44. Tormenta

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POV KATY:

—Más o menos 100 dias hay de vacaciones y llegan las clases de nuevo. Un problema en verano, en ocasiones es como pasarlo de miedo.

Canto en voz alta para calmarme.

Estaba empezando a dejar de sentir los pies y manos.

Mi móvil no encendía, supuse que era la batería,aunque  juraría que tenía batería, no podía llamar a nadie, y aunque lo hiciera no serviría de nada.

Empiezo a buscar algún sitio dónde poder refugiarme.

Las bolsas que cargaba pesaban cada vez más.

El granizo rozaba mi piel, eso provocaba arañazos en mi rostro y manos.

Camino en contra del viento, intento visualizar algo que me resulte conocido, pero era imposible. todo estaba cubierto de nieve, y casi ni podía abrir los ojos, aunque con mi brazo intento protegerlos.

POV CONWAY:

Horas después...

Ladridos de perro me despiertan.

Despierto en un cómodo sofá, con un terrible dolor de cabeza. Luego visualizo el sito dónde estoy, y me doy cuenta que es la casa de Katy.

Lo sé,porque la ví antes de comprarla. Y no ha cambiado mucho los muebles ni la decoración.

Me fijo bien en en el sofá, veo a Horacio acurrucado en una esquina. Zeus ladraba desesperado a la puerta.

En los ventanales que había detrás mía, se veía la gran cantidad de nieve que cubría la ciudad.
Parecía ser de noche, aunque tampoco era muy deducible debido a las nubes.

Voy a mirar el reloj de mi muñeca derecha, pero este no está.

—¿Horacio?—Muevo a Horacio para ver si se despierta pero ni se inmuta

Me levanto rápidamente, eso me provoca un leve mareo.

—Joder...

No recuerdo casi nada de lo ocurrido.

Solo la llamada de Gustabo, diciéndome que necesitaba ayuda. Pero al final todo era "una broma" para que me fuera a la playa de fiesta con él,Horacio y Claudio.

La playa estaba llena de gente, ya que habían inaugurado una pista de patinaje allí.

Luego bebí algo de alcohol,pero no tanto como para no recordar absolutamente nada...

Nuevamente observo a Zeus.

—¿Y a tí que te pasa?—Pregunto como si fuera s obtener respuesta, mientras masajeo mi frente por el dolor de cabeza que me provocaban los ladridos.

—¡Zeus!

Le llamo y este deja de ladrar y me mira atento.

—¿Y katy?—Este vuelve a ladrarle a la puerta.

—¡Que alguien calle a ese perro joder!

La voz de Gustabo suena en toda la casa.

Esta venía del piso de abajo.

Bajo las escaleras rápidamente y lo busco en la habitación de abajo.

—¿Gustabo?

Este está pálido en el suelo, junto a la cama.

—Hombre abuelo, cuánto tiempo...—Me mira.

—¿Y katy?

—Yo que sé, nos abandonó aquí...seguro está ligando con los mecánicos.

La hermana de Greco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora