39.- Los sin nombre

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- Ryuguji Ken. -soltó una carcajada- ¿Qué haces aquí?

- Quiero hablar contigo. -respondió jadeando por correr desde la estación hasta su casa- Con ustedes tres. Necesito ayuda.

Los tres se miraron entre sí y luego estallaron en risas.

- Siéntete cómo en casa. Debes de estar desesperado, ¿qué te hace pensar qué vamos a ayudarte?

- Porque sé que quieres lo mejor para Raku, quieres cuidarla. Y tú también. -miró a Rōnin- ¿Me equivoco?

- ¿Y qué es lo qué pretendes?

- Brahman no podrá contra los antiguos miembros de Odac, ustedes tienen más oportunidad que ellos.

- ¿Quieres unirte a Rokuhara Tandai? -cuestionó Rindō.

- No, abandono Brahman para unirme a ustedes tres. Sé que tienen sus negocios fuera de Rokuhara. No quiero ser parte de una deidad. Sólo quiero protegerla, para eso necesito..., necesito la estúpida sangre fría que ustedes tienen y tal vez más dinero para llevarme a Raku lejos de todo.

- ¿Sabes? Para mí sería muy fácil pintarte un tiro aquí mismo. -Ran extendió la mano y Rōnin le pasó una pistola- Me deshago de ti, ya no serás un problema ni para mí ni para Rokuhara Tandai. -le apuntó a la cabeza y sonrió- ¡Pum! Mi camino con Raku estaría libre.

- No lo harías porque sabes que esto la va a destrozar y tú no quieres eso.

- Debes de tenerlos muy grandes para venir a nuestro territorio y hablarle así en su propia casa. -señaló Rōnin.

- No lo molesten. Sólo quiere dinero fácil.

- No. Lo que quiero es protegerla.

- Entendido. -Ran se puso de pie y caminó al fondo de la casa sin la pistola y con una sudadera- Vámonos. -le arrojó la prenda.

Draken se sacó la camisa empapada que llevaba y se puso la sudadera que el mayor le dió. Los cuatro salieron de la casa y afuera ya había varias personas esperándolos como si fueran una extraña clase de seguridad.
Lo siguió por las ruidosas calles de Roppongi hasta llegar a un club nocturno, la gente de seguridad les abrió el camino sin ningún problema guiándolos hasta lo que pensó era la mejor área del lugar. En cuánto los cuatro tomaron asiento en los pequeños sillones algunas mujeres lindas se acercaron a ellas, sentándose a lado y sobre sus piernas.

-Lo siento, no estoy interesado. -frenó a una antes de que sentara sobre él.

- Vamos, te vas a divertir. -dijo otra a lado suyo haciéndole caricias en la oreja.

- No quiero ser grosero, me gustaría que ninguna me acompañara. -las tres miraron a Ran que con un gesto de mano les indicó que lo dejaran en paz- ¿Esto es lo qué hacen?

- Oye, yo no te digo cómo vivir tu vida. -le dijo Rōnin mientras recibía caricias de una de ellas. Miró a Rindō que aunque parecía pasarla bien también vio a Rōnin con desapruebo.

Los meseros se acercaron y dejaron una botella de whisky, sirviéndose un vaso a cada uno. Ran tomó el de Draken y añadió agua mineral.

- Se nota que esto no es lo tuyo.

- En lo absoluto. -tomó el vaso y le dio un trago, a decir verdad pensó que sería peor.

Pasó las horas viendo cómo Rōnin y Rindō disfrutaban de la compañía de las mujeres que pululaban a su alrededor, y cómo varias veces el mayor de los Miyagō ingeria drogas.
Ran lucía despreocupado, poco a poco se fueron quedando solos en la mesa con una sola chica haciéndole compañía. Comenzaba a fastidiarse pero aunque no lo quisiera tenía que atenerse a las reglas de ellos.

Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora