46. Jacob

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—Entonces...¿Te acuerdas de mí?—Jacob parece sorprendido.

—Eras la única persona que siempre estuvo ahí...—Digo en un suspiro—De ser pésimo en Filosofía ha ser un mafioso...nada mal.

Él ríe.

—Tu sigues siendo igual  de increíble...

—Tu también—Sonrío tiernamente.

—Ojalá me hubieras dicho cosas así en aquellos tiempos.

Le miro frunciendo el ceño.

—¿A que te refieres?

—Nada,da igual.

—¿Que fué de tí? Un día desapareciste sin decir nada.

Ambos nos sentamos en el bordillo de la cama, este se hunde por nuestro peso.

Los dos bebemos de nuestro vaso.

—Mi padre estaba metido en algunos líos. Por eso nos fuimos, nos cambiamos de nombre,de entorno,de amigos....
de vida—Suspira—¿Núnca me echaste de menos?

—Solo extrañaba lo que se sentía tener un amigo. Pero no fué difícil volver a estar solo de nuevo.

—¿Sigues teniendo a Botas?

—Zeus, Liam, Zeus...deja de llamarlo botas.

—¿Por qué? Lo bien que le quedaban las botitas rojas—Ríe.

—¿Siempre le pondrás apodos raros?

El asiente.

—¿Sigue estando contigo o no?

—Sí, y espero que sea así por mucho tiempo.

—¿Greco sigue igual de gilipollas?

Le miro con mis cejas arqueadas.

—Que va, es un osito de peluche—Río.

—Y... Tus...

_—Muertos. Mis padres muertos—Antes de que termine de hacer su pregunta, respondo.

—Lo siento mucho...por tu madre, digo—Se corrije.

Sonrio entristecida.

—¿Como murieron?—Pregunta con su mano en mi muslo.

—Los maté a los dos.

Él me mira con sus ojos abiertos como platos.

—A mi padre de un disparo en la cabeza...

—Se lo merecía—Me dice.

—Y mi madre... Murió de un trastorno depresivo...

—¿Te culpas por su muerte?

Dejo de mirar al suelo para mirarle a él.
Asiento con los ojos llorosos.

—No fué tu-

—Si lo fué, le arruiné la vida.

—De que hablas, tu padre os arruinó la vida, a tí,a ella, y a tu hermano.

—Y no hicimos nada...la maltrataba, y nos encondiamos en el maldito armario, observando todo por las rejillas de la puerta.
Greco se marchó por mi culpa...Eso afectó bastante a Mamá, Papá fué más violento con nosotras desde ese día...
Y, el día que lo maté, ella me tenía miedo, ni mi miraba,me odiaba...
Tiempo después, calló en depresión y no pude salvarla.
Intentó suicidarse un par de veces, hasta el día que lo logró.

—Lo-lo siento.

—Ya no me trataba como su hija, sino como un bicho raro, cuándo cumplí 18, se fué a vivir con una amiga. Y me tuve que buscar la vida yo sola, junto a Zeus—Bebo de mi vaso hasta que me lo termino de golpe—Siempre prefirió más a Greco que a mí... Y el poco aprecio que me tenía, desapareció, desde el día que maté a John.

La hermana de Greco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora