Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo Revengers

51.- Pérdidos.

⚠️CONTENIDO CON VIOLENCIA. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.⚠️

Su vista comenzaba a enfocarse, veía a su hija inhalar algo de la mesa, llevaba el cabello recogido pensó qué de perfil se parecía a su difunta esposa, Kyomi.

- ¿Raku? -se quejó- ¿Qué estás haciendo?

- Hasta que despiertas. -talló su nariz y frunció el seño- Por un momento pensé que ya estabas muerto.

- ¿Qué...?, ¿qué estás haciendo? -intentó incorporarse pero estaba atado de pies y manos- ¿Qué mierda? ¡Dime qué está pasando!

- ¿No te das cuenta? -Raku se levantó y caminó a una silla frente a él. La observó, sus manos estaban llenas de sangre y su ropa estaba manchada de la misma- ¿No?, ¿nada? Tenías razón, tengo un problema, pero nunca fue Rōnin, debí actuar así desde hace mucho pero mi problema eras tú. Cada que me miro en el espejo veo tus ojos, el mismo color de ojos y esta expresión cómo si siempre estuviera enojada. Por eso teñí mi cabello, porque no quería parecerme a ti, por eso no te maté antes, porque no me quería convertir en una asesina, no me quería convertir en ti. Pero Kiyomazu y Ozanai están muertos. -miró sus manos y comenzó a tallar la sangre seca en ellas- Y ahora también los dos estúpidos guardias que tenías.

- Recuerdo haber estado cenando, las luces se apagaron y escuché un grito, luego caí inconsciente. -miró a su alrededor.

- Fuiste muy estúpido al volver a esta casa, a nuestra casa, la conozco tanto cómo a mí, cada punto ciego, todos los escondites. Yo me escondía para que no me golpearas; a veces me despierto por las noches llorando, siento que mi espalda arde. -se puso de pie y caminó hasta el apagador, las luces se pusieron rojas- Arde, siento que mi piel se está abriendo. Cuando mi vida va mal, todo se ve así. Rojo. No percibo olores, porque entonces todo huele a hierro, a sangre. Me explicaron que era "normal", son traumatismos. -caminó hasta él y se sentó justo en frente en el piso- Pasé casi toda mi vida odiándote, deseando tu muerte. -Hiroki no pudo ver de dónde pero sacó un cuchillo y se lo enterró en la pierna derecha- ¿Te acuerdas de cómo mataste a mi madre? -sollozó- La apuñalaste frente a mí. -sacó el cuchillo y volvió a clavarlo- ¡Quise ayudarla pero murió en mis brazos! -repitió la acción varias veces.

- ¡Raku detente! -aulló con dolor- ¡Lo siento!

- ¡¿Lo sientes?! ¡Pues yo lo siento más! -lo tomó de la mandíbula- ¡Debí matarte hace años! ¡Debí envenenarte cuando comenzaste a golpear a mamá! ¿QUIÉN IBA A SOSPECHAR? ¡NADIE! -volvió a enterrar a el cuchillo y sacarlo repetidas veces- Nadie iba a sospechar de un maldito adicto cómo tú, estabas metido en problemas hasta el cuello.

- Tú no eras así. -dijo entre lágrimas.

- Tú me hiciste así.

- Detente. -suplicó- Por favor detente.

- ¿Te detuviste la primera vez que me golpearte? ¿No? ¿No recuerdas? Fue justo aquí. Recuerdo que cada semana cambiaban la alfombra porque estaba llena de sangre y ya no salía con nada, hasta que dejaste de hacerlo. Este cuarto huele a sangre, huele a mí a mi sufrimiento. Se escuchan mis gritos, los de mi mamá, el llanto de Rōnin. No voy a detenerme. -se puso de pie y abrió la puerta- Hanma, ayúdame a voltearlo.

El joven puso cara de asco al ver la terrible la situación en la que se encontraba ese hombre, pero había ido por órdenes de Mickey, que fue él quién le dió permiso de ir contra su padre, sus horarios y ubicación. Sólo no pensaba dejar que algo le pasara, era la persona a quién más había amado su mejor amigo y sólo quería mantenerla a salvo.

- Te estás volviendo loca, Raku.

- Largo de aquí, porqué voy empezando. -en el piso había un cinturón lo tomó y a paso lento se acercó a él.