Estados Unidos de América tenía dos reglas importantes:
1.- No te metas en escándalos.
2.- No te acerques a Rusia.
Y había roto las dos en menos de una hora.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La reunión de aquel día fue por decirlo de una manera... curiosa.
Vietnam estaba irritado y quería golpear a las dos personas que discutían frente a él. ¿Por qué tenía él que ayudarles? ¿Por qué no podía simplemente desparecerlos? México era un experto en eso...
Aquella mañana, el chico de cabellos oscuros había llegado temprano al edificio sólo para encontrarse a Rusia y Ucrania de pie frente al edificio viéndose asustados.
En cuanto el asiático apareció en su campo de visión, el hijo menor de URSS se lanzó a sus brazos y empezó a sollozar pidiéndole ayuda. Se preguntó que hacían allí.
Él los conocía desde la infancia gracias a que sus pasó mucho tiempo con el soviético y el estadounidense durante la guerra fría. Rusia le agradaba, era una persona callada a primera vista, sin embargo, Vietnam sabía que realmente no era así. Incluso eran algo cercanos. Ucrania era un caso diferente. Pese a ser hijo de URSS, quien era conocido por ser muy exigente con sus hijos, el más bajo siempre lo molestaba y era considerado un caso perdido.
Vietnam apartó lentamente al de cabellos negros y miró al ruso esperando una explicación.
Fue ahí cuando mayor le contó sobre la visita de Noruega y su asistente algunos días atrás y que desde entonces ellos dos cuidaban de Alexa, quien era la joven hija de ocho años del abogado. O eso solían hacer hasta que esa mañana simplemente la habían perdido de vista y por más que buscaron no la encontraron.
Ucrania temía lo que Bielorrusia le pudiese hacer. No le importaba mucho lo que Noruega pensara, no podía hacer nada solo. No podía hacerles daño, pero su hermana era una versión femenina de URSS al enojarse.
Ucrania volvió a aferrarse al cuerpo del más alto con más fuerza.
Vietnam le pidió con la mirada a la otra representación que le quitara a su hermano de encima.
―¿Qué se supone que haremos?―dijo el ucraniano mientras se reclinaba y ponía sus manos sobre la cabeza―. ¿Y si le pasó algo? ¡Mi hermana nos va a matar!
Vietnam le dio una mirada, fastidiado.
― ¡Ya se!―dijo golpeando su mano contra la otra―. Digámosle que ella nos golpeó y luego escapó al ver que estábamos muy lastimados... ¡No! que humillante ser lastimados por alguien tan pequeño... Digámosle que se suicidó.
―¿En serio vas a decirle que dejaste morir a la persona que cuidabas?
Ucrania escuchó que una voz desconocida le decía:
―Pobre chica, seguro debe estar sufriendo por algo ahora mismo sólo porque su inútil "guardaespaldas" no pudo cuidarla.
Ucrania paro en seco al darse cuenta que esa era una cuarta voz.
