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Reino Unido se plantó frente a su pareja y se recargó en la pared mientras lo veía acomodar algunos cojines sobre el sofá

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Reino Unido se plantó frente a su pareja y se recargó en la pared mientras lo veía acomodar algunos cojines sobre el sofá.

―Me besé con Portugal―confesó.

Había pensado mucho en eso los últimos días, incluso estuvo tentado a hablar con Francia para pedirle un consejo, pero el tipo le recordó en los primeros minutos de su charla la razón del porque se divorciaron y terminó yéndose del lugar.

Al final no tuvo otra opción que ir con sus amigos, sólo que Netherlands, Jamaica y Bélgica no eran la clase de personas con las que alguien cuerdo iría por ayuda. Quizá el neerlandés era el mejor en esa clase de situaciones, después de todo, inició su relación con Jamaica después de tener una orgía y ser ellos dos de los participantes.

Reino Unido nunca quiso saber detalles sobre eso.

Su amiga belga, por otro lado, bueno, ¿qué podía decir de ella? No había tenido pareja en mucho tiempo. Su último novio fue un humano (aunque estaba prohibido hablar de eso fuera de su círculo de amistad) pero fue asesinado en la primera guerra mundial por un alemán. Desde entonces, y debido a su tan fuerte presencia, no muchos se le querían acercar.

Eran buenos amigos, pero horribles consejeros románticos. Y Reino Unido se negaba a ir a ese consultorio de Bolivia y Perú.

¿Por qué no podía tener buenas amistades como las de Portugal? El tipo tenía como amigos a Grecia y Turquía. Sin duda sus comidas debían ser de las mejores al reunirse. También estaban los hermanos de Third; Austria y Hungría; el otro padre de Moldavia, Rumanía; y finalmente Bulgaria, de quien su mejor amiga estaba profundamente enamorada.

Incluso envidiaba un poco a España.

Sin embargo, al final del día y de que terminara de contarles lo que le hizo al portugués, todos estuvieron de acuerdo en que debía contarle a España.

Y ahora se estaba arrepintiendo.

España se mantuvo en silencio varios segundos, como analizando lo dicho por su pareja.

―¿Lo besaste?―se cruzó de brazos. Su corazón se sacudió y quiso golpear al británico, pero no logró identificar la verdadera razón. ¿Eran celos por Portugal o por qué su novio lo traicionó?

―Lo siento, España, sé que estuvo mal y-

El latino levantó una mano en señal de silencio.

―¿Te gusta Portugal, verdad?―preguntó en un serio tono, mirándolo a los ojos.

Reino Unido tragó en seco y asintió. Se había dado cuenta hacía unas semanas.

―Pero también te quiero a ti, Dios―caminó hasta el sofá y hundió la cabeza entre sus manos―. ¿Qué me pasa?

España caminó detrás de él.

―A mí también me gusta él―confesó―. Así como igual te quiero.

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