido llamó.

A la mierda la valentía.

El portugués se puso de pie en un rápido movimiento y se apresuró al baño, tropezando con un mesero en el camino.

Dando trompicones, Portugal abrió la puerta, asustando a un adolescente que lavaba sus manos. Remojó su rostro con algo de agua para calmarse. No era tan malo, y él estaba ahí por voluntad (y un poco de morbo).

―Señor, ¿se encuentra bien?―un mesero entró detrás de él―. Uno de sus acompañantes me mandó a preguntar.

Portugal casi podría apostar que se trataba de Reino Unido, el británico siempre era muy atento con él, o mucho mejor que España por lo menos.

―Si―dijo en un jadeo―. Sólo... necesito unos minutos.

O quizá unas horas.

Admitió que fue con ellos por curiosidad.

No pudo evitar pensar en un futuro a su lado. Recordó los momentos en que su relación con España era excelente. Podían ir a pasear a algún parque o charlar durante horas de un tema sin importancia y hacerlo sonar como lo más interesante del mundo.

Reino Unido era otro caso. Lo había visto como trataba a sus parejas desde que estuvo con Francia y en varias ocasiones les tuvo envidia.

Portugal nunca tuvo una pareja que durara demasiado. Su vida sexual se basaba en noches de sexo casual y su vida romántica podía resumirla en escuchar a los demás hablar de ella y vivirla por medio de libros y películas.

Tuvo un corto romance con uno de los abuelos de América durante la infancia de este, pero se terminó al descubrir que su pareja tenía sentimientos por otra persona.

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