50. Estrellas

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Llegué a comisaría junto a Zeus, ambos llegamos con mi patrulla. Ivanov nos siguió en el suyo.

Entre las compras que hice antes, Zeus y yo, hicimos una pausa para comer algo.

Ya eran las siete de la tarde, todos estaban preparando la cafetería, haciendo de esta un lugar más acogedor.
Horacio estaba poniendo el mantel, Torrente colocaba las sillas para cada persona. Anacleto y James, estaban poniendo las cucharas, Moussa y Leonidas, los tenedores. Los cuchillos, los dejamos para alguien más responsable, Kylie.

Los demás estaban colocando algunos regalos y veo como algunos miraban de reojo los nombres que estaban escritos en estos.

Todos hacían algo...menos...

—Gustabo, nueve el culo y has algo—Le grito a Este que estaba sentado en una silla.

—Lo dice la que está de pie sin hacer nada.

—He estado de un lado a otro sin descanso, tú no ha hecho una mierda—Río.

Gustabo responde enseñando su dedo corazón.

Dejo de observar a Gustabo para luego buscar a Conway.

Salgo de la cafetería y veo a Ivanov y Volkov en el segundo despacho del piso de abajo.

Me acerco a la puerta y toco.

Ambos se giran para verme y Volkov me hace una seña para que pase.

—¿Habéis visto a Conway?—Les pregunto y ellos sonríen.

—Yo estoy bien, gracias por preguntar—Habla un Ivanov sarcástico.

—¿Que es eso de Conway?...Será Superintendente... no puede hablarle así a un superior—Habla Volkov con sus cejas levantadas.

—Amm, sí... superintendente, perdón—Me disculpo.

—Está en su despacho, hablando con la señorita Michelle—Me responde Volkov.

—Ah vale...bueno, os dejo, perdón por interrumpir.

Salgo del despacho y luego voy en busca de Zeus.
Este estaba en la cafetería, en los pues de Horacio.

—Vamos—Le digo pero él no viene.

Yo sonrió y decido dejarle allí.

camino hasta la salida de comisaría.

Ya que había que hacer tiempo, pensé en pasarme por el taller de mecánicos.Ya que tenía un pequeño regalo para los chicos.

Monto en mi patrulla y me dirijo hasta allí.

Al llegar veo el taller vacío,como cualquier trabajo en épocas de fiesta.

Agarro mi pequeña bolsa con los regalos que tenía en su interior y bajo del coche.

Camino entrando por la puerta principal y llego hasta la puerta de metal, que llevaba hasta el taller.

Doy golpes en esta y enseguida escucho gritos de rabia.

—¡Que hemos cerrado joooodeeer!

—¡Pero serán pendejooos no saben leer un pinche cartel?

Los demás eran gritos lejanos que no lograba entender.

Me quedo quieta sin moverme hasta que alguien abre.

Veo a un Armando enfadado, pero su expresión cambia al ver que soy yo.

—No quería molestar—Digo miedosa.

—¡Katy!—Tonet aparece al lado de Armando— Eras tú...pensábamos que era algún idiota que quería tunear su coche o algo así.

La hermana de Greco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora