34.- El monstruo de la isla

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Conforme los días pasaban, sus nervios se hacían más grandes. Aún no había noticias de su padre y temía que algunos de ellos tres salieran heridos.
Por otro lado, Draken estaba sumamente extraño, pasaba demasiado tiempo con Takemichi y aún no le decía que estaba una pandilla o porque su amigo había regresado. El rubio la había estado evitando durante todo ése tiempo.

Yamafishi, Akkun, Makoto y Takuya jugaban a las cartas mientras ella terminaba de ordenar la oficina del taller, saliendo irían los cinco al cine a ver una nueva película de héroes extranjeros.
La campana de la entrada sonó y se preocupó al darse cuenta de que las risas de sus amigos habían parado. Al salir de la oficina se dió cuenta del porqué.

- ¡No te la vas a volver a llevar! -exclamó de pronto Akkun.

- ¡No chicos!, ¡esperen! -se puso entre ellos para evitar un conflicto- No es lo que parece, les voy a explicar pero por favor, no digan nada y quédense aquí.

- E-está bien. -tartamudeó Yamagishi.

- Pero si te atreves a ponerle una mano encima... -Makoto lo señaló.

- ¿Qué? -Rindō respondió desafiante, el azabache retrocedió unos pasos- Patético. Eso pensé.

- Ven conmigo. -Haitani la siguió hasta la oficina y comenzó a juguetear con los adornos que tenía en el escritorio- ¿Qué ha pasado?

- Lo haremos mañana. Es muy importante que no te expongas, si es posible, no salgas de tu casa. Nos estamos metiendo con tipos muy peligrosos.

- Entiendo. ¿Algo más?, ¿puedo ayudar con algo?

- No, en nada. Sólo eso. Ran está preocupado por ti, así que sólo no te expongas, ¿de acuerdo?

- De acuerdo.

- Y me pidió que te entregara esto. -dejó un bulto sobre mesa- Sólo es por si las dudas, por si tienes que defenderte.

- ¿Qué es? -apenas se dió cuenta le soltó- No puedo tener un arma, mucho menos aquí. Si por alguna razón alguien la encuentra pondría en duda el buen nombre de mis abuelos.

- Entonces en tu casa, llévala contigo, no sé, guárdala bajo llave. Pero Ran quiere que la tengas sólo por si acaso, en especial ahora que estamos tan cerca de hacerlo... No quiere perderte. Y Rōnin tampoco.

- Rōnin, lo hizo hace mucho tiempo. -tomó la pistola y la guardó en un cajón con llave.

- No creo que sea bueno que lo apartes así.

- Es lo mejor para todos. -bufó- Cuídense mucho. No quiero que ninguno salga herido.

- No tienes que darme consejos, lo sabes. -salieron de la oficina juntos, sus amigos aún estaban esperando y tan confundidos cómo al principio- Cuando esté hecho te buscaré.

- Gracias... Dale mis saludos a ambos.

- Ya lo creo. -miró con superioridad a los otros y salió de la tienda asegurándose que nadie lo viera. Pero Draken y Takemichi estaban detrás de un carro, escondidos desde que llegó. Ken ya sabía de las varias visitas que Rindō le hacía, pero le reventaba el estómago de coraje al ver que ella no le decía nada, incluso mentía. Por otro lado, Takemichi, aún nervioso por lo que había ocurrido en el futuro se preguntó si era buena idea unir a los Haitani y Rōnin con Raku, solo por si llegaba a necesitarlo.

La pelirroja, les explicó a los cuatro que se trataba de un asunto con Rōnin y su padre, pero al no querer verse, utilizaban a Rindō como medio de comunicación.

- Así que por favor, por favor, por favor. No le digan nada de esto a Draken, nada. Él no debe de enterarse que Rindō estuvo aquí, aún no.

- ¿Y el mayor? -preguntó Takuya- Agh, ¿cuál era su nombre?

Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora