02.- Conocerse

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- Oye Raku, ¿estás saliendo con alguien? -preguntó el rubio de repente causando un asombro en el grupo.

- ¿Qué? -sus mejillas se sonrojaron- No, ¿por qué?

- Mh, sólo preguntaba. -dijo encogiéndose de hombros- Nos vemos más tarde. -se despidió con una sonrisa al igual que Hinata.

- Insisito en que cada día es más extraño.

- Ni qué lo digas. -Takuya y Makoto se despidieron de ella para cruzar la calle.

- Bueno, chicos. Yo los dejó. -Yamawishi corrió detrás de los otros.

La llanta de su motocicleta se había ponchado por la mañana así que tocaba caminar.
El silencio era agradablemente incómodo. Ya habían pasado dos meses desde su ruptura y claramente ambos sabían como llevarlo, aunque ella de una forma más madura.

- ¿Harás algo por tu cumpleaños?

- No lo creo. No es mi estilo, ¿sabes?

- Lo sé.

Akkun la dejó en la puerta de su casa dónde su abuela regaba las flores del jardín, saludó cordialmente al pelirrojo y presionó sus mejillas.
Esa señora sí que adoraba a su ex novio, ¿por qué nadie podía entender qué no era más qué un romance adolescente?
La tarde le transcurrió rápida, cambiando llantas y comiendo con su pequeña familia. Como siempre se ofreció a lavar los trastes y sacar la basura.
Aunque se encontraba agradecida, la vida le seguía pareciendo aburrida, aunque antes vivía en un infierno, extrañaba a cierta persona que le daba sazón.

- Miren lo que hay, ¿qué haces aquí, Raku?

- Aquí vivo, Draken. ¿Tú qué haces aquí?

- ¿Eres vecina de Takemicchi?

- Si vivo en frente, ¿tú qué crees?

- ¿Siempre eres así de sarcástica? -ella arqueó una ceja- Ya entiendo. Vine a buscarlo, pero no está.

- ¿Era algo importante?

- No tanto, quería saber si ya había averiguado algo de lo que le pedí.

- Si me dices, tal vez te pueda ayudar.

- Ah, no. No es nada importante, puedo esperar. -ambos guardaron silencio y antes de que pudiera despedirse y regresar a su hogar Draken tomó el valor de hablarle- ¿Harás algo ahora?

- No. Mis abuelos ya fueron a dormir.

- Hay fuegos artificiales esta noche y hay un puente por aquí cerca. Digo, ya que hice el viaje hasta acá. -se encogió de hombros restándole importancia.

¿Salir con un pandillero al cuál había visto por mucho tres veces en toda su vida, mientras sus abuelos dormían y la noche comenzaba a presentarse? No era una buena idea. Pero de verdad comenzaba a aburrirse incluso de ella misma, amargarse tanto ya comenzaba a causarle conflicto.

- Ya qué. -entró nuevamente a lavarse las manos y por sus llaves.

Caminaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
Al llegar al puente se sentó sobre el barandal poniéndole los cabellos de punta al mayor.

- ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Puedes lastimarte!

- Sé nadar. -dijo sin más.

Cuando la noche cayó, los fuegos comenzaron a explotar. Era un espectáculo maravilloso, las luces se reflejaban en el río y le pareció lo más bonito que había apreciado durante mucho tiempo.

- Eres muy extraña, Miyagou.

- ¿Por qué lo dices?

- Cualquier chica ya hubiera brincado por el que tenía forma de corazón. Eres muy madura, o muy amargada.

- Al igual que tú. Cualquier chico ya hubiera tomado la oportunidad de estar a solas con una chica, con fuegos artificiales en forma de corazón. -rodó los ojos- Ya sabes, las hormonas.

- Já. Ya lo creo. -se recargó en los tubos y siguió mirando- Me causas mucha intriga.

- ¿Y a quién no?

- ¿Siempre has vivido aquí?

- Sí, algo así...

- ¿Qué es lo qué te lleva a ser así?, -de reojo lo miró intrigada- ¿cuál es tu historia?

- ¿Mi historia? No tengo ninguna historia. Siempre he sido así.

Guardaron silencio un par de minutos más, loa fuegos artificiales seguían y seguían.

- Mi mamá me abandonó a los dos años en un prostíbulo, mi vida cambió cuando conocí a Mickey.

Se sorprendió que se sincerara tan repentinamente, solo lo hizo. No la estaba mirando, ni nada, solo seguía con la mirada en la belleza que se reflejaba en el agua.
Tal vez estaba juzgando mal, tal vez no todos los pandilleros eran la basura que ella conocía, tal vez estaba juzgando mal a Draken sin siquiera conocerlo.
Los fuegos cesaron, ¿y ahora qué tenía qué decir? ¿Sólo se levantaba y se tendría que marchar?

- Vamos, se hace tarde. No quiero meterte en problemas. -dijo el rubio y comenzó a caminar de vuelta a su casa.

Bajó con cuidado y comenzó a seguirlo, una vez más siguieron en silencio pero no le pareció incómodo. Le gustaba su compañía aún sin saber porqué. No era un silencio como el que ocurría con Akkun, era diferente y de cualquier manera le gustaba.

- Mi papá se metió en problemas con unos pandilleros, vivíamos en la costa para esa entonces. Pasaron muchas cosas y por seguridad mi madre y yo nos mudamos aquí hace ya bastantes años. -Draken la miró intentando averiguar su estado de ánimo- Recuerdo un fin de semana, fuimos a visitarlo. Pero él la mató. -miró sus manos y comenzó a tallarlas como si intentara quitar algo. Abrió los ojos bastante sorprendido por lo ocurrido- Intenté salvarla, no pude. Él terminó en prisión al igual que la pandilla. Y yo sigo viviendo aquí... Por eso es que no soporto a los pandilleros.

- La Toman es diferente, vamos a marcar una diferencia. Yo soy diferente. -la chica frenó de pronto y él giró a verla.

- Te creo. -dijo mirándolo fijamente a los ojos- Y siendo así, creo en tus amigos y en tu pandilla. -se encogió de hombros y siguió caminando- No me decepciones, Draken.

Al llegar a su casa no se contuvo y una extraña sensación nació dentro de él. Una muy extraña pero no pudo ignorarla. Se acercó a ella y le dió un abrazo, ella al principio se sorprendió y antes de golpearlo su corazón volvió a suavizarse devolviendo el gesto.

- No voy... Vamos. No vamos a decepcionarte. -ambos suspiraron liberando una carga emocional- No tienes porque volver a conocer la soledad.

- Tú tampoco, Draken. Nos vemos.

Sin decir más, dió la vuelta y entró a su hogar.

Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora