63. Felicidad

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En mitad de la partida,Lamar se acerca a mí.

—Hey Katy...¿Podemos hablar?

Yo me levanto y le sigo hasta la entrada de la cafetería, donde había más privacidad.

—No hemos tenido la oportunidad de hablar mucho... pero quería preguntarte si te acuerdas de aquella noche a la perfección...es decir, la noche en la que todos nosotros te dijimos nuestros sueños...

—Sí...aunque de lo que tu dijiste no me acuerdo.

—Ah...vale.

—¿Por qué? ¿Cuál es tu sueño?

—Que todo vuelva a ser como antes...

—¿A qué te refieres?

—A cuándo vivía en un piso junto a Rosas y Soyla, mi mejor amigo y mi perrita.A cuándo nos mudamos a esta ciudad y ambos empezamos a trabajar de basureros para ganar algo de dinero...echo de menos eso...echo de menos ser feliz.

—Lamar...todo se ha acabado ya, volverás a vivir como antes—Coloco mi mano en su hombro.

—No es tan fácil...tengo muchos enemigos que no descansarán hasta que me vean muerto...ni siquiera sé si merezco vivir.

—Claro que mereces vivir, Lamar.

—He hecho cosas horribles...

—Lo sé, todos hemos hecho cosas de las que probablemente no nos sintamos orgullosos núnca,pero podemos cambiar y ser mejores.

—No sé si podré seguir adelante como si nada...¿por qué ellos pueden y yo no?—Lamar mira a Armando y a los demás.

—Ellos pueden y tú también...yo sé que puedes.

Lamar me abraza.

—Me gustas desde el primer día que te ví...

Me quedo paralizada sin saber que decir.

—Tranquila, sé que no es mutuo, tu corazón le pertenece a Conway y está claro que lo que sientes es mutuo de su parte...

—Vaya...no me esperaba esto...pero te equivocas, en algún momento fué mutuo, pero me acabé enamorando de un viejo cascarrabias—Lamar ríe por mis palabras.

—No te preocupes, princesa...Me alegra que vuelvas a ser Katy y siento todo lo que te hemos hecho

—Os perdono.

—Te quiero princesa.

—Y yo a tí Rey.

Nos abrazamos nuevamente y luego vuelvo con los chicos.

Conway tardó tiempo en llegar pero a nosotros las horas se nos pasaron volando.

Cuándo Conway entró por la puerta todos nos quedamos mirándole fijamente. Su camiseta blanca tenía algunas manchas de sangre.

Este pasa junto a Volkov por al lado de nosotros y ambos suben probablemente hasta su despacho.

Ivanov y Gonetti, también habían llegado pero estos se quedaron junto a nosotros.

Yo me acerco a ellos.

—Hola—Saludo y Gonetti me abraza.

—Te extrañé—Me dice.

—Y yo a todos vosotros...

—Hola...—Me saluda Ivanov.

—Hola mi niño—Le abrazo y beso su mejilla.

—Vaya...hay favoritos—Bromea Gonetti.

Agarro la mejilla de Gonetti y le doy un beso.

Él ríe.

La hermana de Greco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora